Hagamos balance. A falta de conocer los datos relativos a este año que estamos a punto de finalizar, creemos que no podemos tirar cohetes y decir que en 2022 hemos terminado con la lacra de los delitos sexuales que afectan a menores. Según el INE, en 2021 se registraron 3,196 condenados adultos por delitos sexuales y 439 menores condenados por este tipo de delitos. En ambos casos, la cifra es superior a la que se registró en 2020. Aunque cierto es también que ese año se rompieron todas las estadísticas habidas y por haber en cualquier ámbito, pues fue un año atípico en el que se reseteó todo lo conocido hasta el momento. 2022 no pinta que haya tenido un registro 0.
La delincuencia ha seguido su andanza y probablemente la tendencia haya seguido siendo al alza. Se intuye por las decenas de noticias relativas a los abusos sexuales a menores. A las que se refieren a menores afectados por violencia. También a la virulencia de los titulares. Cada vez engloban a más sectores implicados en la violencia a menores de edad: iglesia, centros educativos, familiares. Con lo que no se quiere decir que estas instituciones de la sociedad abusen por lo general a los menores, sino que la violencia hacia este colectivo tan olvidado, está por todos los lados.
Conocemos también que con la reciente aprobación de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, la conocida como “Ley del sólo sí es sí”, ha supuesto según algunos expertos que los tribunales estén revisando a la baja algunas sentencias de condenados por delitos sexuales. En los medios se habla de delitos sexuales en general y se pronuncian sobre cómo dicha Ley ha afectado a aquellos delitos en los que se ve afectada la integridad de las mujeres. Aunque poco se oye lo relacionado con los menores de edad. Porque, sintiéndolo mucho, los menores de edad han continuado siendo los grandes olvidados de nuestra sociedad. Y el transcurso del 2022 no ha ayudado a que se los visibilice tanto como se merecen.
Violencia y más violencia con menores
Este año que ahora terminamos ha sido el año en el que se han destapado varias redes de pornografía infantil. Un año en el que han salido a la luz varias tramas que se han dado con total impunidad en comunidades como Baleares, la Valenciana o País Vasco. Tramas en las que, por supuesto, hay muchas menores afectadas. Se han dado muchos casos también de pedofilia. Numerosos a través de la red y por medio de las redes sociales, en las que cada vez encontramos un mayor número de usuarios menores de edad.
De nuevo se han conocido casos de familiares que han abusado de sus menores. Abuelos que se pasan de la raya y delinquen con sus propios nietos. Padres y madres que tienen sus hijos como cebo para dar pie a grandes redes y tramas de pedofilia en la red. Vecinos, tíos o conocidos que se acercan a menores cercanos con la excusa de darles cariño y lo que generan son heridas complicadas de cerrar. Y en definitiva, casos que parecen inverosímiles por lo detestables y que han seguido sucediéndose en este 2022 que estamos a punto de finalizar.
Entre pañales (por no decir directamente que se encuentra con el culo al aire) existe una normativa férrea, rígida, que protege a nuestros menores. Que les dé el sitio que se merecen en nuestra sociedad, que aún sigue viendo con los ojos de un adulto que ha olvidado que un día también él fue pequeño. Por terminar, el endurecimiento de las penas para aquellos que abusan y delinquen con menores, contra los menores, atacándolos, abusando de ellos o hasta matándolos.
Quizá, si entre todos lo deseamos con fuerza, se cumpla que en 2023, ese año que ya llevan meses pintándonos como el año de la crisis, de la inflación y de la pobreza, llegue a ser también el año en que por primera vez se fije la vista sobre nuestros menores. Sobre los que tenemos aquí y sobre los que llegan porque la sociedad de la que escapan también los tiene olvidados. Ojalá nuestros deseos lleguen lejos y la fuerza con que los pidamos sea capaz de hacerlos realidad. Para que en diciembre del año que viene podamos hacer balance de todo lo que hemos conseguido. Por nosotros y por nuestros menores.