No me digan que lo de la Sanidad Privada para los Funcionarios Públicos no tiene su aquel, existiendo, como existe, una Sanidad Pública, dizque ¡la mejor del mundo!, para atenderlos. Los últimos movimientos para defender esta aberración ontológica ponen de manifiesto que todos esos funcionarios lejos de estar interesados en servir al Pueblo –si es que lo estuvieron alguna vez- parecen mucho más interesados en servirse del mismo. ¡Han interiorizado el comportamiento de la PPSOE!
Los protagonistas del momento
Los protagonistas del momento son el sindicato CSIF que acusa al desgobierno de Sánchez de poner en riesgo MUFACE (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado) porque “nuestros funcionarios se merecen la mejor atención en el marco de un modelo asistencial que forma parte de sus condiciones laborales desde el momento en el que ganan la oposición«.
Y, UNIPROMEL, una asociación de médicos autónomos, denuncia que ISFAS (la mutua de las Fuerzas Armadas y la GC) y MUGEJU (la mutua del personal de justicia) discriminan a los mutualistas al negarles el derecho a la libre elección limitando su acceso a la sanidad pública universal. Vamos, que no pueden ir a la Seguridad Social. Es decir, que no pueden acudir al sitio al que previamente han renunciado para acogerse, incoherentemente, a la sanidad privada.
Los tres son, en esencia, conciertos con la sanidad privada. MUFACE, el más grande, cubre a más de 1,5M de personas, entre titulares y beneficiarios. Nos cuesta a todos los contribuyentes más de 1.300M€ al año. El drama aquí es que ninguna aseguradora se ha presentado al concurso para hacerse con este concierto a pesar de haber aumentado la oferta en más de 303M€ respecto a 2024 (ofertaron 1.337M€, para 2025, y 1.344M€, para 2026). MUGEJU e ISFAS, con 91.834 y 559.887 beneficiarios respectivamente, han tenido más suerte y han conseguido firmar ya, para los próximos dos años, con varias aseguradoras.
Sorpresas en el asunto de la sanidad privada para los funcionarios públicos
Sorprenden muchas cosas en este asunto de la sanidad privada para los funcionarios públicos. Lo primero es que tengan que pagarla los contribuyentes del sector privado cuando los del sector público cobran, de media, un 20% más que sus homólogos en el sector privado. ¿Qué atención se merecen, entonces, los trabajadores del sector privado? ¿Por qué no hay un seguro privado también para ellos? En segundo lugar, estos conciertos van en la dirección contraria del discurso político del desgobierno Sánchez de blindar la sanidad pública, vetando la derivación de pacientes hacia la sanidad privada, salvo excepciones. Una derivación que no supone ni el 11% del presupuesto sanitario total.
En tercer lugar, sorprende que los propios funcionarios públicos huyan de la sanidad pública dizque «la mejor del mundo«. ¡Lo mejor de lo mejor! No se entiende tamaña deserción en aquellos que deberían defender la sanidad pública con el ejemplo. ¿Por qué no quieren ver la sanidad pública ni en pintura? Sencillamente, porque saben que no funciona. Saben que hay 3M de personas en lista de espera y que cualquier trámite allí lleva meses. Finalmente, te diré lo que no quieren que sepas.
Haz lo que te digo, no lo que hago
No quieren que sepas que el coste sanitario supone, de media, el 40% del presupuesto total de las CCAA y que la sanidad privada logra ahorrar entre un 25% y un 60% del coste de cualquier actuación en la sanidad pública. Echa cuentas: ¡la privada es más rápida, mejor y más barata! Empero, a la PPSOE no le gusta porque quiere seguir vendiéndote el auxilio social como un regalo suyo, como ya lo hiciera antes el General. No es ningún regalo, lo pagas tú con tus impuestos, así que la PPSOE te «regala» un servicio mucho peor, a un precio mucho más caro. ¡Vaya regalito!
Haz lo que te digo, no lo que hago. Esta es la divisa de la PPSOE, y los funcionarios la han hecho suya. Así, en lugar de defender lo público con dedicación para satisfacer las necesidades del Pueblo que les paga, prefieren hacerles la pelota a los políticos para vivir al margen del sistema. La PPSOE está dilapidando nuestros impuestos y los funcionarios, en lugar de plantarse para hacer las cosas bien, tratan de escapar del sistema que ellos mismos gestionan y administran. Un auténtico sindiós.
La única solución es privatizar todos los servicios públicos, menos seguridad y defensa, para unificar el mercado y cumplir con ese derecho a la igualdad que UNIPROMEL reclama ¡solo para los funcionarios! Pagar una sanidad privada a los funcionarios públicos no tiene ningún sentido. Pagar una sanidad pública mucho más lenta y cara que la privada tampoco. ¿Vas a hacer algo o lo de siempre?