Cada 25 de abril se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil. Se celebra a nivel mundial y el objetivo es fomentar los derechos de los niños y concienciar a la sociedad sobre la importancia de no ejercer violencia sobre los más pequeños. No se trata de echarnos las manos a la cabeza porque, como ocurre con muchos tipos de agresiones, el maltrato infantil no solo es “pegar a un niño”. Existen múltiples maneras de atentar contra su integridad física o psicológica. De hecho en gran parte de los casos en los que se da violencia conyugal o entre la pareja, existe también maltrato infantil. Ningún niño debería estar viviendo lo que vive.
El maltrato infantil se define como todos aquellos abusos que recibe un niño pequeño. Pero también estaríamos hablando de desatención porque ésta también es otra forma de maltrato. El maltrato infantil puede ser físico o psicológico. También estaríamos hablando de abusos como los de tipo sexual, la negligencia y explotación comercial que puedan causar daño a la salud, al desarrollo o a la dignidad del niño… incluso de abandono emocional. Este es un tipo de violencia que no se ve y a veces tarda muchos años en presentar las primeras manifestaciones evidentes en el niño. Hablamos de daños que podrían poner en peligro su supervivencia. Todo esto lo vemos en un contexto en el que se den relaciones de responsabilidad, confianza o poder sobre el pequeño.
Euskadi ha sido la primera Comunidad Autónoma en aprobar un plan integral de lucha contra el maltrato infantil. Fue presentado el pasado 25 de abril con motivo del Día Internacional por la Consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal. No dudó en explicar que “violencia no consiste solo en pegar sino que también hay otras formas de hacer daño. Hay otras violencias que no vemos”.
El País Vasco establecerá cuatro ejes sobre los que trabajar. La prevención, detección precoz, asegurar una atención integral que dé respuesta a las necesidades de atención, protección y reparación de los menores involucrados en situaciones de violencia. También la colaboración entre entidades y agentes sociales. Y quizá no estaría mal que esto constituyera las bases para un plan similar en todo el territorio nacional.
La violencia que no se ve también es maltrato infantil
Esto es algo que muestran las estadísticas realizadas en los últimos años en torno a la violencia que se ejerce sobre los menores. Solo en 2020 en el País Vasco cerca de 1.500 menores fueron víctimas de un delito, según datos aportados por la Policía autonómica vasca. A nivel nacional crecieron en más de un 300% los casos de maltrato infantil entre los años 2008 y 2020. Esto según datos del Instituto Superior de Estudios Sociales y Sociosanitarios. Solo en 2020 de media fueron cerca de 1.100 los casos de maltrato a menores.
Aunque las cifras asustan, da mucho más miedo el saber que uno de cada cuatro menores en España ha sido víctima de maltrato infantil. Y que menos del 10% de los casos ha sido denunciado. Esa violencia silenciosa que se produce pero ni se ve ni se oye, es quizá la más peligrosa. Porque conforme pasan los años hace crecer una lacra que hiere a los más débiles de nuestra sociedad. De hecho institutos, sociedades y demás entidades encargadas de estudiar este tipo de estadísticas y casos afirman que aún existe mucho desconocimiento en torno a la violencia sobre los menores. No se sabe bien cómo lograr identificarla y por lo tanto, cómo hacerle frente.
Este cóctel es el que hace que año tras año las cifras de violencia infantil continúen creciendo. Por eso se hace tan necesario contar con protocolos adecuados que recojan la problemática real en la que está ahora mismo inmersa nuestra sociedad. Que se pongan sobre la mesa medidas que sean efectivas para erradicar una violencia que cada año deja más de un millar de víctimas que no pueden protestar ni votar a los gobernantes, ni tan siquiera hacerse oír.