CONFLICTO DIPLOMÁTICO ENTRE ESPAÑA Y VENEZUELA

Venezuela se ha sumado estos días a la lista de países con los que España mantiene abierta una situación de conflicto diplomático. La reunión en España entre Pedro Sánchez con el opositor venezolano Edmundo González, y después el encuentro que éste también ha mantenido con el ex presidente Mariano Rajoy, no ha hecho más que avivar una crisis que aunque incipiente, promete dar mucho más de que hablar.

Y aunque José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, se resiste a hablar de conflicto y trata de mantener una posición lo más diplomática que puede, la ministra de Defensa Margarita Robles, ha añadido un poco más de leña al fuego al referirse al gobierno venezolano como “dictadura”. 


Venezuela el siguiente país en sumarse a una situación conflictiva con España

De momento, la posición del gobierno en bloque es hablar de “normalidad” en las relaciones entre España y Venezuela. Eso sí, las reacciones al otro lado del charco no han hecho más que empezar. El presidente de la Asamblea Nacional en Venezuela ha instado al gobierno de Maduro a romper todas las relaciones, políticas y comerciales con nuestro país. Se ve que la tensión está a flor de piel. La comunidad internacional no hace más que apretar las tuercas. “Que se vayan de aquí todos los representantes de la delegación del Gobierno y del Reino de España y todos los consulados y todos los cónsules y nos traemos los nuestros de allá”, gritaba fuera de sí Rodríguez esta semana.

Sin embargo, este incipiente conflicto con Venezuela no es el único que ha mantenido nuestro gobierno en los últimos tiempos. Argentina ha sido otro punto de tensión. Debido a las declaraciones del ministro Víctor Puente sobre el presunto consumo de ciertas sustancias del presidente argentino, Javier Milei. Las tensiones se avivaron después con unas declaraciones de Milei en mayo, que llamó corrupto a nuestro gobierno. Hizo referencia a la situación judicial en que se encontraba la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez.

España oficializó la retirada de su embajadora en Buenos Aires y al poco, dejó de hablar de conflicto diplomático para pasar a considerarse únicamente “tensión”. Unos días después, disculpas mutuas, dieron por zanjado el problema, pero todavía hoy resuena todavía algo de incomodidad entre ambos gobiernos.


Relaciones internacionales con otros países

¿Qué requisitos se deben tener para mantener a flote las relaciones internacionales en un país? Diplomacia, saber estar, unidad en las decisiones por parte de todo el equipo gubernamental, don de gentes y sentido de nación… dirán algunos. Otros, tan sólo considerarán necesario mantenerse al margen y no “entrar al trapo” a la primera. Algunos, los menos, serán de la opinión de que “calladitos, estamos más guapos”. 

Sea como fuere, que no se lo pregunten a nuestro Gobierno, porque no se pondrán de acuerdo en lo que decir. Algunos conflictos como el de Venezuela o el de Argentina, demuestran que el idioma no es siempre el principal escollo para no entenderse. El castellano aúna, pero otras veces, tensiona posturas más que acercarlas. 

En noviembre del pasado año, Argelia dio por finalizada la crisis diplomática que abrió con nuestro país 19 meses antes. ¿El origen? Una carta enviada por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez al rey de Marruecos, Mohamed VI. Se valoraba de forma positiva su plan de autonomía para el Sáhara. Argelia entró en cólera y a través de su embajador, emitió un duro comunicado en el que acusaba a nuestro país de “violar la legalidad internacional”. Año y medio más tarde, las aguas volvieron a su cauce y Argelia decidió entonces retornar a su embajador.  


Conflicto y más conflicto con España…

Como con Israel, con la que se abrieron las tensiones al reconocer este pasado mes de junio desde nuestro Congreso, al estado Palestino. “La decisión es una recompensa para Hamás” dijo entonces el gobierno de Netanyahu. Israel Katz, ministro de exteriores israelí, afirmó incluso “Pedro Sánchez, Hamás le agradece su servicio”. A lo que muchos expertos entraron a defender que el reconocimiento del Estado Palestino, reconocía a Palestina como nación, no a los grupos terroristas que hay en él. 

Pasado el verano de ese conflicto, que aún no ha tocado techo según algunos, se ha olvidado en parte. Ahora toca opinar sobre Maduro y las elecciones. Y se nos olvida que entre conflicto y conflicto, como en el juego de La Oca, hay muchas otras casillas que se ven afectadas pero que los dimes y diretes entre gobiernos olvidan. Y es el problema de esa población que deja de verse defendida por unos y otros. Se estima que el éxodo de venezolanos se incrementará aún más y ya las fronteras con países como Brasil, se están empezando a ver desbordadas.

En España son miles las familias que escuchan temerosas la situación que los suyos están viviendo en las calles de Caracas y otras ciudades en las que la gente protesta cada vez menos por miedo a que los lleven detenidos “por bocazas”. No olvidemos que en medio de cualquier crisis diplomática, más allá de unas palabras malsonantes o de mayor o menor acierto en unas declaraciones públicas, detrás de las cámaras, entre las callejuelas, tras las pancartas de protestas, en el sofá de su casa, hay también mucha gente a la que le gustaría que reinase la paz. 


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