Yolanda Díaz, destacada miembro del Partido Comunista de España, admiradora de Fidel Castro, ministra de Trabajo y Vicepresidente del Gobierno, llevaba callada desde el batacazo de las elecciones gallegas. Esta semana ha reaparecido por todo lo alto con unas declaraciones en las que afirmó que en su opinión “no es razonable que en España los restaurantes abran hasta la una de la madrugada”.
Es irrefrenable el impulso de los comunistas por controlar a los ciudadanos y por laminar las libertades individuales y la libertad de empresa. España, y en concreto Madrid, es la envidia del mundo entre otras cosas porque puedes encontrar un sitio para cenar de madrugada. Yo ahora me dedico más a abrir parques por la mañana que a cerrar bares de madrugada, pero he pateado la noche madrileña a modo y uno de sus encantos es poder comerte algo de madrugada. Incluso bastante más allá de la una si conoces de verdad los sitios adecuados.
La señora Díaz quiere impedir que se abra un restaurante de madrugada
La señora Díaz lo dijo en un discurso con el que pretendía defender a los trabajadores y criticar a los empresarios de hostelería. Los horarios de la hostelería ya los limitan las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos. Yo soy partidario de la libertad total de horarios comerciales, y de la exigencia a los empleadores de remunerar adecuadamente a sus trabajadores. La señora Díaz, vicepresidenta de un Gobierno que nos encerró ilegalmente en dos ocasiones durante la pandemia, sin que nadie haya asumido responsabilidad por ello, quiere impedir ahora que en España se pueda encontrar abierto un restaurante de madrugada. “Nos diferencia del resto de Europa”, dijo. Debiera saber que en eso somos la envidia de Europa. Y, no solo de Europa. Es uno de los motivos de que seamos líderes en el sector turístico.
Le recomiendo a la señora Díaz que vea la película Jackie Brown, de Tarantino (1997), especialmente su escena final. Una azafata negra se complica la vida con una mafia y al ver en peligro su vida, decide largarse de E.E.U.U. El coprotagonista le pregunta a Jackie cuando esta le anuncia que se va a España: “¿A Madrid o a Barcelona?”. Y ella responde, “comenzaré por Madrid. Allí te dan de cenar hasta la medianoche”. Seguro que a Díaz Ayuso le gusta esta película.
A mí lo que no me parece razonable es que una comunista sea ministra y vicepresidente del Gobierno de España. No me parece razonable que esta señora, con dos cargos de tanta relevancia, cobrando su sueldo del dinero público, haya estado más de un año dedicando su tiempo esencialmente a montar un partido político y no a ejercer como ministra y vicepresidente. En noviembre de 2021 anunció que montaba la Plataforma Sumar. En mayo de 2022 registró Sumar en el Ministerio de Interior como asociación política y el 31 de mayo de 2023 como partido político. Como Sánchez, viajaba por España con cargo al erario haciendo coincidir actos oficiales con reuniones para su partido.
La vicepresidente sigue la escuela de mentiras del presidente
En su primera cita electoral jugaba en casa. Elecciones en su Galicia natal el 18 de febrero y el fracaso fue de órdago a la grande. Sumar obtuvo 28.154 votos, un 1,9%. Para que se hagan una idea, Vox sacó un 2,19%. No me parece razonable que siga en el Gobierno la señora Díaz con las inmensas sombras que planean sobre la información oficial sobre el empleo en España. Para enmascarar las cifras, se ha sacado de la manga a los fijos discontinuos. Además se ha negado más de diez veces a suministrar en el Congreso los datos de estos fijos discontinuos con las que maquilla una situación que empeora.
No me parece razonable que quien defendía que las mujeres “quieren llegar a casa solas y borrachas” no facilite que, si lo desean, antes de llegar puedan tomarse algo, que siempre alivia una borrachera. No me parece razonable que siga siendo ministra y vicepresidenta la señora Díaz después de haber mentido en esa comparecencia contra la hostelería al decir que se había reunido con la patronal del sector que estaba de acuerdo con ella.
La patronal sacó inmediatamente un comunicado en el que señalaba que “la propuesta sería un tiro en el pie que solo beneficiaría a nuestros competidores en el mercado turístico, cuestionando uno de nuestros valores más singulares y particulares del estilo de vida español. España tiene la mejor hostelería, ocio y vida nocturna del mundo, la oferta es uno de los pilares de que España sea el primer país del mundo en turismo vacacional, por lo que cualquier experimento que ponga en peligro nuestro modelo de vida, nuestro atractivo turístico y la actividad de las empresas del sector solo puede provocar el rechazo social y empresarial”. Claro que la vicepresidente, en materia de mentiras, sigue la escuela del presidente.
Y Además…
- El escándalo de las mascarillas cada día compromete más al Gobierno de Sánchez. La presidente del Congreso, Francina Armengol, ex presidente de Baleares, que compró 3,7 millones de mascarillas inservibles a una empresa vinculada a Koldo García, compareció ayer ante los medios, con muchos nervios. En una intervención delirante se limitó a cargar contra el PP sin dar las explicaciones que debe a la opinión pública. Dijo literalmente: “Quiero explicar en contexto en lo que los estoy explicando las cuestiones que voy a explicar. Pido responsabilidad al PP y que estén a la altura de las circunstancias. Yo voy a defender mi nombre, el de mi Gobierno y el de esta institución porque los ciudadanos no se merecen según qué espectáculos. Soy consciente de la enorme responsabilidad que tengo al haber asumido la presidencia del Congreso de los Diputados. Intentaré siempre preservar su buen nombre. Por eso, no dejaré que mancillen mi nombre. Y no dejaré que mezclen mi nombre y mi gestión a nada que se parezca a la corrupción”. Literal, no es una cita de los hermanos Marx, es lo que dijo la señora Armengol. Y se quedó más ancha que larga. Tienen una cara de cemento, pero veremos si al final no tiene que dar explicaciones ante el Tribunal Supremo, porque cada día aparecen más datos e indicios que la comprometen. Está tardando en dimitir.