Un juez de instrucción de Madrid ha procesado y sentará en el banquillo al podemita Pablo Echenique por un presunto delito de odio. Echenique publicó un tuit en el que, en respuesta a uno anterior del obispo de Oviedo, escribió: “Es mucho más probable que un sacerdote cometa un delito de agresión sexual contra menores de edad a que delinca una persona migrante”.
El tuit de Echenique expresando su sentimiento de odio
Al margen de la consideración política o personal que se tenga sobre Echenique y de que ese texto conlleve una expresión de odio, me parece mal que el odio pueda ser considerado delito. El odio es un sentimiento y un sentimiento no debiera ser delito. No practico el odio ni el rencor. Quienes tienen esos sentimientos bastante pena llevan ya, porque son ellos los que sufren, no lo hacen aquellos a los que va dirigido su odio o su rencor.
Yo el tuit de Echenique lo incluyo en la misma categoría de aquel en el que una mema decía que todos los hombres pueden ser violadores. Una sandez consecuencia de su pensamiento radical. No sé si Echenique odia, aunque mi impresión desde fuera es que es muy probable que sí. Desconozco que posibilidades hay de que un sacerdote cometa un delito de agresión sexual o de que un emigrante cometa un delito. Lo que si es evidente es que hay muchas posibilidades de que cada día te encuentres a más de un memo diciendo o escribiendo una sandez consecuencia de su fanatismo ideológico.
A este paso van a terminar legislando para que haya también un delito de amor. No vaya a ser que alguien declare su amor, pongamos por Hitler, por el Ché Guevara, por Pol Pot, por Pinochet, Videla, Castro, Chávez o Maduro. O por algún asesino o violador en serie. O por alguna mujer que arruine la vida de su pareja por una denuncia falsa. Me lo estoy imaginando, al banquillo por un delito de amor.
Echenique me parece un tipo carente del más mínimo interés que ha sido dirigente de un partido, Podemos, que para mí representa lo peor de nuestra patética clase política. No le odio. Pero confieso que me he reído cuando he escuchado alguno de los chistes malvados que circulan sobre él. Es evidente que no tiene simpatía alguna por la Iglesia católica. Y está en su derecho, como tiene el derecho a expresar sus opiniones por más que a mí me parezca una memez lo que diga.
Dejemos de perseguir los sentimientos ajenos
La acción judicial es consecuencia de una denuncia de Abogados Cristianos. Su presidente, Polonia Castellanos, considera que “los ataques a los católicos van en aumento y es imprescindible que la Justicia condene estos hechos”. Soy católico, y sí, creo que hay muchos ataques a los católicos, especialmente en un personal que si se atacara del mismo modo a los musulmanes nos daría la turra con el odio también. Pero a mí lo que me paree imprescindible es que “estos hechos” a los que se refiere la señora Polonia Castellanos no sean delito.
Echenique ha insistido en que “desde el punto de vista de la seguridad ciudadana sería más eficaz deportar sacerdotes que endurecer la política migratoria”. A ver, lo de “deportar sacerdotes”, así escrito, me parece delirante. Estoy a favor de que la Justicia persiga a cualquier sacerdote que cometa un delito, como a cualquier ciudadano. No porque Kote Cabezudo haya violado a decenas de mujeres diría yo que hay que “condenar a fotógrafos”, así, sin más. Y lo de la deportación, confieso que me da repelús desde que siendo yo muy jovencito, la dictadura de Franco deportó a mi padre un año a Fuerteventura por el grave delito de haber acudido a un congreso de demócratas en Munich.
Si hay que alejar a un sacerdote, o a cualquier ciudadano, por ejemplo, a algún político, de alguna víctima. Hágase. Pero dejemos de perseguir los sentimientos ajenos por más repelús que nos produzcan. No se me ocurren muchas personas de las que pueda estar más alejado en todos los sentidos que Pablo Echenique. Pero estoy a su lado en este caso. Nadie, ni siquiera Echenique, debiera sentarse en un banquillo por expresar sus sentimientos. Echenique que odie a quien quiera si lo desea. Allá Echenique con sus odios. Pero que nadie empapele a Echenique por odiar. Y para terminar, creo recordar, lo escribo sin haberlo contrastado, que Echenique ha reclamado que otros sean empapelados por delitos de odio. ¡Ay Echenique, Echenique!
RECTIFICACIÓN
En mi artículo del pasado lunes cometí un error por el que, fieles lectores, les pido perdón y paso a rectificar. Max Verstappen no pronunció la palabra “jodido” a más de 200 por hora en una comunicación interna con sus ingenieros. La dijo en la rueda de prensa posterior a la finalización del Gran Premio de Singapur. Conocida por mí la noticia de la sanción por varios medios de comunicación, y comprobado con una conversación con un español comisario de F-1, en una cuenta de X leí que lo había dicho en plena carrera. No hice la comprobación a la que estaba obligado sobre ese detalle y por ello pido perdón a los lectores. Y añado que no modifico la opinión expresada en el artículo.
El capo de la F-1, el saudí Mohammed Ben Sulayem, que dijo “no somos raperos, ¿Cuántas veces por minuto dicen la palabra con F (fuck, o sea, jodido)? Nosotros no somos eso”. No soy rapero ni me gusta el rap y dijo tacos muy frecuentemente. Y sin duda prefiero a mil raperos que digan jodido diez veces por minuto antes que a un saudí que persiga a las mujeres o a los homosexuales por el mero hecho de serlo. Me parece bien que una organización se preocupe por la urbanidad y los buenos modales, pero sin este falso puritanismo del saudí. Los tacos, además, forman parte de la comunicación desde tiempos inmemoriales. Reiterada mi opinión sobre el asunto, lamento muy sinceramente haber cometido ese error al no efectuar una comprobación antes de escribir o no atribuir la cita a quien se la había leído, que ahora no viene al caso porque el error fue mío.