El juicio contra Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado, está a punto de finalizar. El domingo, en una entrevista al diario El País, Pedro Sánchez dictó su sentencia sobre el fiscal afirmando que “es inocente, y más aún tras lo visto en el juicio”. Y se armó la tremolina.
Leí con interés la extensa entrevista a Sánchez, hecha por el director de El País, Jan Martínez Ahrens y por Carlos Elordi Cue. Me llamo la atención que tardaron en entrar en los asuntos judiciales que rodean a Sánchez, y es evidente que el presidente del Gobierno tenía ganas de proclamar la inocencia de García Ortiz.
Tenía ganas Sánhez de dictar sentencia, porque la pregunta no era sobre el fiscal general, sino sobre su esposa y su hermano
Lo digo porque la sacó a relucir en una pregunta que no era sobre el fiscal general sino sobre si aguantaría en el cargo en caso de que su esposa y su hermano fueran condenados. Esto respondió Sánchez: “Mire, yo confío en la Justicia y creo que la verdad acabará imponiéndose en estos dos casos. Y en el caso que ahora mismo está ocupando las portadas y el debate esta semana, que es el juicio al fiscal general del Estado, el Gobierno continúa creyendo en su inocencia, y más aún tras todo lo visto”.
Le repreguntan: “Y si al fiscal general le acaban condenando, ¿le seguirá considerando usted inocente?”. Y responde: “Insisto, el Gobierno de España cree en la inocencia del fiscal general del Estado, y tras lo visto y escuchado esta semana, más aún. Creo que la verdad se acabará imponiendo. Y la verdad es que el fiscal general del Estado es inocente”.
El líder del PP, Núñez Feijoo, le acusó de “interferir ante el Tribunal Supremo”. La mayoritaria Asociación de Fiscales cuestionó que Sánchez se haya “inmiscuido en la función de juzgar”.
Sánchez tiene derecho a expresar su opinión, pero sería más sensato que se mantuviera neutral ante un proceso judicial
De inicio yo creo que Sánchez tiene todo el derecho a expresar su opinión. Pero a la vez considero que sería más sensato que el presidente del Gobierno se mantuviera neutral ante un proceso judicial. Conociendo a Sánchez como le conozco, me parece evidente, más aun leyendo cómo saca el tema antes de que le pregunten por él, que desde antes de empezar la entrevista quería dictar su sentencia, y que el destinatario fundamental de su fallo era García Ortiz, no el Supremo.
O sea, creo que Sánchez considera que el juicio no le está yendo muy bien a su fiscal general, y a través de El País Sánchez le envía un mensaje para que tenga claro que él y su Gobierno le van a apoyar hasta el final, incluso aunque el final sea una condena. Una suerte de “Álvaro, se fuerte, estamos contigo”.
A mi lo que me tranquiliza como ciudadano es que García Ortiz está teniendo un juicio con todas las garantías y que el Tribunal que va a dictar sentencia lo forman siete magistrados jurídicamente solventes que no se van a dejar condicionar por lo que digan Sánchez o sus soguillas habituales en los medios, y que van a resolver a partir de las pruebas practicadas en el juicio.
En muchos procesos penales a los que he asistido la suma de indicios sólidos y razonables terminan constituyendo prueba
Hay quienes sostienen que en el juicio no han aparecido pruebas. Mi experiencia me dice que en muchos procesos penales a los que he asistido, la suma de indicios sólidos y razonables puede terminar constituyendo prueba.
Sánchez tenía escrita su sentencia desde antes de que se iniciara el juicio en el Supremo contra García Ortiz, a quien él designó y cuya permanencia en el cargo ha defendido en contra del sentido común.
Si el Supremo condena a García Ortiz que se preparen los 7 magistrados para los ataques del Gobierno, sus fontaneros y sus terminales mediáticas
Estoy siguiendo el juicio con atención y albergo dudas de cuál va a ser el fallo del Supremo. Y termino, Sánchez tiene derecho a expresar sus opiniones, pero es poco hábil y sensato que un presidente del Gobierno se exprese en esos términos sobre un proceso en curso.
Si el Supremo no condena al fiscal general, Sánchez y los suyos dirán que ya lo sabían ellos. Si García Ortiz es condenado, pueden prepararse los siete magistrados para los ataques que van a recibir del Gobierno y de sus fontaneros. Y de sus terminales mediáticas, claro.
