Una tarde-noche cualquiera de octubre. Un restaurante cualquiera de Castellón. Acudo con dos parejas, buenos amigos, a cenar algo. Nos sentamos y un camarero joven se acerca a atendernos. Arranca con un “hola chicos” y nos recita la carta, platos teóricamente complejos. Me dirijo a él: “caballero, por favor, podría usted traerme una ensalada de tomate, así, sin más, con aceite y sal?”. El joven camarero pone cara de asombro y me dice: “¿Usted?”. Reacciono al instante: “Si, usted, solo pretendo ser educado y respetuoso con usted”. Sonríe y responde: “es que no estoy acostumbrado”.
Me cuenta un amigo que la compañía aérea Iberia ha abandonado el usted y se ha pasado al tuteo en los mensajes grabados que te sueltan antes de despegar. Ahora dicen “Iberia te da la bienvenida a este vuelo….” Y tal y tal. Se ha liquidado al masculino genérico y se ha impuesto definitivamente el tuteo, como gana terreno el lenguaje al que llaman inclusivo y de género, e incluso empieza a cundir el femenino genérico (más de una vez estando junto a dos colegas nos han despedido con un adiós chicas).
La buena educación es una forma de respeto
No entiendo esa manía al usted. No entiendo esa inquina a la buena educación y a la amabilidad, porque sé que ser amable con los demás incluso puede aportarle a alguien algo de luz un día de esos que uno tiene el cielo lleno de nubes. Como una sonrisa. Y me jode mucho que, al entrar en un local, es igual tienda, bar o charcutería, se haya impuesto el “hola chicos”. ¿Chicos? ¿Nos conocemos de algo? ¿No se ha dado cuenta usted de que soy un señor mayor que además no pretende pasar por un chico?.
Estoy a un paso de, cuando me saluden con un “hola chicos” responder con un educado pero sonoro “váyase usted a la mierda”. El negro Roberto Fontanarrosa ya lo dijo en una reunión de doctos académicos de la lengua: “La palabra mierda es irremplazable, y el secreto está en la pronunciación rotunda de la “R”. Es mucho más débil como lo dicen los cubanos, “mieLda”, que sueña a chino”. Y no es lo mismo “vete a la mierda” que “vayase usted a la mierda” porque es mucho más educado, y creo que más eficaz, mandar a la mierda de usted que de tú.
Soy muy partidario de la buena educación, de dejar pasar la puerta a los demás. Sí, también por supuesto a las mujeres, de la amabilidad, del respeto. Y dirigirte de usted a un empleado o a quien te atiende en un establecimiento público no es una muestra de distancia altiva, sino de respeto. Como me parece una falta de respeto recibir a unos clientes con un “hola chicos”. Incluso creo que si tuviera un establecimiento cara al público instruiría a mis empleados para que jamás lo emplearan, con advertencia de que hacerlo sería causa de despido fulminante.
Gracias a todos ustedes que me leen. Saludos cordiales.