La censura según el Diccionario de la Real Academia Española es la “intervención que practica el censor en el contenido o en la forma de una obra, atendiendo a razones ideológicas, morales o políticas”. Se considera como la supresión de material de comunicación que puede ser considerado ofensivo, dañino, inconveniente o innecesario para el gobierno o los medios de comunicación según lo determinado por un censor. Pero ¿qué es realmente la censura? Es el uso del poder para controlar la libertad de expresión. Es decir, supone prohibir o limitar una expresión por considerar que sus contenidos pueden ser ofensivos o dañinos. ¿Para quién? y ¿por qué?
El concepto de censura está a la orden del día. Vemos cómo existe una censura moral. Un censor analiza distintas obras (películas, libros, etc.) para eliminar aquellos materiales que puedan resultar obscenos, o que se consideren contrarios a la moral de la sociedad. Existe una mano autoritaria que sigue actuando, cortando partes de obras por considerarlas inadecuadas para el público. Esto no solo ocasiona un perjuicio para los autores que no pueden publicar sus obras de manera originaria y que ven como sus obras son modificadas, sino también para el público que no puede recibir estas obras en su integridad. Estas obras son dañadas por unos pocos con las mentes cerradas.
¿Censura o protección para los menores?
La macabra medida para ocultar información se utiliza a menudo dentro de las familias y en los centros educativos, con el objetivo de modelar a los más pequeños según ciertas pautas e impedir que se expongan a ciertos conocimientos que podrían ayudarlos a volverse más libres. Un ejemplo claro lo tenemos estas semanas. Una jueza de Castellón ordenó el viernes pasado paralizar de inmediato el préstamo de 32 libros de temática LGTBI en 11 institutos públicos de secundaria y un centro de menores. Saltó la noticia y ya no nos extraña. Pensamos: ¡una más! Lo hizo tras recibir una denuncia de la Asociación de Abogados Cristianos y ¿por qué? porque supuestamente su lectura podría producir «perjuicios irreparables» al alumnado. Sí, perjuicios irreparables…
¿Acaso los Abogados Cristianos prefieren una educación alineada obviando el libre albedrío? ¿Están ellos más capacitados para educar a nuestros hijos? Según el ayuntamiento, entidad que ha repartido los libros, defiende que cumple el mandato de la ley autonómica LGTBI. Por su parte los autores piensan en personarse en el proceso judicial como parte interesada en defensa de su libertad de expresión. Este lunes la vicepresidenta y consellera de Igualdad, Mónica Oltra ha confirmado que los 32 libros donados por el ayuntamiento de Castellón a once institutos públicos de la ciudad y a un centro de menores, seguirán en sus estanterías. Todo ello a pesar de que un juzgado ha admitido las medidas cautelarísimas solicitadas por la Fundación Abogados Cristianos.
Y podemos pensar: ¿estamos ante una censura o realmente se está protegiendo a los menores? Proteger a los menores de una información que deberían de conocer. La realidad es que esta información podría servir a muchos niños para salvar sus vidas en casos de abuso sexual. A muchos les daría tranquilidad para saber realmente su orientación sexual. Una información que no ofende y que cualquier persona debe conocer, incluso nuestros menores. Algunos abogan que estos menores que lean este tipo de libros no se convertirían en homosexuales sino en personas más respetuosas con los demás.
Esto ocurre en muchos ámbitos como el cine. La censura y la homosexualidad estuvo unida durante muchas décadas. A día de hoy, sí es posible plasmar en el cine una relación sentimental entre dos personas del mismo género pero sin embargo, casi nunca se hace. En definitiva, creemos que somos una sociedad avanzada y respetuosa en muchos temas y posiblemente lo seamos, pero está claro que estas situaciones nos demuestran que queda mucho por avanzar para poder ser libres.
