El Ministerio de Interior, Marlasca, preocupado por el cutis de los presos en España, ha firmado un acuerdo con la Fundación Piel Sana para impartir formaciones a los presos de las cárceles españolas sobre el cuidado de la piel y la prevención de infecciones de transmisión sexual. Interior va a facilitar a los reclusos los recursos necesarios para estas formaciones sobre el cuidado del cutis “para facilitar su integración en la sociedad”.
El acuerdo, publicado en el BOE y adelantado por okdiario ha provocado hilaridad en la población penitenciaria y entre los funcionarios. Un representante sindical de los funcionarios destinado en una cárcel de Madrid me dice: “Parece una broma de mal gusto. Marlasca, como máximo responsable de las cárceles españolas, debiera de preocuparse en primer lugar de los funcionarios, dotarles de medios para hacer su trabajo y reconocer su actividad como de riesgo. Es un escándalo más del Ministerio de Interior en relación con las prisiones”.
Marlasca debiera preocuparse de los problemas graves, entre los que no está el cutis de los presos
Un preso que ha obtenido recientemente la libertad provisional tras cumplir 8 años en una cárcel madrileña opina que “me resulta ofensivo. Marlasca debiera preocuparse de las condiciones en las que viven los presos, el estado lamentable de la mayoría de las prisiones, la comida infecta que se sirve, la ausencia de médicos en buena parte de las cárceles. A los presos no les preocupa su cutis, sino las condiciones en las que cumplen sus condenas y la ausencia de un trabajo serio para propiciar la reinserción. Lo del cutis me parece un insulto”.
La ausencia de médicos en las cárceles es un problema serio para el que Marlasca no ha encontrado una solución. En buena parte de las prisiones solo hay enfermeras que cumplen con sus obligaciones muy adecuadamente, pero cuando surge un problema grave, y son muchos, han de esperar a que llegue una ambulancia para trasladar a los presos a un hospital.
Un preso graba a funcionarios repartirse pertenencias incautadas a reclusos
Otro problema gravísimo es el de los abusos de funcionarios. El último escándalo conocido sucedió en la prisión de Madrid III en Valdemoro, una de las que registra más quejas en España. Un preso búlgaro fue expulsado de España desde esa cárcel. Al llegar a su país hizo llegar a la Dirección General de Prisiones un pendrive con imágenes que había grabado en la que se veía a funcionarios beber estando de servicio, destruir documentos y repartirse entre ellos pertenencias incautadas a presos que regresaban de permisos.
La Dirección General abrió un expediente, que no es el primero que se abre a funcionarios de Valdemoro, una prisión en la que tras producirse una fuga de dos presos el subdirector de seguridad no solo no fue sancionado sino que fue ascendido a director.
Está muy bien que a Marlasca le preocupe el cutis de los presos, pero estaría mejor que se ocupara de resolver los muchos problemas que acusan las prisiones españolas, que afectan a presos y funcionarios en todo el territorio nacional.
