Ganaderos de toda Europa han dado la voz de alarma: sus vacas están enfermando. En España, también. Los veterinarios están en alerta pues en todas las comunidades existen focos de la conocida como «fiebre de las vacas». Se trata de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE), presente ya en España, Portugal, Francia o Suiza, por ejemplo. Una enfermedad que aunque es posible que con el frío frene su expansión, todo apunta a que el año próximo, cuando se empiece a cercar la primavera, vuelva a reactivarse. El peligro radica en que se expande a gran velocidad.
Es, como indican los expertos, una enfermedad vírica contagiosa. Afecta a rumiantes, tanto domésticos como salvajes, así como gamos, corzos y ciervos. En el ganado vacuno puede producir molestias moderadas pero autolimitantes durante aproximadamente unas dos semanas. Está causado por el virus Orvivirus y está estrechamente relacionado con el virus que provoca la enfermedad de la lengua azul.
Puede ser arrastrado por los fuertes vientes, por ello no es extraño que se expanda con suma rapidez. Se detectan casos en zonas geográficas lejanas. Es relativamente común en América del Norte. Llevaba ya varios años circulando por África, por lo que los expertos se extrañan de que hayan llegado casos al extremo norte Mediterráneo. Los expertos también lanzan una llamada a la calma. Y es que a que la enfermedad se expande con mucha rapidez, es posible superar el problema manejando a los animales con cuidado y cautela.
La fiebre de las vacas también en España
En España, los primeros casos empezaron a detectarse en noviembre de 2022, concretamente en la provincia de Cádiz. A día de hoy, en Galicia se han localizado hasta 18 focos en varias granjas de la comunidad. Son ya, por tanto, 18 comarcas veterinarias en las que se ha notificado esta enfermedad. En concreto, en zonas como Piñor, Esgos, Baños de Molgas, Friol o Saviñao.
La fiebre de las vacas podría causar un impacto medio de unos 15.000€ a cada gran afectada, en caso de que estuvieran enfermas unas 100 vacas nodrizas. Tal vez por esto, en Comunidades como Castilla y León, Cantabria o País Vasco ya se han activado protocolos y medidas de compensación. Protocolos que ayudan, en parte, a cubrir los gastos veterinarios que implica mantener al ganado a salvo, si han empezado a mostrar signos de la enfermedad o incluso para casos de fallecimiento. Se explica que estas medidas “mitigan el golpe” que puede llegar a recibir un ganadero en caso de que su ganado enferme. En Galicia las ayudas se destinarán por cada vaca muerta.
En regiones como Castilla y León, la más afectada, se contabilizaron entre el 28 de agosto y el 18 de septiembre de este año, más de 8.500 cabezas afectadas. Y hay granjas que llegan a notificar hasta una pérdida del 25% de su producción. El consejero de desarrollo rural y medio ambiente de Navarra, José María Aierdi, confirmó recientemente que los casos de la “fiebre de las vacas” en esta región estaban remitiendo, en parte por la bajada de las temperaturas. En Navarra 155 granjas estarían afectadas por esta enfermedad. Granjas bovinas.
Unos 30 animales habrían fallecido y cerca de 475 animales habrían presentado síntomas. Lo que supone el 10% de este tipo de explotaciones en toda la región. Este virus afectaría sobre todo al ganado en dos ámbitos de relevancia: en el reproductivo, adelantando partos, provocando abortos o pérdida de la fertilidad de los animales, y en el ámbito productivo, con un claro descenso en la producción de leche.
En principio las recomendaciones son varias y muy claras: higiene para prevenir, rapidez en la actuación en caso de que se presenten síntomas y que no cunda el pánico. Con el frío los casos remiten pero no hay que bajar la guardia. El año que viene, con la llegada del calor, podrían volver a reactivarse. Y se trata de un virus de transmisión rápida.
