PSOE, TOLERANCIA MÁXIMA Y ENCUBRIMIENTO A TOPE

El PSOE, al más puro estilo de todos los de la “mayoría progresista”, tiene dos banderas: la lucha contra la corrupción y el feminismo. Se llenan la boca de hablar de “tolerancia cero”, pero la realidad acredita que tienen, sobre todo con los acosadores sexuales, tolerancia máxima y encubrimiento a tope.

En Julio Pedro Sánchez le dijo a Alsina que sus amigos de 40 y 50 años se sentían incómodos con el discurso feminista. Visto lo visto, conocido lo conocido, se entiende por qué lo dijo. Tenía en su entorno más cercano, además de a corruptos, a proxenetas, puteros y acosadores.

Lo grave no es que haya un acosador, lo grave es que la organización en vez de denunciarlo, lo encubra y proteja

En la sede de Presidencia curraba a su lado, cercano, Paco Salazar, a quien le gustaba subirse la bragueta en la cara de sus subordinadas, simular felaciones y pedirlas que le enseñaran el culo y el escote. Todo el personal de La Moncloa y de la sede de Ferraz sabía lo que sucedía con Salazar.

En cualquier organización puede haber un acosador y/o agresor sexual. Lo grave es que una organización en vez de denunciarle lo proteja y lo encubra. Salazar, incluso estuvo a un tris de suceder a Santos Cerdán.

Sánchez y su peña de confianza hicieron todo lo que no hay que hacer cuando hay denuncias de acoso. Por pasos: desaparecieron las denuncias internas, el denunciado ascendió en el entorno de confianza del presidente y en vez de propiciar denuncias judiciales, buscaron la solución interna de no hacer nada y ayudar al acosador.

Cuando salieron las denuncias, la ministra Pilar Alegría dijo que Salazar “es un compañero absolutamente íntegro”

Paco Salazar fue invitado a salir del PSOE, y lo hizo de manera voluntaria, pero se le garantizaron unas asesorías externas a varios ministerios. Incluso, el jueves pasado publicó Artículo 14.es una foto de la ministra portavoz Pilar Alegría almorzando con Salazar. La señora Alegría, cuando salieron las primeras denuncias contra Salazar, lanzó un “es un compañero absolutamente íntegro” vergonzante.

Ayer Pedro Sánchez decidió destituir fulminantemente a Antonio Hernández, que era la mano derecha de Paco Salazar en Presidencia. Fuentes de Presidencia me dicen que no dudan de que Hernández conocía los comportamientos de Salazar y las denuncias de dos de sus subordinadas. Y han querido deshacerse de él antes de que salga en los papeles. Porque hasta ahora el PSOE solo ha actuado cuando las cosas salían publicadas.

Las dos mujeres que denunciaron internamente a Salazar tardaron cinco meses en recibir una respuesta, que, además, no se dio hasta que el caso fue publicado por eldiario.es.

Pedro Sánchez ordenó que le hicieran llegar a las denunciantes que mejor no hablaran con los medios de comunicación

Hasta tal punto ha llegado el encubrimiento de Pedro Sánchez que ordenó que le hicieran llegar a las denunciantes que era mejor que no hablaran con los medios de comunicación.

Paco Salazar formaba parte del círculo más íntimo de Sánchez. Era el hombre de confianza del alcalde de Dos Hermanas Francisco Toscano, histórico del PSOE, y fue uno de los primeros que apoyó a Sánchez para volver a pelear la dirección del PSOE, hasta el punto de que se le conoce ya como “el quinto del Peugeot”, junto a Sánchez, José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo.

En Dos hermanas, donde Toscano fue alcalde durante 40 años, dio Sánchez su primer mitin en la campaña de las primarias que terminó ganando a Susana Díaz, a quien apoyaba el aparato del PSOE. Desde que Sánchez ganó, Salazar se acercó a tope a Iván Redondo, el hombre de máxima confianza entonces de Sánchez, su gurú particular.

Las denuncias desaparecieron del canal interno del PSOE tras el almuerzo de la ministra Alegría con el denunciado

Cuando Redondo salió de Presidencia, Salazar fue invitado a irse porque ya existían al menos dos denuncias, pero no le dejaron tirado ni le denunciaron a la Fiscalía, le nombraron presidente del Hipódromo de La Zarzuela, con sueldazo. No mucho después fue recuperado por Sánchez, que le nombró director de Análisis y Estudios del Gabinete de Presidencia del Gobierno, donde recuperó los mandos de la fontanería de La Moncloa.

Cuando Sánchez planeaba nombrar a Salazar como sustituto de Santos Cerdán en la Secretaría de Organización del PSOE, eldiario.es publicó las denuncias de las mujeres que habían sido acosadas por Salazar. De forma inmediata Salazar se fue. En silencio, sin hacer declaraciones. Pero no se fue muy lejos, porque siguiendo instrucciones del presidente, se montó un despacho de asesoría a 500 metros de la sede socialista de la calle Ferraz.

Las denunciantes presentaron sus denuncias en el canal interno del partido no de Presidencia. Pocos días después del almuerzo de Salazar con Pilar Alegría, esas denuncias desaparecieron del canal interno del PSOE.

El PSOE atribuyó la desaparición de las denuncias a “una ofuscación informática”, literal

La nueva secretaria de organización, Rebeca Torró, dijo primero que como Salazar ya no era militante del partido el expediente había decaído. Pero después rectificó y atribuyó la desaparición de las denuncias a “una ofuscación informática”, literal.

El historial del PSOE en encubrir a dirigentes relacionados con asuntos de índole sexual es abundante. Ahí estuvo el mantenimiento de Odón Elorza durante meses cuando ya se conocían los detalles de cómo protegió al violador y pornógrafo infantil Kote Cabezudo. Un socialista histórico alejado de la actual dirección me dice, apesadumbrado por lo que está viviendo su partido: “Es muy triste. Y no hace falta ser muy listo para saber que ese encubrimiento y protección dispensado a gentes como Odón Elorza o Paco Salazar es solo consecuencia de que disponen de información muy sensible de la cúpula del partido”. O sea, la omertá mafiosa.

Y el feminismo institucional, en su postureo infame. Y los socios de Gobierno, todos muy progresistas, callados y trincando

El PSOE, tan progresista y tan feminista, con la corrupción y los acosadores sexuales de sus filas, tolerancia máxima y encubrimiento a tope, a braga quitada. Eso sí, le dedican mucho tiempo a tratar de legislar incluso para que no se emplee el término “charo”, cuya definición, atinada. según mi compinche Rebeca Argudo es “denuesto dirigido a las militantes hiperventiladas del esquizofeminismo hegemónico”. Este feminismo hiperventilado pero muy progresista que no quiere que digamos charo pero que cada día suelta algún señoro, pollavieja, machirulo y en este plan.

Estos progresistas que vigilan que no digamos charo destruyeron las denuncias de dos mujeres a las que un hombre de máxima confianza del presidente del Gobierno acosó sexualmente durante meses. Y el feminismo institucional, en su postureo infame. Y los socios de Gobierno, todos muy progresistas, callados y trincando. Lo escrito, tolerancia máxima y encubrimiento a tope. Solo pido que no vuelvan a decir eso de “tolerancia cero”. O sea, que no nos tomen a todos por gilipollas. Y después, cuando lleguen las urnas, el que quiera que vuelva a votar a esta mayoría tan progresista y feminista.

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