Pedro Sánchez está acostumbrado a vacilarnos y chulearnos, y por lo visto su hermano David, el músico, que se hace pasar por David Azagra, ha aprendido del ejemplo fraternal. De todos modos, no creo que haya sido buena idea para sus intereses presentarse ante la juez Beatriz Biedma, que instruye contra él una causa por delitos contra la Administración Pública, contra la Hacienda Pública, prevaricación, tráfico de influencias y malversación, y vacilarla de modo descarado.
David, aprende del ejemplo fraternal de su hermano
Da un poco de grima ver el video de la declaración de David Sánchez Pérez Castejón, alias Azagra, con los ojos cerrados, porque escuchando solo la voz es como escuchar a su hermano, el número uno. David Sánchez trató de convencer a su señoría de que encontró el trabajo a través de una búsqueda en Google mientras se tomaba un café, aunque la realidad dice que no debió encontrar en el buscador dónde se ubicaba su despacho, porque no acudía.
El alegre hermano, al que nombraron jefazo de la Oficina de Artes Escénicas, ni iba a trabajar ni tenía idea de ir porque ante su señoría Biedma, a la pregunta de dónde estaba su lugar de trabajo respondió: “Imagino que es donde yo estoy”. A la pregunta de si recordaba haber mantenido una entrevista personal para que le dieran el trabajo dijo: “Me alojé en un hotel Ilunion, creo que se llama, hubo una entrevista personal, sí”, pero no recordaba que le preguntaron, ni cuánto se prolongó la entrevista ni si había solicitado en ese primer contacto teletrabajar. Y el summum llegó cuando la jueza le preguntó “si usted es el jefe de la Oficina de Artes Escénicas, ¿qué es esa esa oficina, dónde está ubicada, quién la compone, a qué se dedica”.
La respuesta de Sánchez: “Pues no sé, la oficina que se encarga de las artes escénicas”. Y abrocó diciendo que junto a él “trabajaba Angel Seco, que no sé que cargo tiene”. Tampoco sabía este pájaro desde cuando vivía en Portugal (le preguntó a su señoría cuándo terminó la pandemia) ni dónde se encontraba la oficina que dirigía, tras haberse levantado 273.000 eurazos de dinero público en seis años, a más de 45.000 anuales.
Cada día nos vacilan más
No le arriendo las ganancias a Emilio Cortés Bechiarelli, el abogado defensor de David Sánchez, que quiero suponer instruiría a su cliente antes de su comparecencia, pero claro, David es un Sánchez Pérez Castejón, y a estos Sánchez se la suda todo. Y, no hay abogado que les haga entrar en razón. Supongo que el letrado Cortés le habrá explicado que fue una mala idea vacilarle a la juez instructora. Cortés hizo su tesis doctoral sobre delincuencia emocional y pasional, y tiene buen cartel en Extremadura.
Con su experiencia seguro que sabe que la jueza resolverá en función de las pruebas que haya en la causa, pero también que la declaración no le va a ayudar. Su cliente seguro que sabe que el despacho de Cortés, según su página web afirma, “está especializado en cualquier cuestión relativa a los procedimientos penales en todas sus fases, incluyendo la ejecución penitenciaria”. Podían haberlo redactado mejor, pero se entiende. Aunque este Sánchez sabe que si le vienen mal dadas su hermano tiene a Conde Pumpido calentando, como con Begoña, la amada del presidente y cuñada del músico que encontró un puestazo en Google. Cada día nos vacilan más. No solo el Gobierno, también el hermano del número uno. Esto es ya recochineo. Y la peña tragando, como siempre.
Este Sánchez tendrá que ser juzgado y veremos lo que resuelve la sentencia, pero esta declaración ante la jueza Biedma le va a perseguir toda la vida, aunque a él se la sude. Ah, y por supuesto, David Sánchez no entró por la puerta de los Juzgados sino en un coche con los cristales tintados por un garaje. O sea, como todo el mundo.