A NADA DEL UNFOUNDED RUMOR

Arriesga mi hermano del alma Angel Antonio Herrera en “Salvaje España” (libro de lectura que debiera ser obligada), que “el diccionario de bobadas del siglo va desde “resiliencia” hasta “corrector de sensibilidad”. Titulación de aseados que nos señala a muchos como desviados saltatumbas. Estas novedades escalofriantes no vienen a mejorarnos la vida sino a complicarla. Se pretende el espejismo de un mundo sin riesgo, de una sociedad sin ofensa. De un fututo que se parezca al veraneo de Instagram. Se pretende lavar las letras de los Rolling o de los boleros, prohibir la musa en las ensoñaciones, extirpar la asesina en los novelones de Banville o de otros. Y la conveniencia de tanto bienestar la dictan pulcros cretinos que no han leído nada. Y total, que más da, si de eso va la tiranía: de inventar la sensibilidad sin bibliotecas”.


Patriarcado, policía del Feminismo y los anglicismos

Para mí que todo empezó a joderse con el encierro de la pandemia. Si, mientras Simón nos tomaba el pelo en su cita diaria y Sánchez se reunía con su comité de expertos que no existía, pero comparecía a informar rodeado de militares, picoletos y maderos. Y entre los delirantes aplausos a las 8 y los policías de terraza los que mandan nos decían que íbamos a salir mejores. ¿Mejores? Ellos han salido peores, sin duda. Y, nosotros, el personal, creo que también. Y sobre todo, con muchas secuelas tras el encierro ilegal.

Después vino el patriarcado con todas sus consecuencias. Las legales con la ley del sí es sí que sigue dando trabajo a los ropones para modificar sentencias de violadores a la baja, y las del idioma, feminista e inclusivo. Una forma como otra cualquier, como escribe Angel, de “descarrilamiento verbal y euforia lingüística”, y que nos ha dejado en herencia una insoportable policía del feminismo.

Y ahí ha quedado, hasta para tatuajes, la resiliencia tan insoportable como el “relato” que es siempre una milonga o el “poner en valor”, que cunde en el Congreso y en los Salvame de la política como el “no puede ser de otra manera”, que siempre puede ser porque se refiere a los que piensa cada uno de los tontulianos, de los que he huido gracias a Dios hace tiempo. Y siempre puede ser de otra manera que incluso casi siempre sería mejor. O peor.

Y los anglicismos que nos han invadido porque son modernos. Antes los había, en menor medida, y sobre todo en algunos oficios, como el mío, de modo ocasional. Ahora cunden por todos lados, y sofocan. Desde el basket en vez del baloncesto, hasta el backup en vez de la puta copia de seguridad hasta el boxer, que es una raza de perros y desde hace tiempo son unos gayumbos. O el inevitable business, bisnes. O sea, el negocio de toda la vida, pasando por el bullying por acoso psicológico y físico.

El cash por la tela en efectivo. La celebrity por la persona famosa, el chance de la oportunidad. El coach que dice que te motiva para ayudar a cumplir tus objetivos, el cool de lo de moda. Y, sobre todos ellos el putísimo FAKE, que es la mentira de toda la vida, que te la dicen a la cara. O sea, face to face. Este sí que es un acoso insoportable.


Vivimos rodeados de ágrafos que escriben novelas y tesis

Y quedan el bulo y el fango. Estamos a dos telediarios de que en vez de bulo nos suelten unfounded rumor, y también mud por fango. Y me imagino a Puente ensayando ya shit bag para lanzarle un saco de mierda al tal Vito o a Alvise. O a quien se le cruce por el camino del progresismo. El nivel en general es infame. Vivimos rodeados de ágrafos que escriben novelas y tesis. O las plagian, con negro y sin negro, y ahí siguen de reinonas de la tele o de presidente del Gobierno. Pero en la vida si no se piensa y no se lee no se puede escribir con un mínimo de dignidad.

Y ahora, en su indigencia intelectual, no saben ni insultar, que es un arte también, y que muchas veces tiene una vis cómica. Si solo pretendes ofender vas mal. Como de tantas otras cosas si quieres insultar lee El Quijote. Desdichado, bellaco, mentecato, hediondo, patán, malmirado. Y hay más. Mamarracho, lechuguino, zampabollos. Y siempre queda un buen “vete a la mierda” como los de Fernán Gómez, aunque esos eran insuperables. 

Los anglosajones, de los que copiamos lo menos culto, tienen calidad en el insulto. Saben encajar los golpes con un dicho: “sticks and stones may break my bones, but words can never hurt me”. O sea, con piedras y palos me romperás los huesos, pero las palabras no me hacen daño. Para insultar, como para tantas otras cosas, prefiero aprender de los argentinos y los mejicanos. Boludo, pinche, pendejo, huevón.

Y siempre nos quedarán Mortadelo y Filemón, con sus vándalo, batracio, burricalvo, energúmeno, mastuerzo… Aquí y ahora se insulta con ira, se lanzan exabruptos a lo loco. Basta con darse una vuelta por tuiter, ahora llamado X, que es donde además imparte cátedra el ministro Puente, que gana por goleada a cualquiera y suma cada día.


Angel Antonio atina con la «polarización»

Y terminamos con polarización, que ya ha pasado de la política a la cena de Navidad, en casa o en la empresa. Angel Antonio dice con tino que polarización “es como acreditar que vamos a seguir odiándonos como si nos quisiéramos. Nos sirve para un cuñado y para Puigdemont, que ahí sigue, con reojo de chulería… Polarización es un término casi agrícola. Algo evanescente, primaveral incluso, de tertuliano titular. A mi me gusta más la palabra cainismo, que es más nuestra y agolpa tradición salvaje y literaria. Pero ya sabemos que se ha hecho moda la invención verbal de lo que ya existe. Sí mayormente para empeorarlo todo, porque ahora lo malo es bueno y líquido filosofía, según unos tiempos donde todo se discute, menos lo que de verdad importa.

Está en todas partes la amnistía, y se nos fue Tina Turner. Murió la última chica yeyé y el fútbol de chavala dio las campanadas en verano. La mascota ha pillado los privilegios del abuelo, Feijóo no echó bien las cuentas de la euforia preelectoral y Sánchez se hizo el que era, un atleta con la sastrería por delante de la ideología….

Yo, que quieren que les diga. Veo que estamos trabajando a conciencia una tontuna homicida, una cursilería de ley, así en general. Y, luego un afán de hacer discrepancia de la nadería con lo que todo es un espumillón urgente donde el Parlamento ha sustituido al Sálvame, y la idea es un antiguo modo de perder el tiempo”. No queda ya resiliencia para aguantar a tanto botarete. Y, sí, estamos a nada del unfuonded rumor. Que ganas de escuchárselo ya a Pachi de Portugalete y a Puente el ladrador de guardia de Sánchez el enamorado.


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