Entramos en la recta final de la Campaña Presidencial de los USA 2024 con todos los medios del gobierno franquenstein machaconamente posicionados con Kamala Harris. Un auténtico bombardeo a favor de Kamala y en contra de Trump. A mí, ni me va ni me viene, porque ni soy yanqui, ni vivo en los EEUU. La reflexión que hago es, como siempre, en clave nacional y me pregunto ¿quién es más confiable políticamente? No obstante, antes de responder, considero oportuno repasar las promesas de los dos candidatos.
Promesas y opciones: candidatos Kamala y Trump
Las promesas de Kamala son tan etéreas como invertir en infraestructuras, viviendas asequibles y guarderías, crear empleo, aumentar los salarios –como si los pagara ella- acelerar la transición a las energías limpias, reducir el coste de la vida. Y, que todo eso, no lo paguen las familias trabajadoras, claro, sino los estadounidenses más ricos. También quiere intervenir los precios abusivos de las empresas y, al mismo tiempo, reducir la dependencia de las cadenas de suministro extranjeras mientras recupera el liderazgo USA en el mundo. La restauración de las libertades reproductivas a nivel federal y mayor protección para los derechos civiles de los LGBTQ+. Más seguridad fronteriza y una reforma integral de la inmigración… Soplar y sorber al mismo tiempo, es lo que, en el fondo, promete Kamala.
Donald Trump, por el contrario, se centra en cosas mucho más tangibles, con el aval de que cumple lo que promete. Se compromete a deportar a más de 10M de residentes en situación irregular, a proteger los productos americanos con aranceles, aumentar la producción nacional de petróleo y gas para reducir los precios de la energía y el mayor recorte de impuestos de la historia. Defiende que cada Estado tenga libertad para regular el aborto, sin veto federal, cortar losfondos públicos a los colegios que entren en la identidad de género y sacar a los «trans» de las competiciones femeninas. Además, en la esfera internacional, apuesta por combatir a los carteles de la droga con el ejército, por terminar rápidamente la guerra de Ucrania y por defender a Israel. Más claro el agua.
A partir de aquí, creo que la opción de Trump es plausible, más allá de los gustos personales. Son promesas al alcance de la presidencia. Por el contrario, lo de Kamala son cantos de sirena tantas veces escuchados que no pueden tener ningún efecto real -más allá del desiderátum- en una persona normal. Ni partidaria, ni creyente, solo normal. «Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son«, como nos señaló, en el siglo XVII y con acierto, Calderón de la Barca.
Cuentos de la PPSOE que tocan nuestro corazón pero son inviables
Lo de Kamala me lleva a pensar también en la PPSOE por lo de los buenos deseos que nunca se cumplen. Tocan el corazoncito de la gente que, mayoritariamente, es buena y aspira a un mundo mejor. ¿La política va de deseos? Sí y no. A mí, de pequeño, me enseñaron que la política es el «arte de lo posible«, en línea con lo que dijeron antes Aristóteles, Maquiavelo, Bismark o Churchill. ¿Tenemos que soñar y desear un mundo mejor? Desde luego. La religión comunista –todas, en el fondo- nos promete eso: un mundo mejor. El problema viene cuando tratamos de construirlo. Ahí está el Mercado y ese Homo Economicus que no podremos soslayar, ni engañar. La construcción de algo pasa porque sea técnica y económicamente viable. Y los paraísos son siempre… demasiado caros.
Este es el problema de Kamala y de la PPSOE. Kamala y la PPSOE nos cuentan cuentos que tocan nuestro corazón, pero que son inviables. Pervierten la política para convertirla en el «arte de lo imposible» y la recontramadre de esa perversión es hacerte creer que sin nada serás más feliz, que te abandones a la inmigración ilegal y a las continuas subidas de impuestos porque solo así alcanzaras la Arcadia que cantaban los poetas (así, como mucho, no pasarás de la Alcarria). En definitiva, que te conformes y te calles y que les dejes hacer a ellos.
Muchos problemas tienen solución –casi todos- empero todo depende del planteamiento. Si el planteamiento se hace desde la capacidad de lo posible, podemos alcanzar soluciones. Si se hace desde el Sueño de Calderón, la cosa acabará en esa frustración que primero abre la puerta al abandono y que, luego, posibilita que los políticos te desvalijen por la ventana. ¿Quieres soluciones o ilusiones? ¿Seguirás soñando con la PPSOE o apostarás por algo nuevo y posible? Yo, desde luego, aspiro a promesas realistas y a que se cumplan.
