A Mikel Iturgaiz, hijo del dirigente del PP Carlos Iturgaiz, los etarras, que ahí siguen, le tienen dictada una fatua. O sea, una orden de caza, y como en el País Vasco, en contra del discurso woke, la vida en libertad no significa que la convivencia sea pacífica y normal, a Mikel le siguen hostigando una y otra vez. La última en Guecho, donde el pasado día 5 fue hostigado, acosado, insultado y amenazado por una horda de proetarras. La coalición que lidera Arnaldo Otegui, integrada por Sortu, Eusko Alkartasuna y Alternatiba se negó en el Ayuntamiento de Guecho a apoyar una iniciativa para condenar los hechos.
Quienes acosan y amenazan a Mikel Itrugaiz constantemente, haciéndole la vida imposible, no le perseguirán por todo el planeta como los Yihadistas a Salman Rushdie. Aunque es evidente que tratan por todos los medios de que se vaya de su tierra, como se tuvieron que ir tantos miles que no vuelven porque saben que aunque ETA ha dejado por ahora de matar, no ha desaparecido. Y sus matarifes, hoy socios de Gobierno de Pedro Sánchez, mantienen la ambición totalitaria. Siguen con la estrategia del miedo y pretenden hacer del País Vasco un territorio hostil al constitucionalismo. Y como Mikel Iturgaiz no se va, y no se va a ir. E incluso sigue viviendo su vida como le place, le tienen señalado como símbolo. Como estandarte para aviso a navegantes de que ellos siguen ahí, al acecho.
Pero ojo, porque esta fatua que le han dictado a Mikel, que ya sabemos que no prescribe, un día podría terminar mal. Porque más de una década después de que ETA nos dijera que abandonaba las armas (que mantiene en su poder), esa cultura violenta sigue presente en la sociedad vasca. Tan cobarde durante tantos años frente a los violentos, y los que han acreditado que lo único que saben hacer es matar. No podemos entender como normal lo de Mikel. Más aun teniendo a quienes le persiguen como socios preferentes en el Gobierno de España.
No es suficiente con que el PNV haga una propuesta en el Ayuntamiento de Guecho, con un entusiasmo realmente mejorable, que no sale adelante porque los de la fatua mandan mucho. Del mismo modo que no se han desmarcado nunca de verdad de su pasado de matarifes o de complicidad con los matarifes. Siguen en la estrategia de generar miedo e insisten, apoyados por Pedro Sánchez, en reescribir nuestra historia reciente tratando de imponer a las generaciones venideras un relato de lo que fue ETA que nada tiene que ver con la realidad.
Sirvan estas líneas para expresar mi más sincera solidaridad a Mikel Iturgaiz y a su padre, Carlos. Ojalá no se canse y abandone, porque sería una tragedia, pero tampoco se le puede pedir al personal que sean héroes. Su ejemplo tiene poco eco. Mikel y Carlos Iturgaiz, y yo, y todos ustedes que me leen saben que durante demasiados años los que no se fueron terminaron en su mayoría muertos, asesinados por ETA. ¿Qué han hecho los ciudadanos vascos, no solo los de Guecho, para apoyar a Mikel? Nada. Los amigos sí, claro pero en la Comunidad Autónoma Vasca, así en general, nada.
La caza de Mikel Iturgaiz es una ofensa que la sociedad vasca no debe permitir
La burguesía vasca, que tanto ha mirado para otro lado durante años sigue igual. Y quiera Dios que no tengan que arrepentirse con Mikel, pero insisto en que el asunto es muy serio porque la pasividad, el conformismo y el silencio frente a estos talibanes sin turbante les da más alas y les hace crecerse, y cualquier día tenemos un muerto más.
Mikel lleva ese nombre en homenaje de su padre a Miguel Angel Blanco. Desde niño ha padecido la persecución etarra. Le han perseguido, le han reventado el coche. Le han increpado y amenazado incluso mientras jugaba un partido de futbol en Guernica con el equipo de su escuela y le tienen fichado. Entre otras cosas porque su padre está orgulloso de ser español y de ser vasco, de hablar euskera igual de bien que habla castellano.
Les jode especialmente que es un tipo valiente que les aguanta la mirada, les mira a los ojos y les dice que no se va a ir. Que no se va a esconder, que va a seguir acudiendo a ver a su Athletic a San Mamés y a seguir frecuentando las “txosnas” en las fiestas de los pueblos que le gustan. Eso sí, aún sabiendo que son recintos subvencionados por los Ayuntamientos y gestionados por comisiones populares controladas por los abertzales.
Mikel es un valiente, pero no le pidamos que sea un héroe. Cada poco vemos en el País Vasco manifestaciones de apoyo a etarras. ¿No hay nadie en esa tierra con suficiente conciencia democrática para apoyar públicamente a Mikel? ¿Para decirle a los violentos que no, que no van a ganar? Qué quieren que les diga, siento asco. El mismo asco que llevo años sintiendo por el silencio de la sociedad donostiarra ante el caso de Kote Cabezudo y el nulo apoyo a sus víctimas.
Se convocan manifestaciones cada poco, para apoyar a los etarras, contra las corridas de toros… pero ni una manifestación contra los violentos, contra los que le han hecho la fatua y van a la caza de Mikel Iturgaiz. Que tristeza. Pero allá ellos con su conciencia. Desde aquí mi apoyo a Mikel y su familia. Mi ánimo para que aguanten, para que no deje de mirarles a la cara a los violentos y de decirles que no van a ganar y mi disposición a ayudarle en lo que pudiera, si se puede ayudar a alguien en esa circunstancia.
Y la advertencia pública de que un día el asunto puede acabar mal. ETA es al País Vasco lo que la Mafia a Sicilia. Y si no se les planta cara terminan ganando la batalla. Ni un paso atrás frente a los violentos. En paz, por supuesto, democráticamente, pero ni un paso atrás. Que tengan claro que no van a ganar, aunque sean ahora socios de Gobierno de Sánchez. Aunque terminen gobernando la Comunidad Autónoma, que no es descartable ese drama tampoco. La caza de Mikel Iturgaiz es una ignominia que la sociedad vasca no debe permitir.