DECLARAR O NO DECLARAR

Begoña Gómez, la amada del presidente del Gobierno, decidió seguir los consejos de su abogado, Antonio Camacho, y acogerse a su derecho a no declarar ante el juez que la investiga por delitos de corrupción en los negocios y tráfico de influencias. He escuchado a algunos comentaristas decir que con esta decisión la señora Gómez evidencia que “algo oculta” y a otros decir que “quien nada teme no se niega a declarar”. Discrepo de ambos, aunque considero que la investigada se equivoca de estrategia. No declarar no presupone culpabilidad, pero me malicio que la decisión de optar por el silencio la ha tomado Pedro Sánchez temeroso de que las palabras de su amada puedan acreditar que no todo es tan falso como dicen ellos.


Begoña se acoge a su derecho a no declarar

La legislación española establece el derecho a no declarar de un investigado. O el de no responder a alguna de las partes, y ejercer un derecho no puede presuponer culpabilidad. Otra cosa es que la decisión de no declarar favorezca o perjudique a sus intereses. Lo que nunca he terminado de comprender es que haya quienes decidan, y son muchos, responder solo a su defensor y no a las acusaciones. En este caso Gómez y su abogado han optado por el silencio absoluto.

La instrucción de la causa contra Begoña Gómez creo que no está siendo adecuada. El juez instructor en una resolución escribió que los hechos objeto de investigación “son todos los actos, conductas y comportamientos que se han llevado a cabo por la investigada desde que su esposo es presidente del Gobierno que se contienen en la denuncia inicial”. El abogado de Gómez considera que afecta a su derecho de defensa la inconcreción de la acusación. Pero la conducta del juez Peinado no justifica el linchamiento puesto en marcha de modo irresponsable por el Gobierno, con el ministro de Justicia a la cabeza, en defensa de la esposa del presidente.

He tenido que comparecer como acusado en muchas ocasiones, y jamás me he negado a declarar o a no responder a quien me acusa. Al contrario, he tenido especial interés en ambas cosas. Y es que considero que no hay mejor defensa que la verdad. Además declarando la verdad, y aportando pruebas que la soportaban, he ganado la inmensa mayoría de esos procedimientos judiciales.

Desde la discrepancia, entiendo y respeto la decisión de la señora Gómez de no declarar, pero si, como defiende el ejército de defensores de Begoña Gómez todo es falso, un bulo puesto en marcha por la máquina del fango, creo que sería más atinado demostrar esa falsedad. Pero en vez de apostar por demostrar que todo es falso han optado por buscar en la causa errores procedimentales pensando, creo yo, más que en la Audiencia Provincial o en el Supremo, en el Constitucional.


Estrategia de defensa al no declarar

Si considero importante recordar quien es Antonio Camacho, el abogado de la señora Gómez. No creo que haya acertado en la elección de su defensor. Camacho fue secretario de Estado de Interior con Rubalcaba de ministro, al que después sucedió en el cargo. Ocupando él la secretaría de Estado se produjo el Caso Faisán. Recuerden, cuando desde Interior se avisó a ETA que se iba a producir una redada en el bar Faisán de Irún para detener a los responsables etarras de cobrar el denominado “impuesto revolucionario”.

Un hecho de una gravedad insuperable que acredita la catadura moral de quienes tomaron esa decisión y el respeto por las leyes que profesaban. Camacho es más político que jurista, e intuyo que en la estrategia de defensa de Begoña Gómez está siguiendo las instrucciones del propio presidente. No va a pasar a la historia Camacho por su talla como jurista.

No me parece que deje muy bien a su cliente que en la primera citación dijera que estaba deseando declarar, pero que sin haberle sido notificada una de las querellas no podía hacerlo. Y, que en la segunda citación, la que estaba deseando declarar dijera que en uso de su derecho no iba a hacerlo. Es evidente que desde el minuto uno tenían decidido que Gómez no declarara. Todo lo demás, puro teatro.

