CORRECCIÓN POLÍTICA Y CENSURA HASTA EN EL DEPORTE

La dictadura de los ofendiditos y lo políticamente correcto crece al mismo ritmo que la censura, y no se libra ni el mundo del deporte. Max Verstappen, el supercampeón de la Fórmula 1, fue sancionado el viernes a realizar algún trabajo comunitario por decir en las comunicaciones con sus ingenieros, a 250 kilómetros por hora, “fucked”, o sea, “jodido”. La frase completa fue: “No sé el motivo, configuraciones diferentes. Desde que comencé la qualy supe que el coche estaba jodido”. Se lo dijo a sus ingenieros desde dentro del coche, a toda velocidad, en las comunicaciones que se incluyen en la retransmisión televisiva. 


Vivimos en un clima de ofendiditos y censura

A juicio de los capos de la F-1, “es considerado lenguaje grosero y puede ofender, por tanto no es adecuado para su retransmisión”.  El superjefe de la F-1 es Mohammed Ben Sulayem, de los Emiratos Árabes Unidos. Un país en el que no se respetan los más elementales derechos humanos, en el que la homosexualidad se considera delito, y puede costarte la vida, y en el que las libertades de reunión, asociación o expresión están perseguidas.

Y este tipejo castiga a Verstapen a realizar trabajos sociales por decir en una comunicación interna que su coche estaba “jodido”. La Fórmula 1 está jodida con este tipejo al frente. En España, el operador Movistar compró los derechos para retransmitir La Liga, pero esta impone a la cadena quien retransmite y comenta cada partido. Y, el operador, que ha pagado más de mil millones, lo acepta. También ahí se persigue la libertad de expresión.

El pasado sábado, durante la retransmisión del Real Madrid contra el Español, cuando el árbitro le sacó una tarjeta amarilla del todo excesiva a Mbappé por un gesto con el brazo de queja por no haber pitado una falta, uno de los comentaristas, no recuerdo quien, dijo que quizá el árbitro quería ser el primero en sacarle una tarjeta a Mbappé en la Liga española. El narrador, Carlos Martínez, le dijo en tono amenazante: “No, no, no, eso con maldad no”. A lo que el comentarista, acojonado, le respondió, “no, no, por supuesto, con maldad no”.


Libertad de expresión e información

Sí, a este nivel hemos llegado. A un comentarista se le contrata para que comente a su libre albedrío. Podría entender que se ruegue buena educación y se eviten los insultos, pero lo que dijo del árbitro, con una maldad muy bienvenida, a  mí me pareció un comentario atinado. La maldad está en La Liga que impone narradores, comentaristas y comentarios a Movistar, en Movistar que los acepta y en los narradores y comentaristas que tragan.

Me parece una jodida mierda vivir en este clima irrespirable de ofendiditos y censura. A quien habría que imponer sanciones de trabajos sociales, o más graves aún, es a quienes censuran y no respetan la libertad de información y de expresión. A este paso cualquier día Carlos Martínez le dicta en directo a un comentarista lo que tiene que comentar. Está muy jodida la cosa de la libertad amigos.


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