Me he visto en Movistar la serie “Años nuevos”, dirigida por el afamado Rodrigo Sorogoyen con guion del propio Sorogoyen junto a David Martín de los Santos, Sandra Romero y Paula Fabra. Los protagonistas son Francesco Carril (Oscar) e Iria del Río (Ana). El tráiler no me gustó, pero decidí verla porque me parecía original la historia, una relación de pareja a través de diez años nuevos, saltando de año en año, y porque he visto cosas de Sorogoyen que me han gustado mucho.


Años nuevos, una serie con guión triste

Empezando por el final, no me ha gustado nada. Es muy Movistar. Conozco a quienes toman en esa casa las decisiones sobre qué series hacer, y se dejan llevar mucho más que por el guion por quién la dirige, lo fían todo al nombre del director. Y después perpetran con frecuencia series muy flojas a las que dan mucho bombo y que gustan en el universo pijoprogre que tanto impone modas.

La serie nos muestra a una pareja milenial, que no refleja para nada al personal de esas edades con los que tengo relación. Son una pareja triste, solemnemente triste, pero molones, modernos. No conocía a Iria del Río, y me ha parecido una chica muy mona y una actriz que puede que no sea mala, pero que necesita, como cualquiera, un buen guion.

A los milenials que trato, a través de mis hijos, los encuentro, así en general, alegres, inteligentes, inquietos, divertidos, animosos, incluso brillantes. No tienen, como los protagonistas de “Años nuevos”, todos los tics progres de manual. Y, en general, se marcan objetivos poderosos que con bastante frecuencia consiguen a base de mucho esfuerzo. En la serie, ella tiene como objetivo vital irse a Vancouver, pero acaba en Lyon con un francés que no le dura mucho. El presume constantemente de ser triste. Ella me parece que puede tener algún atractivo. Él es lo que en castizo llamamos un soberano coñazo de tío.

Hay muchas escenas de sexo en la serie. Creo que sobran muchas. La primera de ellas resulta innecesariamente interminable, torpe, aburrida, fría como los protagonistas. Me temo que Sorogoyen y Movistar, conscientes de lo flojo del guion, han pensado que inundar de escenas de sexo la serie les va a dar espectadores. Y no lo creo, porque creo que al personal tanta tristeza, hasta en el sexo, le aburre, y cuando uno se asoma a la vida, o a una serie o película quiere pasarlo bien, incluso aunque el guion cuente una historia triste.


Un universo progre

Como tristísimo es tratar de mitigar un desamor adoptando un gato, comenzando a correr maratones o auto enviándose audios a su whats para estimularse, que es lo que hace el protagonista. Y al final, todos frustrados, pero muy progres. Y por supuesto muchos porros. Una escena rehabilitando a un colega. Y un fin de año hasta se llevan a sus padres a una cena navideña y hablan de follar. El padre de ella es Benjamín Prado, el bardo del sanchismo.

Les deseo todo lo mejor para este 2025. Formulen propósitos que dependan de ustedes, no de que les toque la lotería. Es mi opinión y quizá si ven la serie les guste. No me hagan caso. E insisto, la historia, sobre el papel, una relación contada a través de la sucesión de diez años nuevos, me parecía original e interesante. El problema es como la han desarrollado los guionistas.

Ya me sorprendió para mal Movistar con la serie La Peste, dirigida por Alberto Rodríguez tras sus éxitos con “La isla mínima” y “El hombre de las mil caras”. Un ejecutivo de Movistar me invitó a un preestreno de los dos primeros capítulos de La Peste. A la salida me preguntó qué me habían parecido. Mi respuesta fue: “me has preguntado, y te respondo. Horrible. Tengo dos manías con el cine. Me gusta ver las películas, ver las caras de los protagonistas y escuchar. En estos dos capítulos todo me parece oscuro, obsesivamente oscuro, y me temo que en el rodaje han tenido un problema con el equipo de sonido, porque se escucha fatal. Si no me hubieras preguntado me habría ido en silencio. Pero a quien me pregunta le respondo sincero”.

No me han vuelto a invitar a nada. Y eso que me ahorro. No me interesa ese universo progre. Y menos aún los profesionales que deciden hacer o no hacer una serie no a partir del guion, que es la clave, sino del nombre del director. Y a la vista está que todo buen director perpetra un adefesio, como cualquier buen escritor echa un borrón o cualquier periodista se casca un artículo que no viene a cuento. O sí. Y si tienen un proyecto de cine y piensan ofrecérselo a Movistar, busquen antes a un director que mole, que tenga algún éxito y que guste en los corrales de Movistar. No es fácil, se lo aseguro. Pero depende de ustedes.


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