El PP de Pablo Casado ha celebrado esta semana una Convención itinerante que ellos consideran un éxito pero que ha tenido algunos problemas. Una Convención no es un Congreso. En ellas no se modifica la organización del partido ni se aprueban las bases programáticas. Son esencialmente actos a mayor gloria del líder, y así ha sido ésta del PP. Esta vez el PP, además de proyectar a Casado ha intentado arroparle de prestigio con la presencia de numerosos líderes europeos.
Ha tratado de representar una unidad de la derecha y un ensanche de su espacio electoral a izquierda y derecha con la presencia de Juan Carlos Girauta y Mario Vargas Llosa, referentes de Ciudadanos, y Alejo Vidal Cuadras, fundador de Vox. Y como colofón ha tratado de presentar una imagen de unidad interna con el protagonismo de Isabel Díaz Ayuso. Ésta ha jurado y perjurado fidelidad a Casado. No se ha cansado de reiterar que su único objetivo es Madrid.
En lo que se refiere a la presencia de líderes internacionales, es inevitable que se hable sobre todo del error de los organizadores por invitar a Nicolas Sarkozy, ex presidente francés. No han calculado que al día siguiente de su presencia en Madrid apoyando a Casado, salía una sentencia en Francia en la que se le ha condenado. Ya la segunda vez por financiación irregular de sus campañas electorales. Se ha lucido quien colocara en la lista de invitados a Sarkozy. Un equipo de primera estudia bien estas cosas y el error es de bulto.
El principal problema de Casado es Vox
Es cierto que a Casado le han apoyado los dos ex presidentes de Gobierno populares y todos los barones territoriales del partido. Y es cierto que Díaz Ayuso se ha cansado de asegurar que no aspira a liderar el partido en el ámbito nacional, sino solo en Madrid. En su discurso, Ayuso enterró cualquier hacha de guerra.
La respuesta de buena parte de la dirigencia del PP y de los barones fue de sorpresa por el hecho de que Ayuso dijese que renuncia a dirigir el partido. Dos presidentes autonómicos del PP presentes coincidieron en decirme el domingo: “Nos ha sorprendido que lo dijera porque no es un asunto que esté encima de la mesa de los debates del partido. Es un asunto de ella y su gente, sobre todo Miguel Ángel Rodríguez. No era el día de expresarse así ni de sacar el tema. Hablando de ello le da carta de naturaleza. Y parece evidente que la supuesta tregua será temporal porque Miguel Ángel lo tiene claro”. El más irónico fue el presidente de Murcia, Fernando López Miras, que públicamente dijo mirando a Casado: “querido presidente, yo también me quedo en Murcia”.
Teodoro García Egea, astuto controlador del aparato del partido, sigue en su estrategia de tratar de liquidar a Ciudadanos, convencido de que sus votantes irán al PP. Yo creo que se equivoca. Los escaños que pudiera obtener Ciudadanos serían favorables al PP. El problema principal para el PP no está en el centro político, sino a la derecha, y cada escaño que obtenga Vox será un problema para Casado. Las encuestas apuntan a que Casado solo podrá llegar a La Moncloa con los votos de Vox. Una vez en La Moncloa hay que gobernar. Y para Casado gobernar con Vox sería muy complicado. Pero más complicado tiene no depender de Vox para llegar a la presidencia del Gobierno.
Por eso insisto en que el principal problema de Casado es Vox. Sí, porque le quita votantes a la derecha y le aleja de votantes moderados. Los votos moderados serán los que decidan quién será quien gobierne tras Sánchez. Y esos votos huyen de los extremismos de un lado y otro y están vacunados tras los acuerdos del PSOE con la extrema izquierda de Unidas Podemos y sus satélites, como para después facilitar un gobierno del PP con Vox.
Algo conozco a Pablo Casado. En el trato que he tenido con él me ha parecido un tipo sensato, bien preparado intelectualmente, íntegro y convencido de sus posibilidades. Supongo que a su alrededor habrá quien la advierta de que quizá su estrategia no está siendo la más atinada. Creo que en algún momento debiera mirar a Alemania. Y sobre todo plantearse si no sería bueno para España y para él poner en un brete a Sánchez, no por la vía de la confrontación, que ya agota al personal, sino por la vía de ofrecerle una salida, ofrecerle acuerdos, pactos incluso para los Presupuestos. Así Sánchez podría escapar de Podemos y del independentismo.
Creo que los ciudadanos le premiarían y castigarían a Sánchez si no los acepta. Pero me temo que Teodoro García Egea y buena parte de la dirigencia que él pastorea siguen instalados en la bronca, en la tensión y no miran a Alemania, aunque más les valdría. La Convención se cerró en Valencia, en la plaza de toros, recordando viejos tiempos del PP que no son los de ahora. Funcionaron los autobuses y no estuvo mal la demostración de fuerza para llenar el recinto. Pero todos sabemos cómo se llenan esas plazas. Veremos si de esta Convención itinerante sale un nuevo PP o no.
Y además…
La Abogacía del Estado se ha colocado al mismo nivel que la Fiscalía, o sea, de rodillas ante el presidente Sánchez, superando lo imaginable, y ha propuesto al juez que investiga a la ex ministra de Exteriores Arantxa González Laya, que expulse a las acusaciones del proceso, que ponga sordina a su instrucción y, por encima de todo, que silencie a los periodistas para que no accedan a la información y no salga nada que pueda salpicar a Sánchez por haber accedido a traer de forma clandestina e ilegal al líder del Frente Polisario, Brahim Gali. No era nuevo que también la Abogacía haya dejado de ser del Estado para ser del Gobierno. Lo que sí ha sido nuevo es el exceso de solicitar callar a la prensa.
No se cómo piensa la Abogacía del Estado hacerlo. Por ahora está tratando de cegar la fuente judicial. Pero a ver cómo da el siguiente paso, directamente con los medios. A ver si tienen cojones. De entrada hay uno: éste, que jamás aceptará una orden ni de la Abogacía del Estado ni de Gobierno alguno, para callar una información que sea cierta y llegue a nuestras manos.