Las denuncias de violación son sin duda las que más recursos públicos movilizan. También las que más impacto social generan fruto de las cada vez más radicales políticas de género. Ocasionan gravísimas consecuencias y efectos inmediatos para los varones denunciados. Y alimentan un debate cada vez más y más polarizado.
Ayer se celebró en Málaga la «II Jornada sobre agresiones sexuales a menores« en la que tuve el honor de participar como ponente. Como pueden observar en la imagen del cartel de presentación, tras mi intervención le correspondía el turno a la Fiscal de Menores Doña María José Cobo. Ya conocen mi escepticismo hacia una institución tan politizada como el Ministerio Fiscal y que atraviesa sus horas más oscuras con el Fiscal General del Estado imputado, atrincherado y de la mano y al servicio del presidente del Gobierno. Pero debo decir que me sorprendió muy gratamente por su vocación, su valentía y su compromiso. Y contó algo muy políticamente incorrecto al tiempo que bromeaba (o no) con la posibilidad de perder por ello su empleo…
Denuncias de violación falsas de chicas menores de edad.
«Tenemos muchos casos en los que se denuncia algo que no tiene nada que ver con lo que se dice» afirma. Y nos ilustra a modo de ejemplo sobre un caso en el que dos niñas de en torno a 13 años acuden a la policía para denunciar que han sido violadas con violencia, intimidación y penetración por dos chicos de 17 años. Cuando la Fiscalía investiga lo sucedido y coteja las aplicaciones de mensajería, la realidad es que las menores se encontraron a los chicos, charlaron con ellos, les pidieron el Instagram y dos días después quedaron con ellos para mantener relaciones sexuales consentidas. Incluso una de ellas pidió a uno de los chicos que se trajera a algún otro chico guapo para su amiga. Es entonces cuando su declaración cambia y afirman que bueno, que las dos primeras veces sí fue consentidamente, pero la tercera vez no…
En Justicia Poética somos muy conscientes al igual que esta representante del Ministerio Fiscal, que no es un caso aislado sino que cada vez es más común. No solo en menores de edad. Las denuncias de violación que luego no se corresponden con lo que se dice también se dan en mayores de edad. La reciente absolución de Dani Alvés en vía de apelación da fe de ello. Y podemos debatir ampliamente sobre las causas de haber llegado a algo como esto, pero la realidad es que el daño que hacen estas denuncias falsas a las auténticas víctimas es terrorífico.
Ampliación de los fines sociales de la Asociación Justicia Poética
En Justicia Poética hemos acreditado a tal punto la gravedad de este problema, que hemos procedido a modificar nuestros estatutos para incorporar un fin social más: «La defensa judicial y extrajudicial de personas víctimas de denuncias falsas o simulaciones de delitos flagrantes en que incurran mujeres por motivos espurios, con la finalidad de obtener los beneficios asociados a las víctimas de delitos de naturaleza sexual, o para un aprovechamiento ilícito de la legislación sobre violencia de género”.
Cuando repites hasta la saciedad el pernicioso mantra #HermanaYoSíTeCreo la consecuencia es que muchas mujeres llegan a pensar que pueden inventar cualquier historia y por su condición de mujeres el resto tenemos el deber y la obligación de creerlas. Cuenten lo que cuenten. Las consecuencias de todo esto empiezan a aflorar y son realmente dramáticas.
