NI SÁNCHEZ NI ESQUERRA, QUIEREN AQUÍ A PUIGDEMONT

Estábamos centrados en el drama de La Palma, en el dolor de los palmeros, cuando de pronto reapareció Puigdemont. No sabía cómo volver a lograr ocupar espacio de portada, escaparate principal. Puigdemont y su gente de confianza eran los únicos que sabían que iban a detener a Puigdemont. Fue muy fácil. No tuvo más que desplazarse en avión a un país de la Unión Europea. Sabía que en cuanto entregara su DNI español, saltarían las alarmas. Y para más inri no fue un viaje discreto, sino un viaje a Cerdeña anunciado convenientemente para participar en una jarana de fin de semana reivindicativa del pancatalanismo mediterráneo.

Pero las alarmas que saltaron además fueron las de los gobiernos de España y la comunidad autónoma catalana. Las de Pedro Sánchez y Pere Aragonés que andan con su Mesa de Diálogo. Que no es sino un juego que se traen entre manos, para garantizar el apoyo de ERC al gobierno de Pedro Sánchez y el del PSC al gobierno de Aragonés. Ni Sánchez ni ERC tienen deseo alguno de que Puigdemont sea entregado a España. Porque son conscientes de que Junts, la CUP e incluso mucha militancia de ERC, responsabilizarían a Sánchez de haberse trabajado esa entrega.

De suceder tal cosa, la mesa de diálogo se vendría abajo. Esquerra se vería obligada a retirar el apoyo al gobierno de Sánchez y a los Presupuestos Generales del Estado. ERC sabe que ingresaría en prisión para ser juzgado si fuera entregado. Y también probablemente condenado a como poco 13 años de prisión como lo fue Junqueras. Eso sería un empujón electoral de mucho fuste para Junts y hundiría a ERC.


Puigdemont y su extradición a España

Es por ello que el gobierno de Sánchez, la fiscalía de Lola Delgado, o sea, también de Sánchez, y la Abogacía del Estado, también de Sánchez, no van a mover un dedo para que se pueda producir la extradición de Puigdemont a España. Porque claro, indultar al fugitivo sería mucho más complicado, teniendo en cuenta que no es solo que no se haya arrepentido y haya dicho que volverá a repetirlo, es que además lleva ahora cuatro años fugado de la Justicia. 

Con este panorama el presidente Aragonés va a poder apretarle las tuercas a Sánchez en la Mesa de Diálogo y va a encarecer notablemente su apoyo a los Presupuestos de 2022 y al agotamiento de la legislatura por parte de Sánchez. Por cierto, que convendría empezar a llamar a las cosas por su nombre, y dejar de hablar de la “Mesa de Diálogo del gobierno español con Cataluña”, porque es una mesa en la que Sánchez dialoga con los independentistas catalanes exclusivamente.

Ahora veremos si como ha prometido, Puigdemont se presenta al juicio del 4 de octubre en Cerdeña. El fugitivo ex-presidente catalán necesita escaparate en las portadas porque la famosa mesa entre Sánchez y ERC ha dejado a Junts y Puigdemont orillados. Y su irrelevancia va a ir en aumento. Como en aumento va la desmovilización en la reivindicación de la unilateralidad del procés, como pudimos comprobar en la Diada. El asunto jurídico es complejo. Y Gonzalo Boyé, el defensor de Puigdemont, un punto filipino, se ha trabajado bien el asunto políticamente en Europa. Puigdemont contrató como letrado a Boyé, condenado a 14 años por colaborar con ETA en el secuestro de Emiliano Revilla. Actualmente está acusado de blanquear dinero para el narcotraficante gallego Sito Miñanco. Una pareja de lujo: Puigdemont y su letrado.

O sea que al loro porque el gobierno de España y el gobierno de la comunidad autónoma de Cataluña van a hacer todo lo que esté en su mano para evitar que Puigdemont sea entregado a España. Donde algún día tendrá que rendir cuentas penales ante la Justicia y cuentas políticas ante los catalanes, por haber salido corriendo tras el golpe.


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