EL POETA VIUDO CON NAVAJA COMUNISTA

Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, arremetió antes del Congreso Internacional de la Lengua Española en Arequipa (Perú) contra Don Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), del que dijo que “la RAE no está en manos de un filólogo sino de un catedrático de Derecho Administrativo experto en llevar negocios desde despachos para empresas multimillonarias”. García Montero, el poeta viudo con navaja comunista. Me explico.

García Montero quiso con la polémica ocupar escaparate en Arequipa en detrimento de los académicos de la RAE. Consiguió escaparate pero no brillo intelectual.

Alvaro Pombo le respondió a García Montero: “el imaginario cutre de un poeta de la experiencia blanda”

Don Santiago Muñoz Machado es un jurista especialista en Derecho Administrativo y Derecho Constitucional, y además académico de Ciencias Morales y Políticas, director del Diccionario del Español Jurídico y del Diccionario Panhispánico del Español Jurídico. Su obra es bien amplia y diversa y goza de un bien ganado prestigio tanto nacional como internacional.

El escritor y académico de la Lengua Alvaro Pombo respondió a García Montero y defendió a la RAE, habló de “el imaginario cutre de un poeta de la experiencia blanda” y recordó que García Montero “congeló su subvención eterna de director del Cervantes para que no le faltara de nada, y nunca le faltó. Antes de hablar de las subvenciones milmillonarias, como ha tenido siempre el Partido Comunista, hablemos de las subvenciones millonarias. ¿Preferiría García Montero que nos subvencionara el Partido Comunista? ¿Cuánto ofrecen? O para hacernos una idea menos roja del asunto, ¿qué tal si nos financiara el PSOE? ¿Sería eso de su gusto? No, el gusto de todo comunista de pro es llegar él mismo a millonario. Entonces cuando llegue a ser millonario le nombraremos académico de la Lengua y que nos financie él mismo la lengua”.

“El viudo de la estación”, abajofirmante de cualquier manifiesto contra la libertad de expresión y en defensa de Sánchez

Luis García Montero, conocido como “el viudo de la estación”, por ser el viudo de Almudena Grandes, que acompaña al nombre de la madrileña estación de Atocha, es un poeta que tiene su público, pero antes que nada es un encendido halagador del poder si el poder es de izquierda o de extrema izquierda. Y, por supuesto, abajofirmante de cualquier manifiesto en defensa del sanchismo y contra la libertad de expresión.

Histórico militante comunista de Izquierda Unida (IU), García Montero fue un candidato derrotado con estrépito por Cristina Cifuentes (PP) en las elecciones autonómicas de 2015 en Madrid. El Consejo Político de IU le eligió a propuesta del cantante Joaquín Sabina, el cineasta Pedro Almodóvar y el ex juez condenado por prevaricador Baltasar Garzón. Javier Rioyo, que le conoce más que bien escribió en The Objective de García Montero que “dispara como un ciego con una pistola a cualquiera que tenga la Constitución, la democracia o la libertad como consignas de convivencia”.

Sus amigos libreros comunistas de Albacete le han regalado al poeta una navaja “para no cortarte”

En plena polémica con Alvaro Pombo, el poeta viudo de la estación escribió el pasado lunes en El Pais un artículo titulado “La navaja” en el que advertía de que sus amigos de la librería La Popular de Albacete, veteranos comunistas, “me han regalado una navaja una navaja artesanal muy bella, acompañada de un certificado explicativo por si la Guardia Civil me paraba esa noche en el viaje de vuelta a Madrid. Siempre es bueno acreditar en este tiempo las buenas intenciones… Esta navaja no es, me dijo, para que se la claves a nadie, sino para que recuerdes todos los días que no puedes cortarte. Creo que es una lección democrática necesaria”.

Así es esta peña. Si yo hubiera tenido un conflicto con el viudo de la estación el articulito sobre la navaja me preocuparía. Ay, estos progresistas con navaja, para no cortarse, claro. Todos los que llevan navaja la portan para no cortarse. Es una lección democrática necesaria, dice el viudo de la estación, regalar navajas. De toda la vida la faca, o baldeo, o chaira, la han portado los que controlaban o querían controlar la calle. Los quinquis, y no solo los quinquis. Y la navajas, si las portas, tienes el riesgo de usarlas, como las pipas o las recortadas.

Pérez Reverte dice que se están preparando para controlar la RAE, ponerla a su servicio: “una siniestra mezcla de egos revueltos y mala fe”

Al fondo del asunto, el poeta viudo de la estación es un esbirro de Sánchez para tratar de desalojar a Muñoz Machado y poder colocar a algún esbirro en la RAE. El académico Arturo Pérez Reverte escribió sobre el asunto: “La incompetencia de los sucesivos ministros de Exteriores, en especial el último, nos ha hecho perder la América hispana. El único vínculo de prestigio diplomático que aún se mantiene con ella, gracias a la RAE, es la lengua española. Exteriores, a través de su mediocre y paniaguado director del Cervantes (criatura de Albares) pretende meter mano ahí también; colonizar el ámbito natural de la RAE abriéndose paso a codazos para protagonizar la fotografía. Y a ser posible, de cara al futuro próximo, prepararse para controlar también la Academia, si se le permite hacerlo. O sea, ponerla a su servicio y contaminarla como han hecho con todas las instituciones españolas. Lo que se traduce, en el caso que nos ocupa, en una siniestra mezcla de egos revueltos y mala fe”.

La autodenominada “mayoría progresista”, con su ejército de esbirros siempre prestos a arrodillarse para lo que sea, no quiere dejar una institución española libre y sin colonizar. Y sus colegas les regalan navajas. Para no cortarse. Menos mal que los libreros comunistas amigos del viudo de la estación son de Albacete. Igual tiene otros en Sevilla, o en Granada, donde se fabrican fusiles de asalto y le regalan uno, para no dispararse, claro. Yo tengo algún amigo librero que en alguna ocasión especial me regala algún libro, aunque por lo general me los cobra con un descuentillo. Jamás en una librería me han regalado una navaja. De hecho, jamás me han regalado una navaja. Y si alguien lo pretendiera la rechazaría. Por motivos obvios. No te digo si algún amigo librero comunista pretendiera regalarme una pipa. Para no fumar, claro.

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