LOS ABUSOS SEXUALES EN LA IGLESIA

El País se marcó una portada histórica: “Abusos en la Iglesia: 440.000 víctimas”. Y en su editorial elogiaba la investigación del Defensor del Pueblo, Angel Gabilondo afirmando que “es un triunfo histórico de la verdad… No se hubiera llegado a este momento sin la exhaustiva investigación que desde hace cinco años viene realizando El País”.

Un abuso sexual, más aún si la víctima es menor de edad, debe investigarse a fondo, perseguirse hasta el final, juzgarse y en caso de probarse, condenarlo. Y después cada víctima tiene derecho a ser reparada. Es igual dónde se cometa el abuso, en que entorno suceda.

En la Iglesia se han producido abusos. Lo sabemos. Como se han producido y se producen en las familias, en los centros de menores, en las escuelas, en centros de trabajo. Me sorprende que Angel Gabilondo haya centrado su investigación, su encuesta y su informe solo en los abusos perpetrados en la Iglesia. Creo que esto puede levantar alguna sospecha sobre las motivaciones para hacer ese informe.

Gabilondo ingresó en el noviciado de Alsasua (Guipúzcoa) con 17 años. Fue hermano del Sagrado Corazón en Vitoria y en Madrid. Alumnos que tuvieron de profesor al padre Gabilondo en Madrid le recuerdan bien porque le apodaron “cromagnon” y “porque repartía hostias como panes, pegaba duro y jamás denunció sino que protegió a otros curas que pegaban más que él”. En los años ochenta tuvo una crisis de fe y se quitó los hábitos. Dejó de servir a Dios y en poco se entregó en cuerpo y alma a servir a Rodríguez Zapatero y después a Pedro Sánchez.


La encuesta y el informe de Gabilondo que el País convierte en «supuesta realidad»

La metodología del informe de Gabilondo es más que cuestionable. Acredita 487 casos de abuso sexual. A partir de ahí completa la gravísima acusación con una encuesta de la que saca conclusiones que no son compatibles con las garantías jurídicas de que debe disponer una acusación tan grave. Una encuesta a 8.000 personas extrapolada sobre el total de españoles de entre 18 y 90 años. En esa encuesta 90 personas declararon haber sufrido abusos sexuales en el ámbito religioso. De ahí a concluir que las víctimas son 440.000 hay un largo trecho.

Es intolerable que los 487 casos acreditados y documentados los convierta Gabilondo en 440.000 basándose en una encuesta. Es incluso una falta de respeto al dolor y el sufrimiento de esas 487 víctimas. Y El País, siempre al lado del sanchismo, titulando en portada con una acusación sin prueba alguna, disparatada. En resumen, el Defensor del Pueblo encarga una encuesta, elabora un informe y El País convierte una encuesta en supuesta realidad.

La encuesta, por cierto, la hizo la empresa GAD 3 de Narciso Michavila, el que la cagó en las previsiones de las últimas elecciones generales. Es evidente que 90 encuestados dijeron haber sufrido esos abusos. Pero si en las encuestas electorales algunos le dijeron a GAD 3 que iban a votar a la derecha y después votaron a la izquierda no podemos descartar que no todos los 90 que dicen haber sido abusados lo hayan sido de verdad. En cualquier caso, me parece inmoral e injusto, más aún en una institución pública, formular una acusación de 440.000 abusos sexuales con base en una encuesta. Debió hacerlo solo sobre hechos probados. Convertir 90 hechos probados en 440.000 es un dislate. Por cierto, ninguno de los 8.000 encuestados por GAD 3 por encargo de Gabilondo fue entrevistado presencialmente.

