DE MARQUESAS, TERRORISTAS Y GOLPES DE ESTADO

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La semana ha tenido como protagonista al ministro Fernando Grande Marlaska, en la picota en su intento de obstruir la investigación judicial sobre la manifestación feminista del 8-M, y a Pablo Iglesias, vicepresidente del Gobierno, con mando en plaza, que para distraer la atención del personal centrado en Marlaska la ha liado en el parlamento con su actitud macarra y populista, desde esa superioridad moral que se atribuye como buen izquierdista.

Iglesias primero se dirigió en la sesión de control reiteradamente a Cayetana Alvarez de Toledo como “señora marquesa”, en alusión al título nobiliario heredado de su padre. La diputada del PP le respondió con un misil dialéctico “usted es hijo de un terrorista”, en alusión a la militancia del padre del vicepresidente, Javier Iglesias Peláez, en el FRAP, organización terrorista creada a partir del Partido Comunista de España marxista leninista PCE (ml).

Que el padre de Iglesias militaba en el FRAP es algo que se sabe porque su hijo lo ha contado y escrito varias veces, la última esta misma semana en un tuit que acompañaba de una canción: “Os dejo una canción que me cantaba mi padre frapero”. Otros testimonios de militantes del FRAP respaldan la afirmación del hijo respecto a la militancia de su padre. A la vez se sabe que el señor Iglesias nunca participó en ninguno de los atentados de los FRAP.

Alvarez de Toledo no llamo asesino al padre de Iglesias, pero constató su militancia en una organización terrorista. Los “defensores” públicos de los Iglesias, en la política, la abogacía y los medios insisten en que cuando fue detenido y encarcelado en abril de 1973 lo fue por repartir propaganda para una manifestación convocada para el 1 de mayo de ese año. Esa manifestación fue el estreno de los FRAP en el asesinato. Cuando la Policía comenzó a disolver a los manifestantes, algunos de ellos se enfrentaron directamente a los policías, sacaron armas blancas y uno de ellos le seccionó la yugular a Juan Antonio Fernández Gutiérrez, subinspector de policía de 21 años. Los FRAP dijeron que habían “ajusticiado a un esbirro de la Brigada Político Social con una larga carrera criminal en el País Vasco”.

La propaganda que repartía Iglesias para asistir a esa manifestación era la distribuida por el PCE (ml) y el FRAP, y por lo tanto parece muy veraz la afirmación del hijo de que su padre militaba en esa organización terrorista, que después asesinó a cinco policías. Tres miembros de los FRAP fueron condenados a muerte y fusilados por el régimen franquista.

Iglesias, como tantos en la izquierda española, tratan de acreditar sus convicciones democráticas presumiendo de militancia antifranquista. Como al vicepresidente le pilló muy joven, presume de la militancia paterna, y de su desapego respecto al PCE, al que consideraban y consideran un partido aburguesado que pactó con los herederos de la dictadura, cuando la realidad es que el PCE, no el PCE marxista leninista, el PCE de Santiago Carrillo fue protagonista esencial de la lucha contra el dictador y de la transición a la democracia.

Esta semana ha habido también quien ha justificado a los asesinos terroristas de FRAP y ETA que mataron durante la dictadura “porque los que lucharon contra el dictador son luchadores por la democracia”, cuando asesinar es tan grave y repugnante cuando se hace en dictadura como cuando se hace en democracia, como hizo ETA mayoritariamente.

Álvarez de Toledo creo que se equivocó entrando al trapo de Iglesias, y se le echaron encima desde todas las orillas, incluso desde su propio partido, por llamar terrorista al padre de Iglesias. Lo cierto es que Iglesias tiene la piel muy fina en esta materia en la que es experto, y se cree con el monopolio de poder llamar terrorista a quien el le plazca, lo sea o no lo sea. En diferentes ocasiones lo ha hecho, y entre otros se lo ha llamado a Felipe González (“tiene el pasado manchado de cal viva”), a Mariano Rajoy y al propio PP, a Rodrigo Rato y también a los empresarios Amancio Ortega y Juan Roig. A quien no se lo ha llamado nunca es a Arnaldo Otegui, etarra experto en secuestros, con quien mantiene una estrecha relación política y de amistad y a quien considera un hombre de paz.

Y cuando no había terminado el eco de este rifirrafe entre Iglesias y Álvarez de Toledo, el vicepresidente compareció en la comisión para la reconstrucción creada en el Congreso, presidida por el socialista Patxi López. Allí, envalentonado. Acusó a VOX de querer dar un golpe de Estado pero no atreverse a hacerlo. Inicialmente Patxi López amparó a Iglesias, para al cabo de un rato pedir perdón por haberlo hecho y por el tono del debate. En su intervención, Iglesias además de acusar a Vox de golpista indignó al PP y decepcionó a Ciudadanos porque en vez de acudir a hablar de las políticas sociales, económicas y sanitarias para salir de la crisis, acudió a liarla, y lo consiguió. Y como broche macarra y despectivo, cuando el diputado de Vox abandonaba la sala por la falta de respuesta del presidente ante las graves acusaciones de Iglesias, este se dirigió a él como debe hablarle al servicio doméstico en su chalet de Galapagar: “Cuando salga cierre la puerta”.

Hablando de golpes de Estado, más se acerca a ello el Gobierno de Sánchez e Iglesias con el recorte de libertades y el intento de liquidar el espíritu de la transición y la Constitución, la masacre contra la división de poderes y el mantenimiento de un estado de alarma ya innecesario. Pero Iglesias tiene bula para acusar y faltar a diestro y siniestro mientras España sufre una crisis sanitaria, económica, social, política e institucional sin precedentes.


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