Mapi León, jugadora del F.C. Barcelona y de la selección absoluta femenina, ha sido captada tocándole los genitales sin consentimiento a otra futbolista durante el derby que enfrentaba a su epuipo con el Español. Además se aprecia cómo le dirige un par de palabras que algunos medios han concretado en «¿Tienes picha?». Las imágenes, como diría la propia Mapi León, hablan por sí solas.
No ha tardado la presunta agresora sexual en emitir un comunicado diciendo que lo que se ve no es lo que se dice que se ve. Ciertamente basta con tener ojos para hacerse un criterio propio, pero si además atendemos a la corriente imperante que sostiene que el testimonio de una víctima es palabra de Dios, Mapi León puede decir misa. Daniela Caracas a través de una responsable de su club ya ha ratificado que fue violentada y se quedó en shock… Así que #HermanaYoTeCreo ¿no?


Corren malos tiempos para aquellos que alimentaron el monstruo de un feminismo radical tan absurdo como demencial. Y lo peor no es que ahora se vean como víctimas del disparate quienes lo alentaron con entusiasmo. Lo peor es el salvaje daño que todo esto ocasiona a aquellas mujeres que de verdad son víctimas de auténticas agresiones sexuales. Mujeres que sufren invisibilizadas mientras el foco se pone en verdaderas gilipolleces. Y peor aún, que no ocurre de manera fortuita, sino que forma parte de un plan. El plan de quienes hacen negocio con todo esto.
Mapi León, alegoría de «El Rey está desnudo».
Este artículo seguramente no tendría ningún sentido de no estarse celebrando en directo al momento de los hechos el juicio por agresión sexual de Luis Rubiales sobre Jennifer Hermoso. Los terribles hechos de ese juicio en el que el Ministerio Fiscal pide dos años y medio de prisión para Rubiales: un pico durante la celebración del título de campeonas del mundo absolutas.
Ahora en serio, lo de Mapi León es una chorrada si nos referimos a agresiones sexuales (tan chorrada como lo de Rubiales). Es un gesto feo. Impropio de una deportista. Pudiera merecer incluso algún tipo de corrección disciplinaria. Pero ya. Lo verdaderamente importante de esta escena de la jugadora de la selección española es que, al igual que ocurría con aquel niño del cuento de Hans Christian Andersen («El nuevo traje del emperador»), nos muestra que «el rey está desnudo». La expresión se usa a menudo para referirse a situaciones absurdas o grotescas que cualquiera puede ver, pero que todos hacen como que no existen por cobardía o comodidad. Exhibamos la desnudez del rey con preguntas retóricas:
- ¿Es más grave que te de un pico un compi de celebración o que te toque el coño una rival mientras juegas al fútbol?
- ¿Se ha visto (y me lo he perdido) a la jugadora del Español romantizar su agresión sexual descojonándose de lo sufrido al modo de «Tíaaaaaaa, como Iker y Saraaaaa»?
- Irene Montero, la Fiscalía, el Gobierno, la Sexta, Antonio Maestre, Pam, Yoli y compañía van a movilizarse para que Mapi León acabe en un banquillo?
- «Si nos tocan a una, nos tocan a todas» y «Hermana yo te creo» ¿opera siempre, o a la carta?
- ¿Un pico de celebración merece un juicio televisado en directo, pero la pornografía infantil y las auténticas violaciones de Kote Cabezudo no?
- Puesto que «solo sí es sí» y «si no hay consentimiento, es violación» (tenga el hecho la entidad que tenga y haya habido juicio o no) podemos ya decir que Mapi León es una violadora y lincharla en la plaza del pueblo?
- ¿Lo de Mapi León acredita entonces que las mujeres también son todas potenciales violadoras?
- ¿Deberían las jugadoras de fútbol preferir encontrarse en el campo a un oso antes que a otra futbolista?
Efectivamente, el rey está jodidamente desnudo. Y va siendo hora de vestirlo. O al menos de dejar de actuar como si no estuviera desnudo. Aunque solo sea porque las víctimas de agresiones sexuales de las de verdad, no merecen estos circos.