Di por casualidad con el documental “Perejil, la guerra que no fue” en la plataforma Movistar. La toma por Marruecos del islote Perejil en julio de 2002 y su recuperación por el Gobierno de España quedó entonces como una anécdota que provocó comentarios despectivos sobre el asunto y sobre la decisión del Gobierno de José María Aznar de actuar para recuperar el estatus quo desalojando a los ocupantes.
El documental tiene excelente factura, en el aparecen y hablan todos los protagonistas de ambos lados, políticos, militares, diplomáticos y periodistas especialistas. También protagonistas de la diplomacia francesa y estadounidense que tuvieron su protagonismo en un incidente que Aznar resolvió bien, pero que pudo haber desencadenado un conflicto muy serio.
No se trataba de cuatro moritos con unas cabras en un islote insignificante. El asunto era muy serio
Los políticos y el personal autodenominados progresistas se tomaron en su día a coña el asunto e hicieron chanzas por tierra, mar y aire, con especial énfasis los humoristas de cabecera.
El documental nos muestra a un Aznar para muchos desconocido: con hondas dudas respecto a lo que había que hacer, asesorándose adecuadamente. Valorando con su equipo todos los escenarios y sus consecuencias Y finalmente tomando una decisión que no era sencilla, con plena consciencia de los riesgos, incluido el de que él tuviera que dimitir aunque disfrutara de mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Y un presidente que acudió al Congreso de los Diputados para informar de la actuación del Gobierno.
No se trataba de que cuatro moritos con unas cabras hubieran tomado un islote insignificante. El Rey de Marruecos, sin informar a su Gobierno, ordenó que unos soldados tomaran el islote y plantaran la bandera de Marruecos para probar la reacción del Gobierno de España presidido por Aznar, y pensando que no harían nada. Si Aznar hubiera jugado a que nada sucedía y no hubiera actuado, es evidente que el siguiente paso hubieran sido Ceuta y Melilla. Aznar ordenó tomar militarmente el islote, quitar la bandera de Marruecos y colocar, solo temporalmente, la bandera de España, que fue retirada a los pocos días para volver a estatus quo previo a la toma por Marruecos.
Si la toma de Perejil por Marruecos hubiera sido con Sánchez me malicio que no hubiera hecho nada
El documental incluso aclara aquella famosa frase del entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, “al alba, y con fuerte viento de Levante”, con la que explicó a los ciudadanos la operación militar. No era un recurso poético, sino un interés en ceñirse a la verdad. Sus asesores le sugirieron inicialmente decir “al amanecer”, y el ministro dijo que quería ser preciso. Y que el amanecer no es un momento fijo, sino que dura un buen rato, y que deseaba ser lo más preciso posible.
Con Perejil no estaba en juego el dominio del islote deshabitado. La operación era de largo alcance y con mucho fondo. Me malicio que, si la toma marroquí de Perejil hubiera sucedido ahora, con Sánchez, el Gobierno no habría actuado. Y hasta habría invitado a Marruecos a seguir con Chafarinas hasta hacerse con Ceuta y Melilla. En julio de 2002 el PSOE apoyó el Gobierno en defensa de los intereses de España. No se había hecho con el partido aún Pedro Sánchez.
Aznar ordenó que Perejil volviera al estatus quo previo. Tierra de nadie
En Perejil, un islote deshabitado y sin agua corriente, estuvo varios días un destacamento de legionarios. Para alimentarse mataron unas cabras que allí habitaban y que eran alimentadas por una mujer marroquí que cada poco acudía en barca al islote. Una vez que el Gobierno ordenó desalojar de nuevo la isla, indemnizó a la cabrera marroquí.
El islote de Perejil está situado en el Estrecho de Gibraltar, entre el Mediterráneo y el Atlántico, a 200 metros de la costa de África y a 7 kilómetros de Ceuta. Carece de valor militar o agropecuario. Cuando en 1580 el reino de Portugal se unió a la Corona de Felipe II, Ceuta pasó a formar parte de la Corona española, y también el islote de Perejil, que los portugueses tenían como posesión de la ciudad.
En 1640 Portugal se separó y veinte años después España devolvió a Portugal las posesiones africanas, excepto Ceuta, que quiso seguir siendo española. El islote de Perejil quedó en el limbo jurídico de la soberanía, España nunca ocupó Perejil, que no aparece citada en ningún tratado internacional.
En 1848 pretendió ocuparla Inglaterra sin conseguirlo. En 1889 Marruecos quiso establecer allí un puesto de vigilancia, sosteniendo que como no estaba mencionada como territorio de soberanía española en el Tratado de Wad Ras de 1860 era marroquí. Pero España se opuso al acreditar que formaba parte de Ceuta desde tiempo inmemorial.
Al finalizar el Protectorado y declararse la independencia de Marruecos en 1956, Perejil seguía sin ser citada en los acuerdos. Hay historiadores que hablan de un acuerdo secreto entre el Rey Hassan II y Franco en 1963, que se conoce como el Espíritu de Barajas. En el que se deja Perejil como tierra de nadie entre los dos países. Por lo que no puede ser ocupada por ninguno de ellos, ni con personal civil ni con personal militar. Y solo puede establecerse una soberanía definitiva si media un tratado entre Marruecos y España. Este es el estatus quo que el Gobierno de Aznar quiso dejar claro en julio de 2022.
Muy recomendable el documental de Movistar. Historia reciente de España.