Bajo enormes dosis de tensión, este pasado viernes 10 de enero tuvo lugar en Caracas la toma de posesión de Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Una toma de posesión, de la que no se conocía ni lugar ni hora exacta y que desde el principio ha estado sumida en el más absoluto caos y tensión política, incluso a nivel internacional.
¿Un golpe de Estado de Maduro?
Maduro tomó posesión sin haber mostrado de forma pública las actas electorales que en teoría le avalan como vencedor en las últimas elecciones realizadas en el país. El acto, según algunos medios de comunicación, ha sido “repudiada” por la comunidad internacional, que considera vencedor a Edmundo González, quien se ha pronunciado para afirmar que lo que hizo Maduro este 10 de enero es, sin duda, “un golpe de Estado”.
González, que había anunciado aterrizar en Venezuela para estar presente el día de la toma de posesión, cambió de parecer en el último momento, quizá alentado por María Corina Mahaco, quien le recomendó no hacerlo, para salvaguardar su integridad física. Pues todas las alertas de defensa en el país bolivariano estaban activadas e incluso se sospecha que tuvieran el mandato de derribar el avión en el que viajaría González.
Éste afirmó que no abandona “la lucha” y que regresará a su país cuando encuentre “el momento propicio para hacer valer los votos que que representan la recuperación de nuestra democracia”. Durante su discurso tuvo hasta tiempo de ironizar sobre la llegada a Venezuela de Edmundo González, tocando incluso hasta el tono de burla que le caracteriza en todas sus intervenciones.
Polémica en torno a las actas electorales
Las últimas elecciones en Venezuela han estado desde el principio envueltas en polémica. Porque eran muchos los venezolanos que pedían a gritos un cambio y una transición y otros tantos que se aferraban al mandato de Maduro considerando que lo apropiado era el continuismo. Tras producirse las votaciones, tanto los sondeos como al parecer también los resultados daban como vencedor a Edmundo González. Pero Nicolás Maduro dio la vuelta a la tortilla y en un giro de guión totalmente predecible se proclamó vencedor. Desde entonces en ningún momento ha mostrado las actas electorales para demostrar que así fue porque el conteo así lo decidió. Es el vencedor porque lo afirma él y su Asamblea Nacional.
Tanto desde la UE como desde otras naciones, le han pedido en reiteradas ocasiones que muestre la realidad de esa victoria. Pero “a palabras necias, oídos sordos” debe de pensar. Cuenta, sin embargo, con el respaldo y apoyo de algunos países como Nicaragua o Cuba. Ambos presidentes, Daniel Ortega del primero y Miguel Díaz-Canel del segundo, estuvieron presentes en la toma de posesión este pasado 10 de enero.
Reacciones en todo el mundo
El presidente de Bolivia, Luis Arce, empleó sus redes sociales para lanzar un mensaje de felicitación al presidente venezolano, deseándole “éxito”. Luis Abidaner, presidente de República Dominicana, expresó días antes que mostraba “todo su apoyo” a Nicolás Maduro, pero no hizo acto de presencia en la toma de posesión. Rusia Y china, sin embargo, enviaron representantes al acto, que pasará a la historia como uno de los más solitarios bajo el apoyo internacional. Mandatarios como Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil y Emmanuel Macron, de Francia, han expresado estos días su máximo “apoyo” al pueblo venezolano y han instado a Maduro a que retome el diálogo y que, en todo lo que le sea posible, hagra regresar “la democracia y la estabilidad al país”.
Estabilidad que, por otra parte, llevan demandando muchos años los más de 3,4 millones de exiliados venezolanos que hay repartidos por el mundo. En ciudades como Madrid, miles de personas se concentraron ante la Puerta del Sol la tarde del 10 de enero para protestar. Gritos como “libertad”, “Fuera Maduro, Edmundo Presidente” o “No al fraude” inundaron el Km0. Estas protestas también han tenido lugar en otras ciudades españolas como Valencia, Zaragoza, Barcelona, Murcia, Valladolid o Gijón.