Todos ustedes saben que pienso que las penas privativas de libertad que impone el Código Penal, no son una venganza de la sociedad. Y que todos los presos, sea cual sea el delito que hayan cometido, merecen recibir el mismo trato. Deben acceder en condiciones de legalidad e igualdad a los beneficios penitenciarios que establece la legislación vigente. Por ello, el espectáculo del trato privilegiado que reciben los presos de ETA me parece intolerable. El responsable del asunto no es el director general de prisiones, ni tampoco el ministro de Interior, Fernando Grande Marlasca. Es el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Negocia con Bildu y se ha apoyado en esta formación política liderada por etarras acreditados. Es el responsable del disparate que estamos viviendo.
Pedro Sánchez tiene un problema con este asunto y con la Unión Europea. Una misión enviada a España se reunió el pasado mes de noviembre con víctimas del terrorismo y con todas las autoridades e instancias afectadas por el asunto. Esta misión está conformada por un representante de uno de cada uno de los cuatro principales grupos del Parlamento Europeo. El informe de esa comisión deja constancia de cómo el 44% de los asesinatos de ETA aún no han sido resueltos. Con lo que ello supone para los familiares de los asesinados que ven cómo los crímenes de ETA quedan impunes… casi la mitad de ellos.
El informe hace una serie de recomendaciones al Gobierno español. Por un lado, penalizar los homenajes a los asesinos y cualquier otra humillación a las víctimas. Impulsar la investigación de esos casos por la Fiscalía sin considerarlos prescritos. Realizar llamamientos a la cooperación a cualquier persona que tenga información sobre esos crímenes. Protegiendo eso sí, la confidencialidad de la denuncia y el anonimato del denunciante. Considerar los asesinatos de ETA como crímenes contra la humanidad de naturaleza imprescriptible. Perseguir a los dirigentes históricos de ETA como instigadores de los atentados cometidos durante el tiempo que permanecieron al frente de la banda. Y garantizar que los beneficios penitenciarios de los condenados por terrorismo estén vinculados a la cooperación en la resolución de los atentados de los que tengan conocimiento como muestra adicional de la autenticidad de su arrepentimiento.
Privilegios para los presos etarras tras el acuerdo con Bildu
La realidad es que los presos etarras consiguen progresiones de grado penitenciario. Con base en falsos arrepentimientos efectuados a través de formularios tipo con expresiones ambiguas. Son traslados a prisiones cercanas a los domicilios de sus familias y excarcelaciones. He conocido a través de los medios de comunicación el contenido del denominado Informe Kubati y me he quedado estupefacto. Este informe está elaborado por la Guardia Civil durante la investigación de una fiesta de recibimiento a un etarra liberado. He visto que durante meses ha sido José Antonio López Ruiz “Kubati”. El etarra que asesinó entre otros a Dolores González Catarain, “Yoyes”. Ex miembro de ETA que abandonó la banda en 1979.
Una vez en libertad es hombre clave en la decisión de qué etarras obtienen beneficios penitenciarios tras los acuerdos del Gobierno de Sánchez con Bildu. Constan mensajes de WhatsApp de Kubati, jefe del colectivo de presos y organizador de los homenajes a etarras, a un alto cargo de Interior indicándole nombre y apellidos de etarras y prisión vasca a la que han de ser trasladados. E incluso sugiere la necesidad de que la Fiscal General del Estado releve a Jesús Alonso, fiscal jefe de la Audiencia Nacional, por una persona más dócil con la dinámica de beneficios a los etarras. Probablemente en breve Loli Delgado actúe en consecuencia.
Me resulta más escandaloso aún el asunto cuando conozco de primera mano la decisión del director de la prisión madrileña de Valdemoro de denegar un beneficio penitenciario a uno de los condenados en el Caso Gurtel. En cinco años no ha gozado de beneficio alguno, argumentando que no procede que obtenga ningún permiso dado que “pertenece a una peligrosa banda criminal”. Que el mismo Ministerio de Interior actúe así con una persona condenada por un delito económico y a la vez libere a condenados por asesinatos y terrorismo resulta una ignominia.
En otro de los WhatsApp de Kubati con el alto cargo de Interior se dice de un etarra que primero se le va a trasladar de prisión para que “luego le den permiso para irse a casa cagando leches a disfrutar un poco de la vida”. El etarra en cuestión era ni más ni menos que José María Arregi “Fiti”. Ex jefe del aparato logístico de ETA, que no parecía plantearse cuando planificaba, ordenaba o cometía sus asesinatos que sus víctimas pudieran seguir disfrutando de su vida. Entre sus víctimas estaban las de los atentados de Hipercor en Barcelona o la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Atentados en los que murieron adultos y también muchos niños.
