NECESARIAMENTE INNECESARIO

Excepto quienes tienen el privilegio de vivir en entornos naturales que marquen el ritmo de su vida, una gran parte de la población existimos abstraídos por la inercia de una sociedad que no llegamos a entender, aunque comulgamos con la mayoría de los mantras que nos lanza. Y esta reflexión nunca tendrá mejor contexto que en estos días próximos a la Navidad, periodo cargado de familiaridad, fraternidad y ocio compartido, durante unas fechas marcadas por la tradición.


Afán de consumismo desmedido e hipocresía

Aunque, por arte de algún siniestro “Grinch”, han ido mutando en un irremediable afán de consumismo desmedido, hipocresía y en no pocos casos, sentimiento de culpa por no haber logrado los hitos que se le suponen a una vida de éxito. Pero este giro de 180 grados, este cambio de rumbo, no ha sido repentino. En realidad, somos el resultado de un largo proceso de aprendizaje. Durante décadas, el marketing y las estrategias de ventas han ido utilizando todo tipo de recursos y elementos cargados de emotividad para provocar nuestras compras compulsivas, haciendo inevitable lo que antes era anecdótico.

Nos hemos dejado llevar por estructuras de pensamiento que nos limitan la creatividad, relegándonos a la repetición y la estandarización de los procesos.
Nos han enseñado que hay que ser de determinada manera, que hay que hacer las cosas según nos muestran, que debemos pensar de acuerdo a unos concretos valores, que hay comportamientos buenos, que hay ideologías malas, e incluso qué cosas pueden hacerse y cuáles no.

Estas y muchas otras premisas han ido coartando nuestra mente hasta el extremo de vetarnos la divergencia sobre lo que podemos o no podemos hacer, e incluso sobre lo que podemos o no podemos pensar. Pero no todo está perdido. Primero, consideremos la situación y preguntémonos si queremos seguir haciendo lo que nos indican que debemos hacer.


Lo que necesitamos y lo que queremos

Comencemos con algunas premisas que nos ayudarán a sentirnos mejor en estas fechas tan cargadas de estereotipos: Sería bueno que aprendiésemos a diferenciar entre lo que necesitamos y lo que queremos. Tanto en estas fechas, como en cualquier otro momento de nuestras vidas, aprender a diferenciar entre lo que cada uno quiere y lo que realmente necesita va a ayudar a que nos sintamos mejor con nosotros mismos. ¿De verdad necesitamos destinar tanto tiempo a conseguir dinero? ¿Realmente necesitamos tantas cosas o sólo son cosas que queremos, porque dan una supuesta evidencia de nuestros éxitos personales?

Una vez cubiertas nuestras necesidades, normalmente no precisamos de mucho más dinero. Lo que realmente requerimos es más tiempo. Más momentos para vivir el presente, el único periodo de tiempo que realmente se vive. Si nos sentimos identificados con la siguiente frase, es muy probable que debamos incorporar a nuestras vidas una cierta cultura del desapego. Destinamos demasiado tiempo a conseguir cosas, que pretendemos usar en un tiempo libre que no tenemos, porque estamos dedicándolo a conseguir dinero para comprar más cosas.

Y lo más curioso de esta poderosa tendencia, aunque parezca mentira, es que no hay una teoría maquiavélica, ni ninguna estrategia coercitiva planificada por las élites para mantener dicha dinámica. Sólo se trata de una estructura en la cual, la gente que la conforma se resiste a perder su sustento y modo de vida. Es sólo la inercia de seguir en lo conocido y el temor a salir de la zona de confort.


Mirar «fuera de la caja»

Pero ante la pasividad y el asentimiento de lo establecido, tenemos la creatividad humana y contamos con ciertas herramientas que pueden ayudarnos a entender mejor lo que queremos. Un par de estas navajas suizas son el pensamiento lateral y un concepto asociado conocido como “mirar fuera de la caja”. El pensamiento lateral es un planteamiento que busca soluciones innovadoras razonando de una forma diferente, principalmente al distanciarse de los métodos tradicionales y de las soluciones establecidas.

Descartando las suposiciones y poniendo en duda las ideas aceptadas. Planteándonos nuevos puntos de vista sobre las mismas situaciones. Pensando en alternativas y preguntándonos sobre lo que realmente queremos.“Mirar fuera de la caja” se refiere a ver las situaciones desde un enfoque no convencional. La “caja” representa el marco mental habitual limitado por nuestras suposiciones, reglas y experiencias previas. Salir de esa caja implica romper con esas restricciones y explorar soluciones o ideas poco comunes, innovadoras o inesperadas. Es un ejercicio de creatividad para ir más allá de lo que parece lógico o evidente a primera vista.

Como complemento a estas ideas y para compartir en las sobremesas de estas fiestas, os dejo un acertijo clásico de pensamiento lateral y más concretamente para aplicar ese “mirar fuera de la caja”. Dibuja en una hoja nueve puntos en una cuadrícula de 3×3. Sin levantar el lápiz del papel, une los nueve puntos con cuatro líneas rectas. Quienes lo consigan tendrán el ejemplo más diáfano de estos conceptos. Y desde la ignorancia, una última reflexión: Asume la incertidumbre del futuro y disfruta el presente. O como decía el gran Ramón Trecet en su programa Diálogos 3: “Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo”.


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