Pedro Sánchez, tras la lamentable comparecencia en la puerta de La Moncloa, se montó dos entrevistas. Una en la televisión pública y otra en la SER. Un medio público ya colonizado y un medio amigo siempre dispuesto a echarle una mano. Lo de TVE fue un escándalo antes de comenzar. A Marta Carazo, la presentadora del Telediario en que se entrevistaba a Sánchez, le colocaron al lado a Xabier Fortes, seguro servidor del presidente. Un ejercicio de machismo y de intrusión en el trabajo de la presentadora. Como era de esperar, la entrevista fue un masaje.
Pero Marta Carazo salvó la dignidad preguntándole a Sánchez por qué había decidido anunciar su decisión en una comparecencia sin periodistas ni cámaras. Sánchez, disgustado por la pregunta, le respondió “yo estoy aquí respondiendo a sus preguntas”. A lo que Carazo replicó diciéndole que “el resto de los compañeros no han podido preguntarle”. Y ahí Sánchez adelantó que “posteriormente estaré en otros medios”. Durante toda la entrevista, cada vez que la cámara pinchaba a Xabier Fortes, se le veía asentir con la cabeza a cada cosa que decía Sánchez.
Sánchez es una máquina de mentir
El summum fue el momento en el que Sánchez, el que habla de desinformación y mentiras. Habló de su comparecencia de la mañana como “la rueda de prensa”. Y ni Carazo ni el sumiso Fortes le preguntaron a qué rueda de prensa se refería porque lo suyo no fue tal cosa. Sánchez es una máquina de mentir. Miente con una convicción conmovedora. Me quedó la impresión de que Marta Carazo sola le habría hecho una buena entrevista a Sánchez porque también le recordó que la vicepresidenta María Jesús Montero, la que brincaba en la puerta de Ferraz como poseída, y el propio Sánchez, hablaron en el Congreso de una supuesta ayuda pública a la empresa de la mujer de Feijóo.
Noticia publicada que fue desmentida por el propio medio que la publicó, ¿y le dijo “va usted a llamar al señor Feijóo para poner freno a esto?”. Aparte de reiterar la amenaza de que va a intervenir en el poder judicial y en los medios de comunicación, aseguró que no consultó con su mujer su “carta a la ciudadanía”. Esto resulta feo en un hombre enamorado que pone con su carta a los pies de los caballos a su amada. De hecho, la prensa internacional, que no había mencionado hasta la fecha a Begoña Gómez, tras la carta se refirió a “acusaciones de corrupción” a la mujer del presidente.
Y también aseguró que durante los cinco días de vacaciones que se tomó para reflexionar, no consultó con nadie sobre su decisión. Si no habló con nadie ¿cómo es posible que el CIS de Tezanos hiciera una encuesta express en la que preguntaba sobre lo que él dijo en su alocución sin preguntas?
Respecto al “buenas tardes” con que se inició su alocución del lunes a las 11 de la mañana corren rumores, que yo no he podido confirmar. De que el mensaje no fue en directo, que se grabó el domingo por la tarde. Lo desconozco pero no me extrañaría nada, me parece muy verosímil. Curioso también que Antonio García Ferreras, en La Sexta, el sábado, afirmara que “si Sánchez se queda va a ir muy fuerte”. Y tan fuerte. Y a La Sexta acudirá también Sánchez más pronto que tarde a que le masajeen. Lo verán.
Sánchez prepara el secuestro del poder judicial y los medios de comunicación
En la SER, Angels Barceló, tan poco incisiva como en ella es habitual con Sánchez, llegó a decirle que ella en su fuero interno a veces reflexiona sobre el daño que provoca la desinformación. Barceló la desinformación hace mucho daño, tanto como la sumisión de tantos medios al Gobierno que le riega de publicidad institucional la cuenta de resultados.
Sánchez no deja de insistir en que va a renovar el Consejo General del Poder Judicial. Me parto. A lo que se refiere es a que va a renovar a los vocales que han cumplido ya el plazo, que fueron colocados por el PP, para colocar a vocales de su plena confianza. Y tuvo el cuajo de decir en la SER que “el PP tiene secuestrado el poder judicial”. El, que tiene secuestrados el CIS, RTVE, la Fiscalía, y la mayoría de las empresas públicas hablando de secuestros. Y ahora lo que prepara es el secuestro del poder judicial y de los medios de comunicación críticos con el Gobierno.
Sánchez tiene la posibilidad de comenzar con la regeneración nombrando un nuevo jefe del CIS que no sea del PSOE, colocando al frente de RTVE a un independiente y no a una militante del PSOE, aprobando una modificación del sistema de designación del fiscal general del Estado, dejando las empresas públicas en manos de ejecutivos con trayectoria profesional acreditada y no de amiguetes y pactando en el Congreso una más que necesaria reforma de la ley electoral.
El presi no se corta en amenazar a los jueces y a la prensa
Sánchez y su amada solo han aclarado una de las informaciones publicadas sobre las actividades de Begoña Gómez. La que afirmaba que el Gobierno había concedido una subvención a una persona llamada Begoña Gómez y que los datos de la ayuda permanecían ocultos en el portal oficial. Presidencia aclaró que no era la mujer del presidente. Pero es de justicia decir que, en el mismo cuerpo de la noticia, publicada por The Objective, no se decía que se tratara de la amada del presidente, porque hay al menos otras cuatro personas en España con el mismo nombre que ella. La señora de Sánchez envió una nota de rectificación que fue publicada. Pero los datos de esa ayuda siguen capados en el portal gubernamental.
Sánchez dice que “a partir de ahora demostraremos al mundo como se defiende la democracia”. Tenía razón Ferreras el de La Sexta. Sánchez va muy fuerte, tan fuerte que no se corta en amenazar a los jueces y a la prensa en un tono que recuerda peligrosamente a Hugo Chávez. En lo que está Sánchez es en acabar con cualquier institución o mecanismo de control democrático del Gobierno. Con su partido anestesiado y entregado al líder y con el apoyo de los independentistas catalanes y vascos. Sánchez se comporta como un líder bolivariano, dispuesto a liquidar el sistema democrático para perpetuarse en el poder. Va demasiado fuerte, y en la Unión Europea ya le han tomado la matrícula.