No hay un solo caso justificable de abuso sexual, y es verdad que resulta especialmente grave en el seno de la Iglesia. Pero este informe del ex- fraile Gabilondo es imprudente y resulta altamente ofensivo. Y sorprende que haya centrado sus pesquisas solo en la Iglesia. Siendo donostiarra, ex-candidato socialista y alto cargo del Gobierno, Gabilondo tuvo toda la información del “caso Kote Cabezudo”, en el que decenas de mujeres acreditan, no con una encuesta, sino con abundante prueba en una instrucción judicial, haber sido abusadas, muchas de ellas siendo menores de edad.

Abusos grabados en video y distribuidos por el violador en páginas web de pornografía infantil, y acreditado quedó también que el violador en serie dispuso durante años de la protección de Odón Elorza siendo este alcalde de San Sebastián. No se conoce una sola iniciativa del Defensor del Pueblo para investigar esos abusos, como tampoco El País tuvo durante años el más mínimo interés en informar del caso, como el Gobierno del partido de Gabilondo permaneció callado conociendo todos los detalles del caso y llegó a presentar a Elorza a unas elecciones conociendo su protección al violador. 


Una investigación solo a la Iglesia y sin pruebas

Ha habido, y seguro que hay, religiosos pederastas, como ha habido y habrá políticos, abogados, periodistas, profesores, fruteros, e ingenieros pederastas. Hay que dedicar todos los recursos posibles a investigar, denunciar y castigar a los culpables. Pero que el Defensor del Pueblo, que tiene como función defender los derechos fundamentales y las libertades de los ciudadanos a través de la supervisión de la actividad de las administraciones públicas, haya dedicado su tiempo a investigar solo a la Iglesia (que no es una institución pública) y haya hecho un informe acusándola de 440.000 abusos sexuales basándose en 90 casos acreditados y en una encuesta es indecente, inmoral,  intolerable y ya veremos si delictivo.

La Iglesia ya ha reconocido su pasividad ante muchos casos de abusos sexuales en su seno y ha reconocido que abandonó a las víctimas. Gracias a Gabilondo y a El País ya tiene la izquierda otra cifra falsa para hacer campaña. Pedro Sánchez ya dijo en su día, sin encuestas esa vez, que en España había más desaparecidos que en Camboya, que España era el segundo país del planeta con más desaparecidos, tras Birmania. Lo dijo “cambiando de opinión”, porque poco antes había afirmado en el Congreso que “España es después de Camboya el país del mundo con más desaparecidos forzosos, 114.000”. Pero a esta peña la verdad se la suda. Les es igual Camboya que Birmania, convierten en verdad la extrapolación de una encuesta.

Gabilondo, en su informe, propone que se cree un fondo estatal para pagar indemnizaciones a las víctimas de los abusos. No sabemos si lo que pretende es indemnizar a las 487 víctimas acreditadas o si su intención es que el Estado, con nuestro dinero, indemnice también a las 440.000 víctimas imaginarias. Si me imagino quien se llevaría ese dinero, claro. 

Tras hacerse público el informe de Gabilondo, Sánchez salió a la palestra a decir que “España es hoy un poco mejor, y el informe arroja luz sobre una realidad que todo el mundo sabía, pero de la que nadie hablaba”. ¡¡Ay, Pedro Sánchez!! Él supo con todo detalle del sufrimiento de las víctimas de Kote Cabezudo, de la protección que prestó al violador su correligionario y hombre entonces de su confianza Odón Elorza, del abandono que padecieron. Sabía que todo el mundo lo sabía y no hacía nada. ¿Y que hizo Sánchez? Lo mismo que Gabilondo: NADA. 

¿Hay alguien en el Congreso de los Diputados que vaya a solicitar una comparecencia de Gabilondo para dar cuenta de su disparate? Gabilondo, después de esto, no debiera seguir en su puesto un minuto más. En un Estado de Derecho no se puede acusar sin pruebas, basándose en una encuesta telefónica, desde una institución. Claro que este Gobierno ha liquidado hace tiempo el Estado de Derecho. España está hoy, tras este informe de Gabilondo, mucho peor. Y lo que nos queda por ver.


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