El Parlamento Europeo le recuerda a Sánchez en este informe que mitigar la acumulación de horrores cometidos por ETA en la España contemporánea, no en la de nuestros antepasados, requiere de una política integral basada en la Justicia, la dignidad y la memorias a las víctimas. En la penúltima recomendación propone que “en los casos que no puedan ser resueltos mediante un procedimiento penal, deben impulsarse acciones encaminadas a la búsqueda de la verdad, el recuerdo y la paz”.
Resulta vomitivo constatar el nivel de indignidad de un presidente de Gobierno que acepta, en una negociación para mantenerse en el poder, ceder ante asesinos. A la vista del incumplimiento reiterado por parte del Gobierno de las recomendaciones del Parlamento Europeo, habrá que ver si la Comisión Europea obliga a Sánchez a cumplirlas, en un asunto de máxima gravedad, de orden ético y moral. Debiera hacerlo la Comisión con el mismo entusiasmo con el que establece condiciones económicas o laborales para la entrega de los fondos europeos.
Por ahora el gran éxito a este respecto de Sánchez es que Kubati haya aceptado evitar las palabras “ongi etorri” (bienvenido). Hacer los homenajes en lugar privado. Y organizar después un día de la solidaridad para que los amigotes del pueblo puedan mostrar su cariño al asesino puesto en libertad con “una comida, una cena, una salida al monte, una charla. Cada pueblo lo que quiera”. Y a disfrutar de la vida. Mientras presos con delitos infinitamente menos graves y condenas mucho menores se pudren en la cárcel sin beneficios porque no disponen de una organización política que negocie con el Gobierno. Esto si que es lo que hay. Y es repulsivo, al menos para mí.
Y además…
- La película “El buen patrón” resultó ganadora en la insoportable gala de los Premios Goya celebrada en Valencia. Película dirigida por Fernando León de Aranoa y protagonizada por Javier Bardem. El productor de la película es el empresario Jaume Roures. Me confirman que los guionistas no se inspiraron en Roures para escribir el guion de El buen patrón. Roures subió al escenario a celebrar como propio el discurso de la película cuando la realidad es que él no se ha significado en sus empresas por defender los derechos de sus empleados. Roures por ejemplo, se cargó la edición en papel del diario Público. Y forzó que los más de 130 despedidos tuvieran que recurrir al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) para cobrar sus indemnizaciones. Otro detalle curioso de estos Goya fue cuando Carmela Martínez Oliart subió al escenario con sus compañeros a recibir el premio a mejor cortometraje por “Tótem loba”. Carmela es la hija de Joaquín Sabina, que celebró su cumpleaños cantando junto a Leiva en la Gala. En su discurso, Carmela se limitó a decir que le dedicaba también el premio “a mi padre, que está aquí”, sin más. La verdad, quedó un poco frío. Sabina se merecía algo más, tan joven y tan viejo, en su 73 cumpleaños.
- Me resulta insólito como la comparecencia en comisión parlamentaria del profesor y catedrático de farmacología Joan Ramón Laporte Roselló, sobre los posibles efectos adversos de las vacunas contra el Covid, ha sido silenciada por los medios de comunicación más relevantes. Laporte dijo en una explicación en la que aportó las fuentes de sus afirmaciones que “los ensayos clínicos no han demostrado que las vacunas salven vidas. Se habrá visto en otros estudios la tendencia a disminuir las hospitalizaciones pero no hay una evidencia en términos oficiales de esta medicina mercantil en la que vivimos de que las vacunas salven vidas”. Y dijo también que la campaña de vacunación fue “un experimento global sin precedentes en la historia de la humanidad”. Había muy pocos diputados en la sesión. Laporte se comportó de modo muy respetuoso con la institución que le recibía. Y también se mostró partidario de la inoculación de una o incluso dos dosis en personas vulnerables. En general, fue muy crítico. En cualquier sociedad avanzada la intervención del profesor Laporte habría suscitado interés e incluso gratitud pues no resulta habitual que un científico autorizado comprometa su prestigio atreviéndose a sostener lo contrario que el discurso oficial. Y la prensa habría abierto un debate sobre la materia con especialistas de su misma categoría profesional que refutaran, rectificaran o complementaran sus afirmaciones. Aquí en España, no. El tragacionismo absoluto de nuestra sociedad provocó que inmediatamente el profesor Laporte fuera calificado de “antivacunas negacionista”. Incluso el video de su intervención ha sido censurado. Y por supuesto el coro de tertulianos oficiales han lapidado al profesor Laporte. Seguro que algunas de sus afirmaciones son discutibles pero es un científico solvente. Un hombre honrado que ha estado dispuesto a comparecer en el Parlamento a defender sus tesis sabiendo la que le esperaba. Le robo la cita evangélica a Juan Manuel de Prada: “Dejadlos: son ciegos que guían a otros ciegos”.