Brexit es la combinación entre dos palabras: «Britain» y «Exit». Viene a describir básicamente la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Sobra decir que Reino Unido no es solo Londres o únicamente Inglaterra, también forman parte del paquete Gales, Escocia e Irlanda del Norte. Tan simple y tan complejo. La realidad es que pocos acrónimos como el Brexit han dado tanto que hablar en la política y en las conversaciones domésticas en los últimos meses y sobre todo en días recientes.
La última el pasado domingo cuando miles de camioneros quedaron atrapados en el puerto de Dover porque Francia comunicó el cierre de sus fronteras durante 48 horas. ¿La razón? La propagación en Reino Unido de una cepa descontrolada de una nueva variante del coronavirus. En el fondo lo que resonaba era que las negociaciones por el Brexit se habían vuelto a encallar. El 2020 volvía a sorprendernos. Esas largas filas de camiones anticipaban lo que podría ocurrir si esas reuniones a dos entre Londres y Bruselas no llegaban a buen puerto.
48 horas después esas negociaciones parecieron volver a arrancar in extremis, intentando por ambas partes que la salida del Reino Unido de la Unión Europea fuera lo menos traumática posible para las economías de ambas potencias. La pesca, el transporte, la competencia justa y a efectos más prácticos: residencia, carnet de conducir o tarjeta sanitaria se verán afectados a partir del 1 de enero de 2021.
Organizaciones empresariales han alertado que, a partir del 1 de enero podrían producirse nuevos colapsos por los controles aduaneros en el periodo que muchos han comenzado a llamar «post-Brexit».
Brexit pero… ¿De qué va todo esto?
Va de fronteras, aduanas e impuestos. La salida del Reino Unido de la U.E. implica que la legislación europea dejará de aplicarse en todo el Reino Unido a partir del 1 de enero de 2021. De hecho, el 31 de diciembre de 2020 finaliza el periodo transitorio acordado entre Bruselas y Reino Unido para la salida de éste de la Unión Europea. Una salida que se hizo efectiva el pasado 31 de enero de 2020.
Cuestiones estratégicas, jurídicas, financieras y operativas se vieron desde el mes de enero sobre la mesa como hojas en blanco sobre las que escribir. Necesitaban negociación y al parecer, los meses de 2020 han ido pasando demasiado rápido. Tanto, que muchas de ellas se quedaron encalladas a principios de diciembre y puede que hayan sido las causantes de ese sprint final para el Brexit.
El 28 de diciembre los socios de la U.E. a través de sus embajadores en Bruselas, acordaron por unanimidad los puntos que administrarán las condiciones comerciales entre Reino Unido y la U.E. a partir del 1 de enero y para siempre. Aunque en política «para siempre» no existe.
A partir del 1 de enero de 2021 no habrá aranceles, pero existirán unas nuevas condiciones comerciales que afectarán, entre otros, al transporte, a los negocios o a determinados papeleos. También a las aduanas porque a partir de entonces volverán a existir (desaparecidas en 1993).
Las empresas estarán sujetas a controles aduaneros que obligan a cumplir ciertas condiciones que marca el país de destino. ¿Cuáles? Controles de entrada y salida (declaraciones de exportación o lo que es lo mismo, cargas administrativas que provocarán un alza en los precios) aunque se mantendrán condiciones especiales para automóviles, bienes culturales, vino, alimentos, productos químicos o medicamentos, por ejemplo.
En cuanto a la pesca se ha acordado un período de transición de cinco años y medio durante los cuales los barcos de la U.E. tienen garantizado el acceso a aguas británicas. Se podrá pescar sí, pero con un recorte del 25% en las capturas con respecto a las que han venido trabajando hasta ahora. Las líneas aéreas británicas dejarán de ser consideradas europeas y tampoco podrán realizar cabotaje.
En conclusión: cambios, una salida y muchas dudas
No habrá libre circulación ni de ciudadanos europeos en Reino Unido, ni de británicos en la U.E. De hecho, para estancias superiores a tres meses se necesitará un visado. A partir de octubre de 2021 los europeos deberán presentar su pasaporte en los controles aduaneros. Adiós al «roaming» y bienvenidos a las posibles tarifas adicionales para los clientes europeos con itinerancia, así como para los clientes británicos en cualquier país de la U.E.
Tampoco habrá estudiantes Erasmus en Gran Bretaña, ni Londres será la ‘city’ financiera de la U.E. De hecho cerca de 10.000 empleados de la banca se han trasladado ya a otras capitales europeas como París o Frankfurt.
Tratando de solventar las múltiples dudas que pueden surgir en torno al Brexit, tanto la U.E. como el Ministerio de Asuntos Exteriores, han publicado documentos que tratan de dar respuesta a todas ellas.
La U.E. lo explica en este documento. Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España lo explica en este otro documento. En él se habla de qué hacer si estás residiendo en Reino Unido siendo europeo. Si se quiere ir a Reino Unido en 2021, si se necesitará pasaporte para viajar a Londres u otras cuestiones sobre la nacionalidad.
En definitiva, mucho más que un nuevo concepto para incluir en nuestro vocabulario. Muchos cambios, novedades, aduanas e impuestos, controles. y fronteras. Una cuenta atrás que, más que ayudar a pasar de año, parece que esté impulsándonos a una extraña regresión al pasado.