El Fútbol Club Barcelona ha decidido prohibir el acceso al Camp Nou en los partidos que juegue como local, a aficionados con camisetas o distintivos de los equipos visitantes. Una decisión que viola los más elementales principios deportivos y una violación de la legislación vigente. Empezando por el artículo 14 de la Constitución española que prohíbe la discriminación por cualquier causa.
Un directivo del Barça me dice que la medida tiene como objetivo “evitar incidentes”. Aunque no oculta que también pretenden evitar lo sucedido la temporada pasada cuando en un partido de Europa League contra el Eintracht de Frankfurt, el campo estuvo teñido de blanco porque la mayoría de los asistentes eran aficionados alemanes.
Entrar a un campo de fútbol con la camiseta de un equipo, aunque no sea el local, no puede considerarse una provocación. Sí, es un derecho civil que no puede ser restringido unilateralmente por un Club de fútbol. Es de esperar que la Liga y la Federación Española de Fútbol pongan fin a esta decisión ilegal de la Junta directiva que preside Joan Laporta.
Los aficionados al fútbol, así en general, acuden a los estadios a disfrutar del partido y a animar a su equipo. Eso no es provocar a nadie. En cualquier estadio puede haber fanáticos que arremetan contra un aficionado visitante. Pero el hecho de acceder a un estadio vestido con la camiseta o con una bandera del equipo visitante no es ninguna provocación.
El Fútbol Club Barcelona viola la Constitución y discrimina a su antojo
Siempre me gusta poner como ejemplo de civismo la Copa del Rey de Baloncesto, que se celebra cada año en una ciudad. Allí compiten ocho equipos. Y en un pabellón cubierto, mucho más pequeño que un campo de fútbol, conviven las aficiones de esos ocho equipos, como lo hacen por la ciudad. Y nunca ha habido incidente reseñable de ningún tipo. Cada uno a lo suyo y a disfrutar del deporte. Incluso es una atracción ver cómo en la hora de la final, los aficionados de los equipos eliminados se suman a animar a uno de los dos finalistas. Esto según su parecer.
En el Camp Nou, como en muchos otros estadios, lo que sucede es que una minoría de espectadores arremete a veces hasta la agresión contra los aficionados del equipo contrario. El Fútbol Club Barcelona debiera, en vez de adoptar una decisión ilegal como la que ha tomado, actuar severamente contra sus aficionados que no admiten la presencia de otras aficiones. Son ellos quienes generan incidentes.
Insisto. No me parece una cuestión baladí. Me parece gravísimo que se acepte en silencio (solo he leído un artículo denunciándolo, de José María Rodríguez en Marca) que un club de fútbol viole la Constitución y discrimine a su antojo. Si la Liga y todos los clubes que la conforman y la Federación Española de Fútbol permanecen silentes estarán otorgándole además una victoria a los aficionados radicales y violentos. Y no sería una solución, como me comenta un directivo de un club de primera división, que el resto de los clubes decidieran prohibir la entrada a sus estadios a aficionados del Barça. Sería aumentar una discriminación ilegal e intolerable.