Antonio Camacho, tras negarse la señora Gómez a declarar, manifestó a la prensa que le había recomendado a su cliente permanecer en silencio porque “el tribunal no ofrece garantías y porque la investigación carece de objeto alguno”. Lo de que el Tribunal no ofrece garantías es para nota tratándose de un abogado. Primero, no es un Tribunal, es un órgano judicial unipersonal, un juzgado de instrucción. Y segundo, la investigación si tiene un objeto. Incluso varios, otra cosa es que, en uso de su derecho, Camacho y su cliente consideren que se trata de una investigación prospectiva. El juez Peinado no ha estado nada fino, sin duda.


Silencio absoluto por parte de la señora Gómez

No me parece una estrategia de defensa acertada ese ataque al juez instructor, que también ha padecido ataques inadmisibles desde el Gobierno y desde los numerosos medios progubernamentales. No considero que el juez, por esos ataques, vaya a dejar de actuar según la ley. Aunque quizá Camacho se equivoque influido por su vinculación política con el PSOE y su pasado vinculado a un ministerio de Interior que evidenció nulo respeto por la ley, llegando incluso a advertir a terroristas de que se iba a producir una redada porque estaban negociando con esos terroristas. En un Gobierno del mismo partido que en su día organizó una banda terrorista para asesinar y secuestrar terroristas.

Curioso también que la señora Gómez y su defensor hayan solicitado al juez que no declaren dos vicerrectores de la Universidad Complutense. Cada quien tiene derecho a establecer su estrategia de defensa en caso de ser acusado. Faltaría más. En mi modesta opinión, reitero, no hay mejor defensa que la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Gómez y Camacho parece que no quieren que nadie hable. El silencio ceo que no ayuda a defenderse. Este silencio absoluto que pretenden acusada y abogado más se parece a una omertá.

No digo que deba presuponer culpabilidad, pero ante un juez o un tribunal no se me ocurre nada mejor para defenderse que hablar, decir la verdad y probarla documentalmente. Declarar o no declarar, una decisión muy personal. Yo que Begoña Gómez declararía cuanto antes. No creo que el silencio le vaya a ayudar en nada. Pero yo no soy su defensor. Camacho y ella sabrán lo que se hacen. Me he tomado la molestia de escuchar varias intervenciones de la señora Gómez en su máster de la Complutense y en la empresa Inmark. Da miedito constatar la vacuidad de la señora, que se expresa con un lenguaje modernito que poco tiene que ver con el rigor académico.


La señora fundraising

Les dejo unas perlas literales: “el marketing de 360 grados es el resultado de aplicar diferentes herramientas y acciones para un cliente potencial donde conviven la multicanalidad y la segmentación. Hoy el cliente está empoderado, por lo tanto, tenemos que trabajar con una inteligencia comercial que conviva con una estrategia multicanal que nos va a hacer conseguir más clientes y más longevos. Hay que contribuir desde el negocio a los objetivos de desarrollo sostenible, cómo dibujar una estrategia transversal y cómo tu impacto afecta a tus grupos de interés”. Y, claro, la joya de la corona: “esto se está dando cada vez más dentro del mercado, elementos de comunicación y captación de fondos, entonces a partir de estos perfiles incrementan la estructura de fundraising dentro de las organizaciones”.

Me la imagino contándole esto al juez Peinado y quizá por ahí encuentro razones para su silencio. Pero hasta la fecha la señora Gómez tiene todo el derecho, claro está, a la presunción de inocencia. Otra cosa es que políticamente no tenga un pase ver cómo la amada del presidente hacía negocios aprovechándose de su condición de esposa del presidente.

Suena cómico e insultante ahora lo que escribió Sánchez a la ciudadanía cuando los cinco días de vacaciones para pensar: “Como es lógico Begoña defenderá su honorabilidad y colaborará con la Justicia en todo lo que se le requiera para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia como inexistentes”.

Con su silencio la señora Gómez no ayuda en nada a esclarecer los hechos. Son ciertos, aunque corresponde a la Justicia establecer si constituyen o no delito. No sé si en su master de fundraising en el que enseñaba a pillar dinero público recomendaba también silencio a sus alumnos. No lo creo porque para pillar tienen que hablar. Y ahora a ver que declara Barrabés, que cómo se explaye puede comprometer seriamente a la señora fundraising.


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