La reciente decisión de ING Direct de retirar su patrocinio de los programas Horizonte y Cuarto Milenio, dirigidos por Iker Jiménez, ha desatado una tormenta mediática y social en España. Este episodio no solo ha puesto en el punto de mira a la entidad bancaria, sino que también ha provocado un intenso debate sobre la responsabilidad en los medios y la libertad de expresión. Además una oleada de indignación entre los seguidores de Jiménez, quienes organizaron un boicot masivo contra el banco. En medio del conflicto, han surgido denuncias de irregularidades para cerrar cuentas, alimentando aún más la controversia.
ING retira la publicidad de los programas de Iker Jiménez
Todo comenzó tras la emisión de un episodio de Horizonte el 3 de noviembre de 2024, en el que se difundió información supuestamente errónea sobre la supuesta presencia de cadáveres en el aparcamiento del centro comercial Bonaire, en Valencia, como consecuencia de las fuertes lluvias provocadas por la DANA. Aunque las autoridades desmintieron rápidamente la noticia, el programa quedó en entredicho, especialmente después de que uno de los colaboradores fuera descubierto ensuciándose deliberadamente con barro antes de una conexión en directo desde la zona afectada. ¿Por qué censuran a un periodista que lo único que hace es dar la información que el Gobierno de Sánchez tapa?
En este contexto, y bajo la presión de evitar asociarse con la creciente controversia, ING Direct optó por retirar su publicidad de los programas de Jiménez, alegando prudencia ante un «contexto social sensible». No obstante, el banco aseguró que su decisión no implicaba un ataque personal contra el periodista, sino que respondía a una estrategia corporativa de manejo de riesgos.
La medida de ING no fue bien recibida por los seguidores de Jiménez, quienes interpretaron la decisión como una censura indirecta al comunicador y una sumisión a presiones externas. En respuesta, lanzaron un boicot bajo los hashtags #AdiósIngDirect y #BoicotING, promoviendo la cancelación masiva de cuentas como represalia. Decenas de usuarios compartieron en redes sociales sus experiencias retirando fondos y cerrando cuentas en la entidad, generando una oleada de publicidad negativa para el banco.
Boicot, corralito y defensa de ING
No obstante, el boicot no estuvo exento de problemas. Numerosos clientes denunciaron dificultades técnicas al intentar cerrar sus cuentas a través de los canales digitales de ING, lo que alimentó rumores de que el banco había implementado un «corralito» para evitar pérdidas masivas. Capturas de pantalla compartidas en redes sociales mostraban mensajes de error que impedían completar el proceso de cancelación.
Ante las acusaciones de bloquear el acceso a fondos o impedir cierres de cuentas, ING Direct emitió un comunicado negando cualquier intención de restringir a sus clientes. Según la entidad, los problemas técnicos se debieron a un alto volumen de solicitudes simultáneas y a fallos temporales en su sistema, los cuales se estaban resolviendo rápidamente. Para ING, la polémica ha supuesto un desafío significativo.
Aunque la entidad tomó la decisión con la intención de proteger su imagen, el efecto ha sido contraproducente, generando una pérdida de confianza entre sus clientes y exposición mediática negativa. La percepción de un «corralito» ha añadido combustible al fuego, exacerbando las críticas contra el banco y haciendo que su decisión estratégica parezca una maniobra torpe y mal gestionada. Esto es lo que tiene CENSURAR noticias que son verídicas, pero que no conviene sacarlas a la luz.
Iker Jiménez refuerza la relación con su audiencia
Por otro lado, Iker Jiménez ha utilizado la controversia como una oportunidad para reforzar su relación con su audiencia. A través de su canal de YouTube, donde cuenta con un millón de suscriptores, el periodista denunció lo que percibe como un ataque coordinado contra su figura y su programa. Su postura como defensor de la libertad de expresión le ha ganado el respaldo de su núcleo más fiel de seguidores, quienes ven en él una víctima de censura y manipulación mediática. Sin embargo, todo esto solo le ha traído problemas, porque le han cerrado el canal por supuestas “infracciones”. O eso alegan los censuradores.
En definitiva, el conflicto entre ING Direct e Iker Jiménez nos deja valiosas lecciones sobre cómo vivimos en un mundo donde cada decisión pública puede desencadenar reacciones inmediatas y desproporcionadas. Para las empresas, esto significa que no basta con actuar según sus intereses; es crucial anticipar cómo su público percibirá esas decisiones.
Por otro lado, figuras como Jiménez muestran cómo la lealtad de una audiencia puede ser un arma poderosa para resistir crisis y desafíos. En última instancia, este caso destaca la importancia de la comunicación transparente y el manejo responsable de las controversias. Vivimos en tiempos de polarización y redes sociales omnipresentes, donde la autenticidad y la capacidad de conectar con las personas son claves.