Ha volado por las redes sociales la intervención del periodista Ernesto Ekaizer en el programa Malas Lenguas de RTVE que presenta el inefable Jesús Cintora. La escena es propia de la televisión de un país bananero. Le dice Ekaizer a Hugo Pereira, joven politólogo y periodista: “¿Quién coño eres tú? Si no me dejas terminar, me levanto y me voy“. El exabrupto de Ekaizer es un síntoma de lo que se hace en la actual RTVE sanchista y en el programa de Cintora.
Ekaizer es un muy veterano periodista, que se hizo famoso en El País. Imparable en la denuncia de la corrupción cuando gobernaba el PP, ahora es un esforzado defensor de Sánchez y familia a los que considera víctimas de un ataque sin precedentes de jueces de extrema derecha.
Cintora, en vez de reprender a Ekaizer, le dijo con una sonrisa babosilla: “Calma, Ernesto, es Hugo Pereira”
Decía Ekaizer que “en este país la oposición no son el PP y Vox, son los jueces que están intentando que el Gobierno caiga, pero Pedro Sánchez resiste”. Hizo una pausa y Hugo Pereira dijo “pero mira”, y Ekaizer, desatado le lanzó ese “quien coño eres tú”.
Cintora en vez de reprenderle por el contenido y el tono, se limitó a, con una sonrisa babosilla, decirle: “Calma, calma, Ernesto, es Hugo Pereira”, y Ekaizer erre que erre, “pero quién es él para interrumpirme a mí”.
Ekaizer se cree superior a los demás, y se comporta como el amo del plató porque se lo permiten
Un síntoma, sí, de una televisión pública entregada al poder, en la que se da cancha infame a quienes defienden al Gobierno y se invita, claro, como comparsa a alguno crítico para que parezca un accidente. Un síntoma de lo que es la RTVE de hoy y un síntoma de lo que es Ernesto Ekaizer, un tipo arrogante y vanidoso, que se cree superior a los demás, y que aun siendo invitado, se comporta como si fuera el amo del plató, porque se lo permiten.
Si fuera un periodista independiente, Ekaizer criticaría la corrupción socialista con el mismo entusiasmo que criticaba la del PP. Y dedicaría sus esfuerzos a investigar y aportar datos, como lo hizo con el PP. Pero no, ahora mandan los suyos, y él se comporta como un dictador bolivariano despreciando a su interlocutor y pretendiendo que no pueda hablar.
Defensor del sanchismo, ha encontrado la horma de su zapato en esta RTVE, a la que acude a todas horas
¿Quién coño eres tú? Es una frase que desnuda y retrata a quien la pronuncia. No fue un lapsus, le salió de muy dentro. Le conozco bien porque debatí muchas veces con él en 59 Segundos presentado por Ana Pastor. Ya entonces tenía ese tono y esa conducta autoritaria. A mí no se atrevió a decirme que quien coño era. Pero sufrí sus invectivas defendiendo siempre no la verdad sino a los suyos.
Es una lástima, porque Ekaizer ha hecho trabajos formidables, y tiene libros de mucho nivel periodístico. Pero claro, se vive mejor al abrigo del poder. Y si se es autoritario y se aspira al pensamiento único y a no dejar hablar a los discrepantes, ha encontrado la horma de su zapato en esta RTVE, a donde acude con una buena soldada. Por las mañanas con Javier Ruiz y por las tardes con Marta Flitch y Gonzalo Werther Miró y también con Cintora. O sea, a todas horas, a veces en el plató y a veces en conexión desde su casa.
Pobre Ekaizer, implacable contra los que discrepan y arrodillado frente al poder. Para eso ha quedado
Ha sido muy comentado en redes su aspecto atrabiliario en alguna de esas conexiones desde su domicilio, pero no voy a entrar en eso. Nunca juzgo a nadie por su aspecto.
El Ekaizer severo y crítico con el poder cuando gobernaba el PP mutó en un Ekaizer que miraba para otro lado ya en la época de Rodríguez Zapatero, y se ha consolidado con el sanchismo. No ha cesado de insistir en que Sánchez y los suyos son víctimas de un ataque sin precedentes de jueces ultraderechistas, sostiene que en el Caso Cerdán “no hay nada”, y defiende la amnistía a los golpistas catalanes con más entusiasmo que Boyé y el resto de golpistas que la redactaron.
Y claro, como le han convertido en un oráculo de RTVE y se lo permiten, se cree con carta blanca para tratar de impedir que hable quien no le gusta, e incluso trata de humillar como hizo con Hugo Pereira. Pero no, se retrató a él mismo. Ekaizer, que fue un buen periodista vigilante de los excesos del poder ha terminado convertido en un gorila del sanchismo, ha abandonado el periodismo para practicar la propaganda del poder. Quizá está haciendo méritos para que le den un cargazo con sueldazo, en La Moncloa, cerca de Sánchez y Bolaños, dirigiendo la persecución de disidentes. Pobre Ekaizer, implacable contra quienes discrepan, arrodillado frente al poder. Para eso ha quedado.