Dice la RAE que la legitimidad es tener la cualidad de ser legítimo para algo. Y legítimo es ser o existir o adquirir algo
«Conforme a las leyes». De hecho, también según la RAE, legitimar es «Probar o justificar la verdad de algo o la calidad de alguien o algo conforme a las leyes«. Y en esas está Carles Puigdemont, que en los últimos titulares que se publican sobre su causa y persona, se dice que se reafirma como president legítimo de la Generalitat.
Y así se recoge porque así lo anunció este pasado jueves desde Elna (Francia) el propio Carles Puigdemont, confirmando que se presentará a las elecciones del 12 de mayo al Parlament. Indica que hay que acabar «lo que se inició el 1-O«. Ha insinuado que ha logrado sentar al PSOE para negociar la amnistía, prácticamente arrastrándolo y ha sugerido que quizá esté por venir otro 1-O. En Elna dijo que la candidatura que va a liderar «va más allá de lo que es mi partido».
President legítimo: un tsunami de reacciones
Así que a partir de aquí, el tsunami de reacciones. ERC ha declinado la propuesta de lista unitaria porque dicen que sería «repetir de nuevo errores del pasado». Aunque también aseguran que hay espacio para volver a trazar puentes con JxCat, a quienes solicitan que apoyen una «financiación singular» para Cataluña tal y como ha planteado el presidente catalán, Pere Aragonès, quien, además, ha defendido públicamente que Puigdemont debe poder defender su candidatura «en libertad«.
Dará mucho más que hablar su candidatura y lo que vayan emitiendo como reacciones los partidos aledaños a JxCat o los que tienen algo que ganar o perder en las elecciones al Parlament catalán. Más que nada si se tiene en cuenta que sobre Puigdemont pesa una orden de detención en España. Orden que fue emitida por el juez, Pablo Llarena, encargado de la causa del procés, pero que quedaría sin efecto con la entrada en vigor de la amnistía, prevista para finales del mes de mayo.
Es más, a finales de julio todas las causas deberían estar resueltas. Toda una carrera a contrarreloj que nadie diría que estuviera bien estudiada ya porque rara vez en política concuerdan tan al límite todos los anuncios o declaraciones públicas. Como se dice a nivel popular: «cuando el río suena…». No se da pie a la improvisación porque en política, cuando se improvisa, se nota. Y si no, que se lo digan a quienes han redactado muchas de las leyes que se han ido aprobando en los últimos 2 años a golpe de calendario.