ANA PARDO DE VERA Y BERTRAND NDONGO

El 8 de enero de 2025, durante un acto conmemorativo en el Museo Reina Sofía de Madrid, se produjo un altercado entre la periodista Ana Pardo de Vera, directora corporativa de Público y Bertrand Ndongo, conocido por su activismo político y colaboraciones en medios digitales. El incidente entre Ana Pardo de Vera y Bertrand Ndongo ha generado una amplia discusión en torno al comportamiento de la periodista, sus implicaciones éticas y el contexto social en el que se dio.


Choque de racismo y censura entre Ana Pardo y Bertrand Ndongo

El altercado se produjo durante un acto público en Madrid, donde Bertrand Ndongo, un periodista y activista político de origen camerunés, se acercó a un grupo de periodistas para realizar preguntas y grabar sus interacciones. Según fuentes cercanas, Ndongo adoptó un tono provocador, lo que llevó a Ana Pardo de Vera a intervenir de manera abrupta, arrebatándole el micrófono y arrojándolo al suelo.

A raíz de ese momento, muchas han sido las críticas que se han arrojado contra la periodista de PúblicoUno de los principales argumentos en contra de Ana Pardo de Vera es que su reacción fue excesiva y violenta. La acción de arrebatar el micrófono y arrojarlo al suelo fue percibida como una muestra de intolerancia. También como un intento de silenciar a Ndongo de manera física. En un contexto profesional, este tipo de comportamiento es inaceptable. Vulnera los principios de respeto y diálogo que deben primar en cualquier interacción, especialmente en un entorno público y mediático.

La cuestión racial también ha sido central en las críticas hacia Ana Pardo. Bertrand Ndongo, siendo un periodista de color y conocido por su postura política controvertida, se encuentra en una posición vulnerable en un país donde el racismo estructural aún es un problema. Muchos han interpretado la reacción de Ana Pardo de Vera como un acto de racismo. Y esto es porque su conducta hacia Ndongo pudo haber sido influenciada por prejuicios raciales, conscientes o inconscientes. 


Comportamiento que atenta contra la libertad de expresión

Pero no solo las críticas quedan ahí; otro punto de crítica es que el comportamiento de Pardo de Vera atenta contra la libertad de expresión. Ndongo, independientemente de sus métodos o intenciones, estaba ejerciendo su derecho a la libre expresión al hacer preguntas y grabar en un evento público. Al arrebatarle el micrófono, Ana Pardo no solo actuó de manera violenta, sino que también intentó silenciar una voz disidente. Esto es contrario a los principios fundamentales del periodismo y la democracia.

El incidente también ha sido visto como un reflejo de la falta de profesionalidad de Ana Pardo de Vera. Como periodista, profesional del medio, debería haber mantenido la compostura. Su reacción estuvo exenta de control. Este tipo de comportamiento no solo daña su reputación personal, sino que también socava la credibilidad del medio de comunicación que representa.

El altercado entre Ana Pardo de Vera y Bertrand Ndongo es un recordatorio de los desafíos persistentes en la sociedad española en términos de racismo, polarización y profesionalismo en el periodismo. Más allá de las críticas individuales, este caso debe servir como un toque de atención para abordar de manera más efectiva y proactiva los problemas estructurales que subyacen en estas tensiones. Solo a través de un compromiso genuino con el respeto, la inclusión y la ética, se podrá construir un entorno mediático que refleje verdaderamente los valores democráticos y la diversidad de la sociedad.


Es necesario un entorno inclusivo y respetuoso

Desde mi punto de vista, la cuestión del racismo no puede ser ignorada. Y esta señora ha actuado movida por el color del periodista. A pesar de los avances sociales, las personas de color siguen enfrentándose a situaciones de discriminación. Y esto es de manera tanto sutil como explícita, en múltiples esferas, incluidos los medios de comunicación. 

Por su parte, y no menos importante, la libertad de expresión debe ser considerada como un pilar fundamental de cualquier democracia, pero también conlleva responsabilidades. Ndongo, conocido por sus opiniones provocadoras, tiene derecho a expresar sus puntos de vista, como cualquier periodista o ciudadano de a pie. Pardo de Vera, como periodista, tiene la responsabilidad de manejar situaciones difíciles con profesionalidad y compostura, algo que falló en este caso.

Por tanto, los medios de comunicación, los periodistas y la sociedad en su conjunto deben reflexionar sobre cómo se manejan las diferencias, cómo se enfrentan los prejuicios raciales y cómo se puede promover un entorno más inclusivo y respetuoso. Es una oportunidad para que los medios revisen sus prácticas internas, implementen políticas más inclusivas y fomenten un ambiente de trabajo que respete la diversidad.


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