El comité federal del PSOE fue, como se esperaba, un baño de rosas para Pedro Sánchez. Page en su línea, un paso adelante y un paso atrás. Y el puto amo en su salsa. Líder aclamado, con la chiqui Montero de palmera mayor del partido. Todos a la espera del Congreso en el que el jefe liquidará a quienes critican por lo bajini.
Sánchez saca el Autócrata que lleva dentro
La cosa no daba para más. No había noticia, hasta que a Sánchez le salió el autócrata que lleva dentro. Se ha acostumbrado a gobernar por decreto, de modo que el 54% de las iniciativas legislativas aprobadas desde que llegó a la Presidencia han salido del Gobierno, no del Parlamento. Para quien tenga dudas, lo dijo muy claro.
Quiere seguir en el poder como sea, “hay gobierno para largo” y está dispuesto a gobernar “tres años más con o sin concurso del poder legislativo si continúa siendo más restrictivo que constructivo”. Como sabe cualquier ciudadano mínimamente instruido, España, según nuestra Constitución, tiene un régimen parlamentario en el que “las cortes representan al pueblo español y ejercen la potestad legislativa del Estado y controlan la acción del Gobierno”.
Sin el apoyo del legislativo Sánchez podrá mantenerse en La Moncloa, pero estas palabras, que llevaba bien meditadas, porque formaban parte de un texto leído, constituyen una amenaza democrática intolerable y evidencian más que nunca al autócrata Sánchez, que quiere gobernar por sí solo, al margen del Parlamento democráticamente elegido en las urnas, hacer y deshacer. Sobre todo deshacer, a su antojo.
La militancia y los dirigentes socialistas no parecen ser conscientes de que la deriva autócrata de Sánchez, cuyo único objetivo político es permanecer él en el poder, no es un problema para el PSOE, partido que está liquidando el líder, sino para España, porque el precio a pagar por Sánchez a las minorías que le van a permitir permanecer en La Moncloa lo pagamos todos. Como dijo un insigne escritor, “Sánchez, para permanecer en el poder vende a su madre, pero entrega a la nuestra”