No es la primera vez que ocurre. Canarias lleva lanzando SOS desde hace varios años. Lo hizo en febrero y en abril. Mucho más en los meses de verano, cuando llegan a sus costas miles de inmigrantes entre los que destaca la preocupación por los menores no acompañados. En 2021, la Consejera de Derechos Sociales de Canarias, Noemí Santana, envió una carta al entonces ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. En ella le pedía “fondos, recursos y ayuda” ante la llegada masiva de inmigrantes. Sobre todo de menores no acompañados que, según indicaba por aquellas fechas, se había multiplicado por 6 en los primeros meses de ese año.
Aumento de la llegada de inmigrantes a Canarias
El gobierno regional se quejaba de falta de fondos porque las partidas que les habían llegado no eran a su juicio suficientes para abordar el problema. La acogida de tantos menores, decían, supone gastos. Un año después, Canarias alertaba de que sus servicios estaban desbordados. No eran capaces de acoger y asistir con condiciones aceptables a la cantidad de menores no acompañados que llegaban a las islas en patera.
No tenían más plazas de acogida ni posibilidad de abrir más centros o pisos tutelados con los que dar atención a los pequeños. Sólo en el mes de enero de ese año llegaron a las Islas Canarias más de 2.300 personas en pateras y neumáticos. Dos años después la situación no ha variado. En los cuatro primeros meses de este 2024 llegaron a Canarias 15.982 migrantes. Una cifra que, comparada con las registradas el pasado año, supone un 369% más.
Los menores suponen más del 14% de los migrantes que llegan. Según organizaciones como Cruz Roja, prácticamente son 15 menores al día los que llegan a las costas canarias en pateras o cayucos. Son estimaciones, pero todo apunta a que se acercan mucho a la realidad. Porque no existe un recuento oficial por parte de fuentes ministeriales. Y también existen ciertas salvedades que desde fuentes gubernamentales creen necesario tener en cuenta.
Y es que muchos menores llegan con sus padres, por lo que la tutela no recae sobre el gobierno canario. Otros tantos son clasificados como adultos y al contrario. Por tanto, aunque no hay cifras oficiales, sí hay una alerta ante la llegada masiva que no sólo continúa cada mes, sino que se agrava si se compara con cifras de ejercicios anteriores.
Debate sobre la nueva Ley de Extranjería
Canarias lanza de nuevo un SOS y destaca la necesidad de llegar a acuerdos desde el Gobierno con los países de origen de todos los migrantes que llegan, pero también con los países de tránsito. Y, además, piden que exista también un despliegue de la agencia europea de inmigración, Frontex. Agencia con la que el gobierno canario ya se ha reunido en varias ocasiones con el objetivo de valorar la situación migratoria en las islas y poner en común las previsiones de cara a los próximos meses.
Mientras, desde Madrid el debate es ambiguo. La reforma de la actual Ley de Extranjería se retrasa ya que estaba prevista para el primer semestre de 2024. De momento se ha abierto el plazo para la consulta pública en aras a poder presentar aportaciones hasta el próximo 10 de septiembre.
Desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, destacan al respecto de la nueva Ley, que “la política migratoria del Gobierno no consiste en dar respuesta ágil únicamente a las llegadas a costas. Sino que la política migratoria del Gobierno es transversal y la que compete a este ministerio está absolutamente volcada en la integración de las personas, una vez llegan aquí, así como en combatir catastrofismos con información veraz”, tal y como aseguró la ministra, Elma Saiz.
La polémica sobre el reparto de los migrantes por otras Comunidades Autónomas, el colapso de los centros de menores en lugares como Canarias o el drama de nuestras costas confirman una mínima parte de esas políticas transversales que a nuestros políticos les gusta contar con buenas y formadas palabras. Porque aunque el drama se suceda cada día o sea un problema real el que no se ataja correctamente, no deja de valorarse todo en clave de euros. Es la triste realidad que nos devora cada día. Aunque eso no lo expliquen en cada reforma o tras cada rueda de prensa.