La guerra de Donald Trump contra TikTok, la exitosa aplicación de videos cortos es uno de los episodios más destacados de su presidencia en lo que respeta a su relación con la tecnología, la privacidad y la geopolítica. Este conflicto no solo evidencia sus tensiones con China, sino que también sirve como un claro ejemplo de su enfoque autoritario, populista y muchas veces contradictorio para manejar los asuntos nacionales e internacionales.
La lucha contra TikTok, que Trump llegó a presentar como una cuestión de seguridad nacional, es un caso que demuestra cómo las decisiones del presidente no siempre están basadas en hechos o pruebas claras, sino en impulsos políticos y estratégicos para ganar apoyo.
¿TikTok una amenaza para la Seguridad Nacional de EE.UU?
En 2020, Trump comenzó a lanzar acusaciones contra TikTok, propiedad de la empresa china ByteDance, alegando que la aplicación representaba una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Según Trump, TikTok recopilaba datos privados de los usuarios estadounidenses y los entregaba al gobierno chino. Sin embargo, a pesar de la gravedad de sus acusaciones, nunca presentó pruebas concretas que respaldasen tales afirmaciones.
Por tanto, no existían pruebas de que TikTok estuviera utilizando sus algoritmos para espiar información con fines maliciosos, lo que convierte la «amenaza de seguridad nacional» en un argumento débil que fue utilizado más como un impulsor para promover su agenda política. Es más, el Consejo de Inteligencia de EE. UU. no ha logrado demostrar que TikTok fuera un riesgo inminente en términos de espionaje. Sin embargo, Trump no ha titubeado en utilizar este miedo infundado para alimentar el nacionalismo y el proteccionismo tecnológico, presentando a TikTok como un enemigo externo que debía ser derrotado.
Trump presenta la plataforma como símbolo de la influencia china
En 2024, tras su regreso a la política activa y en medio de su candidatura presidencial para las elecciones de 2025, Trump reavivó su lucha contra TikTok. Esta vez, la estrategia fue diferente, pero las críticas y la controversia que rodean sus acciones no han disminuido. Trump no solo está buscando reactivar las políticas de prohibición, sino que ha convertido a TikTok en un tema clave de su discurso político, presentando la plataforma como un símbolo de la influencia china que amenaza la soberanía digital de EE.UU.
La prohibición de TikTok bajo Trump, una vez más, se justifica con el argumento de la seguridad nacional. Sin embargo, esta vez el expresidente ha aumentado la presión sobre TikTok, llamando a la plataforma una «amenaza existencial» para el país, especialmente porque sigue siendo una de las aplicaciones más utilizadas entre los jóvenes estadounidenses.
Sin embargo, de forma sorprendente, y tras ganar Trump, las elecciones a la presidencia de los EE.UU., TikTok volvió a estar operativo, justo cuando entraba en vigor una ley que prohibía la aplicación en el país. La semana pasada, los usuarios estadounidenses que intentaron abrir TikTok se encontraron con un mensaje que decía que, debido a la nueva ley, no podían usar la aplicación «por ahora». El mensaje añadía: «Estamos agradecidos de que el presidente Trump haya dicho que trabajará con nosotros para que TikTok vuelva a funcionar una vez asuma el cargo«. Pocas horas después, el presidente estadounidense levantó el veto y Tiktok volvió a estar operativo.
Trump levanta la prohibición…¿por intereses políticos?
¿Qué mueve a Trump hacer todo esto? ¿Intereses políticos? Estoy completamente convencida. No es la primera vez que vemos que un político utiliza su cargo o su poder para hacer y deshacer a su antojo. Trump, con esos aires de superioridad y altividad, no podía ser menos. Para los millones de usuarios de TikTok en EE.UU. esta decisión es un respiro, ya que la plataforma se mantendrá disponible sin la amenaza de una posible eliminación.
En definitiva, el levantamiento de la prohibición de TikTok por parte de Trump es una decisión compleja que refleja tanto la naturaleza impredecible de su liderazgo como las tensiones continuas en la política tecnológica y geopolítica. La reversión de esa postura pone de manifiesto las dificultades inherentes a la gestión de la privacidad y la seguridad en la era digital. Todo esto lo que deja claro es que la política de Trump sobre TikTok no estuvo basada en una estrategia sólida de protección de datos, sino más bien en un juego de poder que no necesariamente considera las consecuencias a largo plazo para los ciudadanos y las relaciones internacionales.