En las últimas décadas, la situación del acceso a la vivienda en España ha empeorado de forma alarmante, especialmente para los jóvenes. La posibilidad de adquirir una vivienda en propiedad o alquilar una a precios asequibles se ha convertido en una quimera para una parte de la población. Esto está generando una crisis habitacional que afecta profundamente a la estabilidad social y económica del país. A pesar de la recuperación económica tras la crisis financiera de 2008, los problemas estructurales en el mercado inmobiliario persisten. Además se agravan por la reciente inflación y el aumento desmesurado de los precios tanto en la compra como en el alquiler de inmuebles.
El drama del alquiler: precios desorbitados y salarios estancados
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los jóvenes en España es el coste desorbitado del alquiler. En los últimos años, ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga han visto cómo el precio del alquiler ha subido de manera exponencial. Por el contrario, los salarios permanecen estancados. Según datos del portal inmobiliario Idealista, en 2023 el precio medio del alquiler en Madrid superaba los 16 euros por metro cuadrado. Esto significa que alquilar un piso de 60 metros cuadrados puede costar más de 1.000 euros mensuales. Esta situación resulta insostenible para muchos jóvenes, que deben destinar más de la mitad de sus ingresos al alquiler, cuando las recomendaciones establecen que no se debería dedicar más del 30% del salario a la vivienda. Y parece que no va a cambiar, al menos, en los próximos dos años.
El desequilibrio entre los sueldos y el precio del alquiler obliga a muchas personas a compartir piso como única alternativa para poder costearse una vivienda. Y es que más del 40% de los jóvenes españoles de entre 18 y 34 años se ven obligados a vivir en régimen de alquiler compartido. No por elección, sino porque el mercado inmobiliario no les ofrece otra opción asequible. Compartir piso, que tradicionalmente era una opción temporal para estudiantes o jóvenes profesionales al principio de sus carreras, se ha convertido ahora en una solución a largo plazo debido a la falta de opciones accesibles.
Además, la precariedad laboral que afecta a los jóvenes en España agrava aún más este problema. Los contratos temporales, los bajos salarios y las dificultades para ahorrar hacen que la posibilidad de acceder a una vivienda en propiedad sea prácticamente imposible para muchos. En este contexto, la edad media de emancipación en España es una de las más altas de Europa. Si, una media de 29 años, muy por encima de países como Francia o Alemania.
Vivienda en propiedad: un sueño inalcanzable
La compra de una vivienda es, hoy en día, un objetivo que parece cada vez más lejano para la mayoría de los jóvenes. Incluso para los no tan jóvenes. Se ha convertido en un problema para la mayoría de los españoles. Los elevados precios del mercado inmobiliario, la falta de acceso a financiación adecuada y el aumento de las exigencias de las entidades bancarias para la concesión de hipotecas son algunos de los obstáculos que dificultan la adquisición de una vivienda en propiedad.
El Banco de España ha advertido en numerosas ocasiones sobre las dificultades que enfrentan los jóvenes para acceder al crédito hipotecario. Los bancos exigen ahorros previos de entre el 20% y el 30% del valor del inmueble. Esto implica que un joven que quiera comprar una vivienda de 200.000 euros necesitaría disponer de entre 40.000 y 60.000 euros de ahorro. Una cifra inalcanzable para la mayoría, sobre todo considerando el contexto de salarios bajos y empleos precarios.
Ante esta realidad, muchos jóvenes optan por prolongar su estancia en casa de sus padres. También se ven obligados a alquilar durante largos periodos de tiempo, sin poder plantearse la compra de una vivienda. Este fenómeno, conocido como la «generación boomerang«, ha generado profundas tensiones sociales y está alterando la estructura familiar en el país.
Conflicto entre Ayuso y la ministra de vivienda
La crisis de la vivienda no solo afecta a los jóvenes, sino que también ha escalado en el ámbito político. Ha generado tensiones y enfrentamientos entre los principales políticos. Una de las polémicas más sonadas ha sido la que involucra a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y la ministra de Vivienda, quien ha impulsado nuevas medidas para controlar los precios del alquiler y facilitar el acceso a la vivienda para los más jóvenes y los colectivos vulnerables.
La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha criticado duramente las políticas de la ministra, tachándolas de intervencionistas y asegurando que las medidas de control de precios solo generarán una reducción de la oferta de viviendas en alquiler y un aumento de los precios. Ayuso ha cargado contra la ministra de Vivienda. Ha asegurado en su perfil de X (antes Twitter) que limitar el precio de la vivienda «no funciona«. Y, además, «es un atentado contra la propiedad”. Este enfrentamiento refleja una división más profunda entre los distintos enfoques políticos hacia el problema de la vivienda.
