Pedro Sánchez, que es el Tony Soprano de la banda que se autodenomina “progresista” no tuvo huevos para debatir con Feijóo. Le encargó el trabajo a uno de sus sicarios, un tal Oscar Puente, famoso por haber sido alcalde de Valladolid. Por las condiciones ventajosas que obtuvo para comprar un pisazo de lujo en la milla de oro pucelana, por las vacaciones que se marcó en 2018 en el Puente Romano de Marbella. También por el yate con el que surcó las aguas baleares. El yate lo pagó un caballero, Sergio Zaitegui, al que Puente le adjudicó un contrato de 195.000 euros por facilitar material anti Covid al Ayuntamiento en una contratación directa y urgente. Y algunas cosillas más.
Oscar Puente parecía un remedo de Busy Bonpensiero. Y Puente debiera saber que Tony le liquidó a balazos cuando descubrió que trabajaba de chivatillo de la madera. Solo le faltó a Puente citar a su capo Tony, mi Gandolfini, cuando decía:” mi padre estaba en esto, mi tío estaba en esto, mi amigo estaba en esto. Tal vez fuera demasiado vago como para hacer otra cosa. Y me da igual que me tengan miedo, dirijo un puto negocio no un puto concurso de popularidad. Nosotros solo jodemos al que merece ser jodido”. Lo malo es que estos Sopranos castizos creen que todos los españoles merecemos ser jodidos. Ellos ya sabemos que, cito de nuevo a Tony, tienen claro que “la mierda te arrastra hacia abajo, el dinero fluye hacia arriba, y hay que saber que corriente quieres elegir”.
Los soprano van a formar de nuevo un gobierno «progresista»
El summum del matón Puente fue cuando dijo que el PP era una familia muy bien retratada en Fariña, o sea, una banda de narcos. Hagamos un poco de memoria democrática. Lo malo de la foto de Feijóo con el narco Marcial Dorado no son las fotos en sí mismas, sino las explicaciones que dio en campaña. Pero puestos a hablar de narcos y política, es esencial recordarle al PSOE que ya en 1982, en la celebración de la victoria en el Palace uno de los invitados fue un tal Pablo Emilio Escobar Gaviria. O sea, que detrás de la foto de Felipe González y Alfonso Guerra en el balcón, había fiesta, y en la fiesta estaba Escobar. Y no hay fotos ( o si), pero hay testigos, vivos todavía.
El PSOE no debiera, ni por boca de Sánchez ni por boca de un sicario enviado al escaparate, presumir de lo que no debe. Por ejemplo, de defensa de los derechos humanos. Un partido que ha practicado el crimen de Estado no está para dar lecciones de derechos humanos. Ni el sicario ni el capo, Sánchez, que se partía la caja de reírse de todo. Más memoria democrática. Sánchez, jovencito, fue el elegido para acudir a un programa de Telecinco, “Moros y cristianos”, a defender el crimen de Estado y acusar a quienes lo denunciábamos. O sea, que ya apuntaba maneras.
Y ahora los Soprano, que llaman nazi y fascista a todo discrepante, insisten en que van a formar de nuevo un gobierno “progresista”. Señores, van a formar gobierno con lo más parecido al fascismo que hay en la política española. Con EH Bildu, y con los dos partidos más de derechas, racistas y xenófobos de España, el PNV y Junts. Y no tienen empacho en autodenominarse progresistas.
E insisto en los aplaudidores de ambas bancadas. Triste y miserable vida la de quienes se dedican a la política para obedecer como corderos en el voto y para aplaudir al jefe. De nuevo en la bancada del PP vi a Javier Arenas. Manda huevos, inagotable al desaliento, siempre en el puente de mando, aunque representa lo más oscuro del PP. Y también destacar a Esteban González Pons, que no cesa de aplaudir echado para adelante. Le va a salir chepa, y que cada día extiende más los dedos convirtiéndose en una caricatura del servilismo palmípedo en los aplausos. Podría ocupar papel protagonista en la Escopeta Nacional. O sea, para llorar lo del Congreso, que no deja de sorprendernos. Nuestro Parlamento es desde hace tiempo la sede de la desolación.
