Dos policías han sido detenidos por fingir el secuestro de un tercero en Madrid. Los hechos sucedieron en abril de 2022 . Por aquel entonces uno de los dos agentes era escolta del presidente del Tribunal Constitucional, Pedro González Trevijano. El otro, agente de la comisaría del barrio de Tetuán. El secuestrado era un amigo de ambos, encargado de varios locales hosteleros de moda en la capital.
Los policías recibieron una oferta suculenta. Les pagarían 500 euros, cocaína y una cena con servicio de prostitución. ¿Cómo rechazarlo? Según recogen varios medios, el encargado hostelero, el secuestrado, se ausentó del trabajo durante varios días y a su regreso acudió al puesto de trabajo con un ojo morado y un corte en el abdomen. Nadie más que él supo qué es lo que habría ocurrido. El argumento que ofreció a sus jefes fue que había sido secuestrado. Para armar su coartada realizó varias llamadas a un amigo policía que trabajaba en la Comisaría de Tetuán. Y ha sido gracias a la escucha de esas llamadas por lo que se ha destapado todo.
Simulaciones de secuestro para recibir dinero
Para hacer más creíble la simulación, los dos policías emplearon coches oficiales para acudir a uno de los restaurantes en los que trabajaba el presunto secuestrado. Y ambos, cara a cara con los jefes, les explicaron que efectivamente su empleado había sufrido un secuestro. Se prestaron a perpetuar una mentira que les ha servido para quedar suspendidos de empleo y sueldo de manera cautelar y retirarles la placa.
No es el único caso de secuestro fingido. Cada poco salen a luz nuevos casos de personas que optan por engañar a familiares. O allegados con idea de fingir un secuestro y recibir dinero por el rescate. Por su propio rescate, en ocasiones. Es el caso de un hombre de 52 años, de Sabadell, que fingió y trató de hacer creer a su madre que había sido secuestrado. Le exigía un pago de 2.500 euros para su liberación. O el de la joven de Tenerife, que se grabó varios vídeos, amordazada y con manchas de sangre en la cara. Videos que luego enviaba a su madre para exigirle un pago de nada menos que 50.000 euros para ser liberada.
Tres personas, dos hombres y una mujer, también fueron detenidas en Alicante tras fingir el secuestro de esta última. En esta ocasión les exigía a su madre 3.000 euros en concepto de rescate bajo amenaza de acabar con la vida de la supuesta secuestrada en caso de no hacer efectivo el pago.
Fingir un secuestro es un delito que está tipificado en el Código Penal. Éste lo contempla recogiendo que delinque quien, ante jueces y policías “simulare ser responsable o víctima de una infracción penal o denunciare una existente, provocando acciones procesales” y además, “será castigado con la multa de seis a doce meses”.
¿Corrupción policial?
Cuando, además, quien lo simula o ayuda a simularlo son policías, caen en lo que muchos otros tienden a llamar corrupción policial. Descrita ésta como el mal comportamiento policial, constitutivo de delito. Y parafraseando a la wikipedia, “consistente en el uso indebido de sus atribuciones, recursos o información con el objeto de obtener provecho económico o de otro tipo, así como avances en la carrera profesional e incluso fines políticos”.
Simular este tipo de delitos con el objetivo de cobrar una suma de dinero o de cobrar en especie, es una práctica casi tan antigua como mentir a las compañías de seguros alegando haber sufrido el robo de más objetos de los que pueden haber sido en realidad. O declarar que se ha incendiado un domicilio con idea de “cobrar el seguro” tras los daños causados.
Todos parten de la base de que mentir no está bien. Fingir una desgracia para obtener dinero está mal. Fingir un secuestro es delinquir. Y cuando se prestan a ello los profesionales que han de salvaguardar nuestra seguridad, cuando son los propios policías quienes fingen, delinquen y esperan recibir con ello dinero, especie y servicios de pornografía, no nos queda más que esperar que se cumpla de verdad la Ley. Ellos juraron no torpedear la Ley y no lo han cumplido.