DOÑA JÉSICA Y UN FINAL PARA ÁBALOS

Doña Jésica cobró cara la relación con José Luis Ábalos. El entonces superministro y hombre de confianza de Pedro Sánchez eligió a Doña Jésica en un catálogo de putas que manejaba su mano derecha, Koldo, experto en la materia desde sus años de portero del puticlub Rosalex de Pamplona. Abalos no imaginaba que empezaba el final de su vida política.

Gracias al trabajo de mi compañera Ketty Garat y el diario The Objective, hemos conocido todos los detalles de esta relación de Ábalos con Doña Jésica, a la que retiró del catálogo pagando con dinero de todos los españoles.

Doña Jésica era mal pensada y amenazó a Abalos en un correo electrónico

Hasta la fecha había pensado que quien actuó de modo indecente y quizá delictivo fue Ábalos y que Doña Jésica se había limitado a hacer su trabajo. Pero resulta que la señora, al retrasarse Ábalos en los pagos, le amenazó en el mismo mail en el que le reclamaba 39.300 eurazos por acompañarle a 33 viajes oficiales y actos del PSOE. Literalmente le escribió: “Si ves las cantidades que me dabas antes a las que me das ahora me da la risa. El mes pasado me diste 1.200”.

Doña Jésica andaba mosqueada porque se maliciaba que el ministro le seguía pagando para tenerla retirada del catálogo, tenerla en exclusiva y silenciarla, aunque los importes fueran mermando. Cuando le reclama los 39.300 le dice: “Solo me queda ser mal pensada y que así me tienes callada. Y tú, si las cosas se tuercen, pierdes lo menos posible”.

O sea, que Doña Jésica era muy consciente de la situación, de donde estaba metida, y de que las cosas se podían torcer, para su cliente especial y también quizá para ella, porque Doña Jésica no es tonta ni ciega, y tiene oídos. Junto a su cliente especial vio y escuchó muchas cosas, y se hacía idea de que la cosa se podía torcer, y que si se torcía su cliente especial iba a entrar en serios apuros.

Abalos debía dejar la política, dejar el Congreso, y copiarle a «El Pana» su brindis a las putas en su despedida

Está por ver si Doña Jésica tenía alguna vinculación con la trama de los hidrocarburos, pues sus miembros eran los que pagaban el pisazo de la Plaza de España. En su declaración ante el Tribunal Supremo, Doña Jésica hizo gala de una amnesia selectiva porque respondió a casi todas las preguntas, pero no recordaba nada de los aspectos que podrían haber derivado en alguna responsabilidad penal para ella.

Como no dudo de que Ketty Garat y The Objective van a seguir investigando y publicando sobre el caso Ábalos y sobre el papel de Doña Jésica, me atrevo a darle un consejo al ex ministro Ábalos. Renuncie a su acta de diputado y abandone la vida pública. Y cuando abandone el Congreso, ahí, en la escalera, junto a los leones, copie al torero Rodolfo Rodríguez, “El Pana”, el último brindis que hizo en su despedida en La Monumental de México:

“Quiero brindar este toro (en su caso, Don Abalos, esta despedida de la política) a todas las daifas, meselinas, meretrices, prostitutas, suripantas, buñis, putas, a todas aquellas que me dieron protección y abrigo en sus pechos y en sus muslos, base de mis soledades. Que Dios las bendiga por haber amado tanto. Va por ustedes” (El pana)

Para casa, Don Ábalos. Y a Koldo que no vuelva a aparecer jamás con un catálogo de los suyos. Por cierto, Don Ábalos, devuélvanos a los españoles cuanto antes el dinero nuestro que se ha gastado en putas.

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