Después de 8 años investigando y denunciando en inmensa soledad el caso Kote Cabezudo, junto al abogado de las víctimas, el ovetense Mario Díez, el 21 de abril de 2021 me reuní a almorzar en el restaurante La Charca de Madrid con Iñigo Pérez Tabernero. Propietario de la productora Señor Mono. Mientras dábamos buena cuenta de un fantástico cachopo, me hizo una oferta para producir con él una serie documental. Acepté la propuesta pero le dije que la serie documental que yo quería hacer era la del Caso Kote Cabezudo.
Inicialmente, asombro. No sabía de qué le hablaba, como es lógico, porque nadie excepto yo denunciaba el caso. Y los grandes medios dedicaban sus esfuerzos a ocultarlo bien regados de publicidad institucional. Terminado el relato resumido que le hice del caso su reacción fue inmediata: “Vamos a por ello, vamos a hacer ese documental sí o sí”. Nos asociamos y pusimos en marcha con Señor Mono la producción, con Eduardo Mendoza dirigiendo un equipo de profesionales sobresaliente. Más de un año y medio después, la serie estaba terminada.
El trabajo de Señor Mono ha sido impecable. La serie tiene una factura de producción de primerísimo nivel. Ya conocen ustedes el episodio de Disney +, que compró la serie, anunció su estreno (aún hoy aparece en su Instagram), la distribuyó a decenas de periodistas que escriben del asunto. Y finalmente terminó anunciando que no la iba a estrenar y que nos devolvía los derechos que había adquirido. No me voy a extender más en un asunto que ya conocen con detalle.
La vida, a veces, recompensa a los decentes, a los buenos. Y tras un trabajo formidable e impecable de la productora Señor Mono hoy podemos anunciaros a todos que la serie sobre Kote Cabezudo se verá en breve en la plataforma Netflix en España. Netflix es la plataforma que siempre pensé idónea para estrenar una serie de este nivel.
La noticia es importante porque toda España debe conocer la verdad de un caso que muchos han pretendido ocultar protegiendo a un tipo condenado ya en firme como violador y pornógrafo infantil. La verdad de una investigación judicial calamitosa e indecente en la que las víctimas fueron revictimizadas de modo infame. Un caso que ha sido ocultado por los grandes medios durante años. La serie ha sido posible gracias a la producción de Señor Mono, pero esencialmente, gracias al esfuerzo de las víctimas. Ellos son las que dan la cara para que todo el mundo se entere de lo sucedido. Porque el caso Kote Cabezudo, en San Sebastián, y no solo en San Sebastián, muchísimos lo sabían.
Ahora van a verlo en una serie documental fantástica, seria, basada en la realidad de la información que consta en una investigación judicial que ya es pública. Y con los testimonios de las y los protagonistas. Y nada hubiera sido posible, ni la serie ni el documental, sin el trabajo hercúleo del abogado Mario Díez. Un ovetense con un corazón inmenso y un coraje insuperable. Jurista fino a quien no han podido agotar como pretendieron. Ha tenido que sortear todo tipo de ataques y adversidades para llegar hasta una sentencia firme ratificada por el Tribunal Supremo.
Mario Díez y las víctimas merecían que se conozca todo lo que ha sucedido durante años para vergüenza de una Audiencia como la de San Sebastián. De todos los partidos políticos, que no quisieron saber nada de las víctimas. Y de unos medios de comunicación que se prestaron a ocultar la verdad y a perseguir a quienes la denunciábamos.
Mi agradecimiento, como coproductor, a Señor Mono. A todo el equipo dirigido por Eduardo Mendoza Iniesta y a Netflix. Estoy seguro de que no se va a arrepentir de dar voz a tantas mujeres que fueron víctimas de un depredador sexual protegido por una banda de canallas pastoreados por gente con poder político. No se van a arrepentir de estrenar una serie documental de factura sobresaliente y cuyo contenido es necesario que se conozca. Y además va a ser un éxito para ellos, porque no me cabe duda de que van a ser cientos de miles los españoles que la van a ver.
Lo que es la vida. Quien me iba a decir a mí después de 8 años de batalla en soledad que de un cachopo en La Charca el proyecto de mi vida terminaba en Netflix. Bien está lo que bien acaba. Doy por buenos los sufrimientos, las zancadillas, los encuentros y los desencuentros porque mi único objetivo era que se supiera toda la verdad y que todo el mundo conociera este caso. Yo no soy protagonista de nada pero, que carajo, estoy orgulloso de no haber dejado de pelear hasta la victoria final y de haber coproducido esta serie con unos profesionales ejemplares y con unas víctimas que se merecen todo lo mejor. Va por ellas.