BARBIJAPUTA Y EL FEMINAZISMO

barbijaputa

Barbijaputa es una tuitera y feminista radical (según se autodefine) que acaba de ser juzgada por nazi. El Ministerio Fiscal solicita para ella una pena de un año y nueve meses de prisión. El delito que se le imputa: ensalzar la figura de Adolf Hitler y el régimen nazi en la conocida red social X (antes twitter). Algunas de las perlas por las que se ha sentado en el banquillo no tienen desperdicio. «Hitler era un cabrón por cargarse a los judíos y un cutre por no acabar el trabajo. Ahora mira lo que pasa»; «¿Qué sería más apropiado: eliminar todo Israel o solo a los judíos?»; «Los que más me gustaban eran los judíos. Muy fan de los judíos. Si estaban vivos no tanto».

Feminazi es un término que en los años 90 empleó por primera vez el periodista Rush Limbaugh para referirse a las mujeres feministas que se manifestaban por el derecho al aborto en los 70. Una forma peyorativa e hiperbólica, con evidente intención ofensiva y degradante, de referirse a mujeres feministas radicales. Jamás me pareció que pudiera atribuirse en el estricto sentido literal del término a ninguna mujer… hasta que hemos conocido a Barbijaputa y sus «chistes».

Barbijaputa, el odio y el anonimato

Vaya por delante que considero los delitos de odio una aberración jurídica. Creo que odiar debiera ser una elección tan libre y despenalizada como amar. Al fin y al cabo los que odian ya cargan consigo el castigo inherente de vibrar en odio. Esa amargura tan propia de los odiadores que además siempre termina reflejándose en el plano físico, sobre todo en el rostro. Barbijaputa, como muchas otras, ya tiene bastante con ese odio suyo. Creo que merece compasión, no cárcel.

Resulta que con todo el revuelo del juicio se ha filtrado en redes sociales la identidad real de la tal Barbijaputa. Su nombre, apellidos, profesión e imagen ya rulan sin control. María Pozo Baena, que así es como se llama, lamenta profundamente haber perdido la protección que le daba su anonimato y denuncia un linchamiento de «la ultraderecha» (el manido comodín del fascismo y la ultraderecha). Sin embargo cuando ella y otras como ella han decidido poner nombre y apellidos para el linchamiento público de hombres (todos ellos por supuesto potenciales violadores, pero a diferencia de Barbijaputa sin ninguna causa penal abierta), entonces el señalamiento le ha parecido estupendamente. Qué paradójico…

No es nuevo el fenómeno de alimentar monstruos que terminan devorándote. Que se lo pregunten a Iñigo Errejón o a Karla Sofía Gascón. Y suele ocurrir que aquellos que más odio destilan, son los que más motivos tienen para callar. Ojalá María Pozo Baena salga absuelta, de corazón lo deseo. Pero haría bien en aparcar ese odio y ese literal feminazismo tuyo. ¡Pásate al amor Barbijaputa, en serio te lo digo! Es buenísimo para el cutis. Tu piel te lo agradecerá.

Post data: Te amo (aunque me tengas bloqueado en X).

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