El 20 de enero de 2025, el controvertido Donald Trump tomó posesión como presidente de EE.UU. En un acto al que no faltaron representantes internacionales y que supone el pistoletazo de salida para una legislatura que seguramente tenga de todo menos tranquilidad. De hecho, una de las medidas más polémicas de los últimos tiempos, que Trump no cansó de repetir durante su aireada campaña electoral, fueron las acciones a tomar en torno a la frontera con México. Y un día después de su toma de posesión muchos titulares recogieron los primeros pasos: cerrar la frontera con México y controlar los movimientos migratorios.
Trump y la militarización de la frontera con México
La política fronteriza de Donald Trump con México ha continuado estos meses siendo un tema de gran controversia y ha generado grandes dosis de debate, tanto antes, como durante y después de su campaña. Ahora forma parte de los puntos centrales de su programa y nada más ser nombrado, ha empezado a ponerlo en marcha.
Un día después de su investidura, Trump explicó que “la soberanía de los EE.UU. está bajo ataque. Nuestra frontera sur está invadida por carteles, pandillas crimilales, terroristas reconocidos, traficantes de personas, contrabandistas (…) que perjudican a los estadounidenses”. Por tanto, un día después de llegar a la Casa Blanca, anunció que reinstaurará la campaña “Quédate en México”, oficialmente denominado “Protocolo de protección para migrantes”. Una polémica iniciativa que ya entró en vigor hace cinco años, durante el primer mandato de Trump como presidente.
Este protocolo obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México mientras los casos son procesados en EE.UU. El programa ha sido reinstaurado y suspendido en varias ocasiones, pero afecta y ha afectado a miles de migrantes. Además, las condiciones precarias de los campamentos temporales ubicados en México, hacen saltar todas alarmas por cuantos peligros puede provocar la situación de insalubridad en que se encuentran las personas que hay en ellos.
Sellar la entrada de un país
Trump considera, además, una cuestión de “seguridad nacional” la militarización de la frontera con México. Los 3.000km que separan la frontera de este país con los EE.UU. volverán a tener un indeseado invitado: el muro que volverá a ser construido para reforzar la separación. La deportación masiva de migrantes también está entre los planes de Donald Trump. Una medida que afectará a los aproximadamente 14 millones de personas indocumentadas que hay en estos momentos en territorio estadounidense.
Y, de hecho, nada más tomar posesión como presidente, firmó una orden para eliminar el derecho automático de adquirir la nacionalidad estadounidense, protegido, por cierto, por la Constitución. Ante esto, el presidente, no obstante, defiende “La ciudadanía por derecho de nacimiento” porque “encarna la promesa más fundamental de EE.UU.”. El reasentamiento de los refugiados también ha quedado suspendido. Y, por contra, reinstaurada la pena de muerte a nivel federal, una medida cuya moratoria fue impuesta durante el mandato de Biden. Sin olvidar que a los carteles de la droga los ha señalado como organizaciones terroristas.
Donald Trump considera que la frontera sur de los EE.UU. ha sido invadida y hay que protegerla. Estas medidas fronterizas y migratorias, señalan con total transparencia la deriva que tomará los próximos cuatro años la política migratoria del nuevo presidente. Son, según su criterio, medidas ejecutivas “históricas”. De gran calado. Y que requerirán el envío de personal adicional a la frontera sur, incluidas las fuerzas armadas. Los militares tendrán instrucciones directas para dar prioridad tanto a la frontera con México, como a la integridad territorial. Trump quiere eliminar de un zarpazo la entrada irregular de inmigrantes. Quiere sellar la entrada a su país. Y, si es necesario, reforzará cualquier medida que esté en su mano, por contradictoria que sea, para lograrlo.