DE TIERRA FIRME A SUPERVIVIENTES

El lunes se presentó en el Círculo de Bellas Artes el nuevo libro de Irene Lozano “Tierra firme”, que firma Pedro Sánchez. Oficiaron la ceremonia dos periodistas amigos, Ángeles Caballero, que se prodiga en la SER y Jorge Javier Vázquez. Oficiaba en Mediaset con Sálvame y esas cosas y al que liquidaron tras sus ridículos “Cuentos chinos”.

No he leído el libro, pero seguí el acto con interés porque Sánchez utilizó de nuevo medios públicos en beneficio privado. Y se retransmitió por el canal de YouTube de La Moncloa e incluso por el Canal 24 horas de RTVE. En este caso con conexiones salteadas y con una ventana permanente en pantalla. Y por supuesto también en la web de El País.


Más que la presentación de un libro fue un acto de partido

Más que un acto editorial al uso de presentación de un libro más parecía un acto de partido o de Gobierno. Allí estaban catorce ministros. El día anterior, domingo, ningún ministro acompañó a Argentina al Rey a la toma de posesión de Javier Milei. Algo absolutamente inusual, porque es tradición histórica que a cada viaje, nacional o internacional del Rey, éste acuda acompañado de un ministro, denominado desde la época de María Cristina “ministro de jornada”. Visto el acto del lunes supongo que los ministros del Gobierno anduvieron el domingo atareadísimos con sastrería, maquillaje, manicura y peluquería para ir el lunes al Círculo de punta en blanco. También había abundancia de diputados, senadores y cargos públicos socialistas. Supongo no tendrían nada más provechoso que hacer para los ciudadanos en un día laborable.

La entrada no era libre ni para los periodistas, como suele ser habitual. Normalmente se solicita una confirmación previa pero en este caso solo recibieron invitación los periodistas amigos. Los responsables de seguridad no permitían la entrada de cualquier otro aunque acreditara su condición de profesional de prensa. Como viene siendo habitual en cualquier acto al que acuden Pedro Sánchez o sus ministros, había un  importante despliegue policial. Además se instalaron vallas para alejar al personal. Lo cual no evitó que se escucharan muchos insultos, especialmente en la llegada de Sánchez, Grande Marlasca y Oscar Puente.

Jorge Javier Vázquez protagonizó el acto. Se alargó tanto en su histriónica intervención que cuando llevaba quince minutos se escuchó una voz que dijo “calla, hombre”. Me cuentan que Jorgeja llevaba un pinganillo y por esa vía le invitaron a acabar, pero se terminó escuchando.


¿Un Supervivientes pero en el Gobierno?

Sánchez ejerció de víctima, como viene haciendo en sus últimas presencias televisivas. Transmitió sus quejas con la oposición y sobre todo con los periodistas que no le tratan con el almíbar que le estaban suministrando Caballero y Vázquez. Reiteró que “jamás en nuestra democracia ha habido tanta inquina y se ha deshumanizado a nadie” como a él. Lo de “deshumanizar” lo reitera mucho para referirse a las críticas y los insultos. Y, como casi siempre, ni dice verdad. El rey de los insultos, con su arte, fue Alfonso Guerra. Respecto a la inquina sabe bien Sánchez que durante muchos años su principal sostén parlamentario resolvía la inquina con un tiro en la nuca no a golpe de tuit sino a disparo de 9 Parabellum.

Y entre Sánchez y Jorge Javier de descojonaron de todos nosotros haciendo risas sobre el mediador internacional elegido por Junts para supervisar las reuniones clandestinas de Ginebra. Me quedo con una idea. Cuando Jorgeja le dijo que le veía de participante de Supervivientes, Sánchez, muerto de risa le dijo “eso lo hacéis en Honduras, ¿no?, o en El Salvador. De allí es el verificador que hemos encontrado”. Estaría mejor que bien organizar un Supervivientes con el Gobierno en pleno, presentado por Jorgeja incluso, en el que cada semana los españoles pudieran nominar a uno y expulsarle para siempre, hasta acabar con todos expulsados.


Y Además..

  • No comparto el jolgorio mediático y político celebrando el nombramiento de Nadia Calviño para la presidencia de Banco Europeo de Inversiones (BEI) como un éxito para España. Es un éxito para ella, que se va a levantar más de 400.000 euros anuales. Pero que se ande con ojo si pretende colocar a su marido como hizo en el Gobierno de España, que en Bruselas no les va a molar. La señora Calviño movió los hilos para que Patrimonio Nacional contratara a su marido, Ignacio Manrique de Lara. La presidente de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, ex subordinada de Calviño en el Ministerio de Asuntos Económicos, le hizo un contrato de alta dirección. Descubierto el asunto por El Mundo, a las tres semanas, el marido de Calviño renunció a su cargo manifestado públicamente que “he decidido optar por otras ofertas profesionales”. Mentira. Poco después de renunciar, Manrique de Lara contaba en su perfil de Linkedin: “Tengo noticias personales. Empiezo mi nuevo trabajo como consultor en estrategia digital como profesional independiente en servicios de consultoría para SaaS, marketing digital, Cloud, IaaS, CDN, ciberseguridad, educación online y transformación digital”. Una actividad encomiable, sin duda, la de hacerse autónomo, pero que nada tiene que ver con haber aceptado otra oferta profesional, como dijo al irse de la empresa pública en la que le colocó su señora. Se fue cuando les pillaron, cuando se descubrió el nepotismo de Calviño. En cualquier caso, con los 400.000 anuales van a ir sobrados, porque la sede del BEI está en Luxemburgo, un paraíso fiscal. No saben nada Sánchez y sus esbirros de dónde colocarse. Unos artistas.

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