ALARMA POR EL AUMENTO DE LA CRIMINALIDAD EN ESPAÑA

No existen paraísos. Y si no, que se lo pregunten a los habitantes de San Sebastián. Una ciudad que ha pasado a ser de un punto destacado para guías de renombre como la Lonely Planet, en la que se cita que “en general es una zona muy segura para viajar y pocos viajeros han sufrido algún tipo de problema importante”, a representar el tipo de ciudad en la que han crecido de manera exponencial los índices de criminalidad. 

En 2022, la plataforma de estadísticas Numbeo situaba a la capital guipuzcoana entre las ciudades más seguras del mundo. Hoy, el diario ABC define en un reportaje a San Sebastián como “el Bronx del Cantábrico«. Hace referencia a las agresiones sexuales, riñas y hurtos que cada día se producen en la ciudad. “La sensación de inseguridad se ha disparado entre los vecinos”, se indica en el reportaje. Se expone que “nadie se atreve a señalar en público a una parte de la población de inmigrantes que viven en la marginalidad por temor a parecer racistas”. 


La criminalidad y la inmigración crece en todos los rincones del país

Algo que ha acabado siendo vox populi entre los vecinos. El Euskobarómetro indica que la inseguridad ciudadana ocupa la quinta posición entre las principales preocupaciones de la población. Inseguridad, que para la media del resto del país, se sitúa en la posición 25. Los delitos sexuales también se han incrementado más de un 40% en la capital. 

¿Qué ha ocurrido para que San Sebastián haya pasado de una ciudad segura a ser todo lo contrario? Según el reportaje, la inmigración ha hecho mella. Al preguntar a los donostiarras dónde se encuentra el origen de tanta inseguridad, aluden a que no quieren que se les tache de racistas, pero las agresiones, “las movidas”, casi siempre son provocadas por “los de siempre”. Se refieren por lo general a los inmigrantes. Y es, según el reportaje, las acusaciones de racismo envenenan cualquier conversación al respecto de la inseguridad o cualquier debate. 

No obstante, la criminalidad ha crecido en todos los rincones del país. Reciban más o menos cantidad de inmigración. Tengan en sus calles, pueblos y ciudades, mayor o menor cantidad de inmigrantes. Al menos, así lo muestran los datos ofrecidos por el Ministerio del Interior. Indica que entre enero y junio de 2024, la criminalidad en España ha aumentado un 3%. Eso sí se compara con el mismo periodo del año anterior. Nuestro país registró un total de 1.224.028 infracciones penales los seis primeros meses de este año. En el primer trimestre del pasado año, el aumento fue del 7,2%. Con estos datos sobre la mesa, los optimistas dirán que la criminalidad ha bajado aunque no así la inmigración. Por tanto, un factor y el otro suelen estar unidos cuando interesa que así sea. Según el discurso que se quiera armar. 

Sergio Moldes-Amaya, en su artículo «Percepción de amenaza a la seguridad ciudadana asociada a la etnicidad de migrantes”, explica que “cada vez existen más evidencias de que el miedo al crimen atribuido a los inmigrantes se ha convertido en uno de los principales factores de riesgo para el rechazo a la inmigración en el contexto europeo”. Y, muy estrechamente relacionado con ello, “esta percepción de inseguridad asociada a la inmigración ha contribuido de forma decisiva al surgimiento y alza de organizaciones políticas de extrema derecha en toda la geografía europea, incluida España”


Estos datos requieren medidas urgentes por nuestros gobernantes

Y esto es un hecho que no sólo ocurre en España. Más al norte de Europa, en Suecia, un país calificado por muchos como el paraíso de la seguridad, se ha notado un crecimiento al alza de la violencia, la drogadicción y el crimen organizado. En la última década, la criminalidad ha sacudido Suecia. Sus habitantes destacan que a ciertas horas del día y en determinadas zonas, ya no es tan seguro pasear. En la mayoría de los casos, la criminalidad está asociada a las pandillas, relacionadas a su vez con el narcotráfico de cocaína y hachís. Otros sucesos se suelen producir en los suburbios. Por tanto, no es de extrañar que, la criminalidad no se asocie únicamente a la inmigración, como también a la conciencia social, a la renta, a la reducción del poder adquisitivo de sus habitantes y, en general, a la pobreza. 

De lo que más o menos están seguros casi todos los opinólogos y expertos en la materia, es que crimen organizado y corrupción son dos términos estrechamente unidos. Tristemente asociados. Su crecimiento hace que la violencia y la criminalidad en general, haya aumentado exponencialmente en muchas de nuestras ciudades. Además, según el Índice Global de Crimen Organizado, España es, después de Italia, el segundo país de la UE con mayor penetración de grupos de delincuencia organizada. 

Según muestra el Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior, con datos de EP Data, en San Sebastián han aumentado de manera alarmante los robos con violencia, las agresiones y otro tipo de delitos como el tráfico de drogas, los hurtos o los robos de vehículos. Comparan a la ciudad guipuzcoana con otras como Madrid, Barcelona o Sevilla. Donde quizá la gráfica no sea tan evidente, pero donde también los números son de echarse las manos a la cabeza. El reportaje de ABC muestra una realidad que antes no era conocida sobre el día a día en una ciudad a priori segura como es San Sebastián.

Los datos alertan de que esa misma tendencia que se percibe en la Bella Easo es un continuo de muchas de nuestras grandes ciudades. Una tendencia dañina que prefiere echar la culpa a la inmigración en lugar de a las políticas sociales, a las políticas en general y a las medidas para garantizar paz y calma de nuestros gobernantes. 


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