Félix Bolaños, el triministro, hombre fuerte de Presidencia, estaba acostumbrado a hacer y deshacer, a mandar en el partido y en el Gobierno. A él le encargó Sánchez negociar la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). De entrada, logró pactar con González Pons (PP) que pasaran de repartirse los vocales del cegepejota entre todos los partidos a repartírselos al 50% el PSOE y el PP. Los nacionalistas se quedaron sin lo suyo, y pasarán factura. Pero Bolaños tan contento.
Pelea de gallos entre Bolaños y Margarita Robles
Sucede que el nuevo Consejo tenía que elegir presidente, y en contra de lo que se ha dicho y escrito, no lo iban a elegir los vocales sino que eran Bolaños y González Pons quienes negociaban. Los “progresistas” impusieron de entrada como condición para llegar a un acuerdo consumar una discriminación por razón de sexo, de modo que ningún varón podía optar a la presidencia, que debía ostentar una mujer. Y Bolaños aportó dos nombres, Ana Ferrer o Pilar Teso, pero ni una ni otra conseguían el apoyo necesario. Los esbirros de González Pons no pasaban por el aro, y los esbirros de Bolaños se encelaron en esas dos candidatas, y la cosa no se cerraba.
Sánchez quería que el cegepejora tuviera presidenta para la inauguración del año judicial, y entonces la ministra de Defensa, Margarita Robles, pequeña pero ladina, comenzó a mover sus muchos hilos en el mundo judicial. Se las apañó para que la mayoría del cegepejota eligiera a una amiga suya, Isabel Perelló, que no estaba en las quinielas, en una designación en la que no se valoraba la idoneidad por méritos o capacitación profesional, sino fundamentalmente el hecho de ser mujer. Y, evidentemente Perelló lo es, y ser “progresista”.
De modo que Ana Ferrer y Pilar Teso, mujeres y supuestamente progresistas, se quedaron a la luna de Valencia. Una candidata inesperada logró la mayoría y la presidencia del cegepejota y del Tribunal Supremo de España. Margarita Robles le madrugó la cosa a Bolaños, que se siente desautorizado y tiene un cabreo africano. Dos personas próximas al triministro me dicen que “Bolaños no es buen enemigo, aunque Margarita no es poca cosa. Va a ir a por ella y no va a parar hasta que consiga sacarla del Gobierno”. O sea que pelea de gallos en el entorno de Sánchez, que más temprano que tarde tendrá que tomar partido.
Margarita Robles fue la primera mujer en presidir una Audiencia, la de Barcelona, y la tercera mujer en llegar al Tribunal Supremo. Fue secretaria de Estado de Interior con Juan Alberto Belloch de biministro de Interior y Justicia en el gobierno de Felipe González. La secretaria de Estado de Justicia eras Teresa Fernández de la Vega, actual presidente del Consejo de Estado. Las dos secretarias de Estado de Belloch, ambas magistradas con buena carrera, han medrado bien en la política. Pero se hicieron famosas por un episodio que acabaría con la carrera política de cualquiera.
Mal enemigo tiene Bolaños
Belloch tenía el reto de lograr la captura del fugado director general de la Guardia Civil Luis Roldán. Y le encargo el asunto a Robles y de la Vega con prioridad absoluta. Decidieron contratar al espía y delincuente Francisco Paesa, vinculado a los GAL, para que negociara con Roldán su entrega. Y le pagaron 400 millones de los Fondos Reservados del Ministerio de Interior. Pero la guinda fue que falsificaron unos documentos para hacer creer a la opinión pública que Roldán se había entregado en Laos.
El Ministerio llegó a hacer públicos unos documentos de Laos que en El Mundo verdadero demostramos que eran falsos. Eran unos papeles del Ministerio de Interior de Laos con membrete oficial y sello, y firmados por un capitán apellidado Khan. Ni el membrete ni el sello eran verdaderos ni existía el capitán Khan. Eran documentos falsos. Roldán no había pisado Laos y las imágenes de video que hicieron públicas de la entrega de Roldán no eran de Laos sino del aeropuerto de Bangkok (Tailandia).
Recuerdo el episodio para ilustrar el nivel de la señora Robles, ilustre magistrada y hoy ministra de Defensa, que sigue teniendo mucha mano en el mundo judicial y muchos contactos en el mundo policial de su época de jefaza en Interior. Y que visto lo visto no se corta para conseguir sus objetivos. Mal enemigo tiene Bolaños, que va a por Robles. Supongo que sabe con quien se juega los cuartos. Así están las cosas en el Gobierno. Y Sánchez a lo suyo, que nunca es lo nuestro.